lunes, 28 de julio de 2014

LUDOPATIA

DEFINICION
La "ludopatía", o "juego compulsivo", es reconocida como una enfermedad adictiva en la que las personas son empujadas por un abrumador e incontrolable impulso a jugar (juegos de azar: cartas, tragamonedas, bingo; videojuegos, internet).
La más extendida es la provocada por las máquinas tragamonedas, debido a su fácil acceso. El impulso persiste y progresa en intensidad y urgencia, consumiendo cada vez más tiempo, energía y recursos emocionales y materiales de que dispone el individuo.
Esta afección actúa sobre la voluntad y el raciocino del jugador, altera su percepción de la realidad y su escala de valores; invade, socava y a menudo destruye todo lo que es significativo en la vida de la persona.
Se considera que una persona es ludópata cuando su juego le lleva a tener problemas a nivel personal (deterioro de su higiene y salud física, privación del sueño), familiar (abandono de la vida familiar, conflictos matrimoniales, sentimiento de abandono a sus seres queridos), profesional (negligencia laboral) y social.
La persona piensa, vive y actúa en función del juego. Organiza su vida en torno al mismo, dejando a un lado cualquier otro tipo de actividad. Se convierte en un esclavo del juego. El jugador busca una emoción fuerte, una emoción intensa, es una búsqueda patológica. El jugador no juega para ganar, el jugador juega para jugar, para sentir la emoción de la apuesta.
La ludopatía es un problema tan grave como las drogas. Los ludópatas experimentan una necesidad de jugar como la que tiene un heroinómano de pincharse. Es una enfermedad que esclaviza.
CAUSAS, INCIDENCIA Y FACTORES DE RIESGO
La ludopatía es un fenómeno muy actual y, quizás, demasiado corriente. Se estima por ejemplo que entre un 5 y un 10% de la población española la padece. No se sabe con precisión cuántos jugadores patológicos hay en México; de acuerdo con una encuesta de consulta el 16% de los mexicanos son adictos a los juegos de azar.
En los hombres generalmente comienza en la adolescencia temprana. En las mujeres entre los 20 y los 40 años.
Los videojuegos y los juegos online en los que los niños se inician a una edad cada vez más temprana, son los principales peligros para estos jóvenes. Según un estudio hecho en España, el inicio de la adicción, es a partir de estos juegos infantiles. Un porcentaje estimado en un 3% de los menores pasa a juegos de apuestas a través de las tragamonedas.
Existen niños adictos a las tragamonedas y el vacío legal permite que los niños las usen.
En cualquier almacén o kiosco se pueden instalar este tipo de máquinas de azar, donde los niños pueden jugar tranquilamente. No hay una ley, ni decreto que lo impida. Básicamente si estas máquinas se encuentran en lugares públicos donde el acceso a ellas es totalmente libre cualquiera puede jugar.
Es una enfermedad que parece similar a otras alteraciones, como el alcoholismo y la drogadicción. Es probable que involucren problemas con la región del cerebro denominada “centro del placer” o vía dopaminergica de la gratificación. Para el ludópata el juego no es un vicio sino una necesidad, ha establecido una dependencia con el juego como otros individuos con el tabaco, el alcohol o las drogas.
Como en toda adicción la víctima es el último en darse cuenta, o mejor dicho en reconocer que tiene un problema. Se empieza como una distracción echando una moneda, sin darte cuenta. Habitualmente el jugador se inicia en una situación social determinada, sea con amigos, familiares o compañeros de trabajo.
Igualmente, es fácil que quienes a menudo entran en contacto, en los bares, con las tragamonedas, se puedan iniciar solos en la dinámica de juego, ver como otros sacan el premio, intentar distraerse si están aburridos o haciendo tiempo para hacer otras actividades, sobretodo porque no interpretan que lo que hagan sea tan peligroso.
Puede gustarte y juegas de vez en cuando. Es casi insignificante. Después juegas casi a diario y empiezas a creer que todo es ganar. La mayoría de las veces se pierde y se llega a un punto en el que cuanto más juegas más pierdes y más quieres recuperar lo perdido, pero no puedes. En este punto lo peor que se pierde no es el dinero, es la razón humana.
En un plazo de tiempo entre 2 meses y cinco años, estos jugadores que se inician en el juego pasarán a ser jugadores habituales en un porcentaje muy grande. Aún siendo pocos los premios que les hayan tocado, interpretando que no pierden mucho, o que en el bar, bingo o casino, tienen un círculo de relaciones satisfactorias, mantendrán el convencimiento de que la situación de juego no se les escapa de las manos.
Se ha encontrado que los sujetos más proclives a sufrir problemas de este tipo, son los que presentan déficit específico en sus habilidades de relación y de comunicación. Las situaciones estresantes pueden hacer que estos problemas se agraven.
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL JUGADOR COMPULSIVO
1.   No poder ni querer aceptar la realidad. De ahí el escape hacia el mundo de los sueños que representa el jugar.
2.  Inseguridad emocional. Un jugador compulsivo sólo se siente emocionalmente confortable cuando está “en acción”.
3.   Inmadurez. Un deseo de tener todas las cosas buenas de la vida sin ningún esfuerzo de su parte, parece ser el patrón común del carácter de los jugadores compulsivos. El jugador compulsivo, también parece tener una urgente necesidad interior de ser “alguien importante” y necesita sentirse todopoderoso.
El jugador juega, y a veces gana; esa posibilidad lo enlaza con un refuerzo de la conducta y lo entrama con fantasías que le hacen pensar que en algún momento sacará la lotería, o hará saltar la banca en el casino para compensar sus pérdidas. Esa circunstancia lo hace entrar en un círculo vicioso que nunca termina. 
Juega sin tener control de si mismo; no puede controlar el impulso y aunque pierda sigue apostando. Necesita jugar, no hay un límite porque no mide las consecuencias, y en ese caso, la adicción se torna dañina.
SÍNTOMAS
En la adicción a los juegos los principales síntomas son:
n  Cuando juega más tiempo del que tenía planeado.
n  Cuando se preocupa por la forma de obtener más dinero para poder volver a jugar.
n  Cuando siente la necesidad de jugar más cantidad de dinero.
n  Cuando juega con la falsa ilusión de recuperar lo que ayer perdió.
n  Cuando tiene que pedir dinero prestado para jugar.
n  Cuando tiene remordimientos después de haber jugado.
n  Cuando no puede controlarse, no puede dejar de jugar.
n  Cuando juega por olvidar sus problemas.
n  Cuando tiene problemas para dormir a causa del juego.
n  Cuando empieza a mentir a causa o como consecuencia del juego.
n  Cuando corre el peligro de perder su trabajo o una relación afectiva por culpa del juego.
La Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en su manual señala los siguientes criterios para realizar el diagnóstico de comportamiento de juego desadaptativo, persistente y recurrente, caracterizado por lo menos por cinco (o más) de los siguientes síntomas:
n  Preocupación por el juego (ej., preocupación por revivir experiencias pasadas de juego, compensar ventajas entre competidores o planificar la próxima aventura, o pensar formas de conseguir dinero con el que jugar).
n  Necesidad de jugar con cantidades crecientes de dinero para conseguir el grado de excitación deseado.
n  Fracaso repetido de los esfuerzos para controlar, interrumpir o detener el juego.
n  Inquietud o irritabilidad cuando intenta interrumpir o detener el juego.
n  El juego se utiliza como estrategia para escapar de los problemas o para aliviar la disforia (ej., sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad, depresión).
n  Después de perder dinero en el juego, se vuelve otro día para intentar recuperarlo (tratando de 'cazar' las propias pérdidas).
n  Se engaña a los miembros de la familia, terapeutas u otras personas para ocultar el grado de implicación con el juego.
n  Se comete actos ilegales, como falsificación, fraude, robo o abuso de confianza para financiar el juego.
n  Se ha arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, trabajo y oportunidades educativas o profesionales debido al juego.
n  Se confía en que los demás proporcionen dinero que alivie la desesperada situación financiera causada por el juego.
MORALIDAD
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña:
"Los juegos de azar (de cartas, etc.) o las apuestas no son en sí mismos contrarios a la justicia. No obstante, resultan moralmente inaceptables cuando privan a la persona de lo que le es necesario para atender a sus necesidades o las de los demás. La pasión del juego corre peligro de convertirse en una grave servidumbre. Apostar injustamente o hacer trampas en los juegos constituye una materia grave, a no ser que el daño infligido sea tan leve que quien lo padece no pueda razonablemente considerarlo significativo."  (CIC n. 2413)
El catecismo reconoce que los juegos no son en sí mismos contra la justicia ya que puede darse un juego entre familia o amigos en donde no hay apuestas o donde las apuestas son insignificantes y de ningún modo arriesgan el bienestar de la familia.
Pero el Catecismo enseguida aclara que es inmoral el juego cuando se ponen en peligro los recursos necesarios para el bienestar de la familia y para enfrentar los compromisos (deudas, etc.). Es muy diferente jugar el dominó en casa apostando unas monedas que participar en el juego en un casino donde se apuestan grandes cantidades de dinero.
El cristiano, debe ser consciente de que todo lo suyo le pertenece a Dios a quien debe rendir cuentas como fiel administrador. Es por tanto un agravio contra Dios jugar con dinero que debería administrarse con caridad fraterna. El juego de azar se convierte con facilidad en una adicción peligrosa. La industria de los juegos de azar, es "una industria enteramente basada en la avaricia", que deja a gente afectada a su alrededor.
El juego patológico, al igual que el resto de conductas adictivas o dependientes, es un problema con consecuencias personales, familiares y sociales muy graves. La capacidad del jugador para el desenvolvimiento normal de su vida diaria se ve gravemente afectada.
En mayor o menor grado, la desestructuración familiar está presente en el entorno de los jugadores patológicos, que se traducen en un deterioro progresivo de la convivencia, no sólo conyugal, sino también paterno-filial.
Esto puede verse agravado por problemas de índole económica que aparecen en no pocos casos. Sin olvidar que un entorno conflictivo no es el lugar más adecuado para la formación en los valores humanos y cristianos de los miembros más jóvenes de la generación.
El ámbito laboral es otro espacio social a considerar. Cuando el nivel de adicción al juego es considerable, resulta fácil encontrar excusas para distraer parte del tiempo que debería dedicarse al trabajo, o simplemente, el estado anímico del sujeto le impide desarrollar su labor de manera satisfactoria y algo puede empezar a fallar. La situación puede complicarse si se delinque, accediendo de manera ilegal a bienes económicos de la empresa, o de clientes. Aparecen los problemas legales e incluso el despido laboral.
No podemos olvidar al ama de casa. La mujer jugadora que se dedica a las tareas domésticas también tiene su ámbito laboral: el hogar. Normalmente, el ama de casa está sola, los niños en el colegio, el marido en el trabajo... ¿quién le impide entonces dar una escapadita al bingo o a las máquinas de azar? ¿o la ciberadicción a jugar en la red?
Puede que no emplee grandes sumas de dinero, pero tendrá que hacer verdaderas maravillas para tener el trabajo a punto. El deterioro de la economía doméstica, las tensiones en el seno de la familia, discusiones, etc., terminan por desestabilizar la convivencia.
Respecto al ámbito grupal-relacional, es factible que sea afectado en un sentido u otro. No es raro que el jugador pida prestado dinero. Así es que los amigos pasan a ocupar el status de acreedores, por lo que se procura evitarlos, sobre todo, si las posibilidades de devolver el préstamo son escasas o nulas.
El jugador patológico no es un jugador social. Generalmente juega siempre solo. Por otra parte, cada vez emplea más tiempo en el juego, y consecuencia de ello es un aislamiento social cada vez mayor.
En definitiva, la vida del jugador patológico pierde calidad, abarcando un amplio espectro: desde el grave deterioro de la convivencia familiar, hasta el desarraigo familiar, laboral y social, que ya supone una verdadera marginación.
El juego en sí, no es nocivo. Resulta evidente que la actividad lúdica es importante para el equilibrio emocional del ser humano: el juego infantil, en su concepción evolutiva, los juegos de pasatiempos que favorecen la interacción social.
La utilización de los juegos de azar o de apuestas en sí misma, no es inmoral. Sí lo es, el uso inadecuado de los mismos. Hay personas que se gastan en el bingo lo que necesitan en su casa. Esto es una inmoralidad. Y si lo que gastan es lo que les sobra, que lo den de limosna a personas que lo necesiten. Mientras se despilfarra el dinero muchos no tienen lo esencial para una vida digna.
El jugador que no se arrepiente se expone al juicio de Jesús. Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber" (Mateo 25,41-42)
QUÉ HACER ANTE LA LUDOPATÍA
El jugador compulsivo necesita aceptar que se encuentra en las garras de una enfermedad" progresiva y tener el deseo de recuperarse. Los especialistas aseguran que los programas de recuperación funcionarán para cualquier persona que tenga el deseo de dejar de jugar.Sin embargo, nunca serán efectivos mientras los enfermos no se enfrenten honestamente y acepten que padecen esta patología.
Es raro que el jugador pida ayuda. Por lo general, es el familiar el que pide ayuda primero y toma la iniciativa, pero a veces no alcanza ya que en el enfermo debe darse un proceso. Por lo general, no hay un reconocimiento de la conducta. Es una patología, una enfermedad crónica y siempre está la posibilidad de la recaída, por lo que cuando se inicia el tratamiento es necesario explicar esta circunstancia.
Para los especialistas lo primero que debería hacer un jugador compulsivo para dejar de jugar es requerir ayuda profesional. Hay que cambiar los pensamientos que tiene, ya que eso se refleja en sus emociones y le puede provocar un cambio de actitud.
La ludopatía rara vez tiene una sola causa o circunstancia y por tanto requiere de la intervención de especialistas de la psicología para diseñar el proceso de deshabituación.
Es frecuente que el ludópata tenga una personalidad inmadura, miedos, sentimientos de inferioridad y falta de responsabilidad así como impulsividad, por tanto la intervención consistirá en una reestructuración de la personalidad, que le permita afrontar situaciones difíciles, tolerar la frustración y aprender a fijarse límites.
Además debe intervenirse en el entorno familiar o social, como en cualquiera otra adicción. Es importante trabajar sobre las relaciones. La familia debe entender que se trata de una enfermedad y asumir la responsabilidad de acompañar y ayudar al paciente en el proceso de deshabituación.
Siempre se aconsejan los grupos de autoayuda; la tríada es siempre grupos de autoayuda, psicoterapia individual y relaciones familiares. Además las familias de jugadores patológicos pueden solicitar la prohibición de que entren a ciertos lugares de juego, como bingos y casinos.
Es muy importante la prevención. Sin ir más lejos, es importante que los hijos no oigan frecuentemente que una lotería o un juego solucionarían nuestras vidas. Deben saber desde muy pequeños que con los juegos de azar siempre se acaba perdiendo y que en todo debe actuarse con moderación.

Los videojuegos y los juegos online en los que los niños se inician a una edad cada vez más temprana, son los principales peligros, debiendo los padres ser muy cautelosos y vigilantes en esto.

3 comentarios:

  1. Se trata de un importante problema de filosofía política. Está claro que las personas tienen el deber de cuidarse a sí mismas y sus familiares, pero, ¿hasta qué punto debe el Estado cuidar a los ciudadanos del daño que puedan hacerse a sí mismos?

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  2. Ludos... Juego. Patía... Enfermedad. Una de las casas preferidas de satanás que te hace perder todo hasta la dignidad. Requiere oración y ayuno (pedir a Dios que nos libre de éste demonio) visitas al Santísimo, Rosario diario. Confesión y guía por parte de nuestro guía espiritual.

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  3. Ludos... Juego. Patía... Enfermedad.
    De las casas preferidas de satanás - casinos - donde se llega a perder todo hasta la dignidad. Requiere oración y ayuno. Rosario diario, visitas al Santísimo, confesión y guía espiritual. Pedir a Dios fuerza de voluntad para liberarnos de esa tentación.

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