Luis es un
hombre de 82 años de edad, viudo, que es traído a la consulta por uno de sus
hijos, en cuya casa vive, debido a que presentó un desmayo 24 horas atrás.
El
interrogatorio demuestra cansancio fácil desde hace 6 meses, deposiciones de
color oscuro en forma ocasional, plenitud postprandial moderada, baja de peso
no cuantificable. Al momento del examen físico esta consiente, lúcido,
orientado, responde adecuadamente a las preguntas, su índice de masa corporal
es de 22, sus signos vitales son normales así como su examen neurológico, se
encuentran conjuntivas pálidas y dolor en área epigástrica .
Es sometido
a exámenes de laboratorio, en los que se evidencia anemia intensa y sangre
oculta positiva en las heces. Se le solicita una endoscopia digestiva alta la
que demuestra una masa tumoral en el antro gástrico sin signos macroscópicos de
sangrado activo. Se toma una biopsia la misma que reporta adenocarcinoma
gástrico. Se efectúa una eco endoscopía que demuestra infiltración del tumor
hasta la unión de la muscular con la serosa, sin ganglios patológicos
aparentes.
El médico
tratante habla con los hijos de Luis, les indica los resultados de la biopsia y
les dice que el enfermo debe ser operado a la brevedad posible, pues un nuevo
sangrado sería fatal para el paciente. Los hijos piden que no se le informe del
diagnóstico al paciente porque dicen que si él sabe que tiene cáncer no lo
soportaría, y le comentan al médico que hace muchos años le había dicho a su
fallecida esposa que, si alguna vez le diagnosticaban una enfermedad incurable,
él se mataría. Están de acuerdo con la operación, pero piden al médico que le
diga a Luis que solo tiene una úlcera.
El médico se
encuentra indeciso ante esta petición, pero finalmente acepta y solicita que
sean entonces los hijos los que firmen el consentimiento informado para la
operación, cosa que ellos hacen. Luis nunca preguntó al médico sobre su
condición y cuando se le informó que tenía que operarse a la brevedad posible
asintió calladamente sin averiguar más.
Cuál sería
su opinión ética ante este caso?
EUTANASIA O TRATAMIENTO PALIATIVO. ACERCA DE DOS
CASOS RECIENTES EN HOLANDA
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Dos recientes casos clínicos acaecidos en Holanda pueden ayudar a
distinguir entre la eutanasia y cuidados paliativos, una barrera que no
siempre es fácil de establecer. En el primero de ello, la Corte Suprema de
Holanda ha rechazado la apelación de un médico generalista de Ámsterdam, el
Dr. Wilfred Van Oijen, que había sido acusado de asesinato. El doctor Van
Oijen tenía una paciente de 80 años de edad, que estaba en coma y cuyo
fallecimiento se esperaba dentro de las 48 horas siguientes. Sin ninguna otra
consulta previa, el doctor inyectó a su paciente 50 mg de alcuronium y la
paciente falleció en poco tiempo. El doctor Van Oijen defendió ante el
tribunal que lo que él hizo fue verdadero cuidado paliativo, ya que ello
contribuyó a ayudar a su paciente a morir. Sin embargo, la Corte Suprema
rechazó su argumentación, ya que la paciente estaba en coma, no sufría y
además no se contaba con su autorización para practicarle la eutanasia, por
lo que consideró que el tratamiento médico constituyó un homicidio. El
médico fue suspendido en sus funciones
por dos años y condenado a una semana de prisión.
En el otro caso, un joven médico residente fue absuelto sin cargos,
después de haber aumentado la dosis de morfina administrada a un paciente
moribundo, con graves dificultades respiratorias. Dado que el estado clínico
del paciente estaba empeorando, el médico le administró la morfina y al poco
tiempo el paciente falleció. El doctor fue arrestado. Sin embargo, la Corte
Suprema ha estimado que el fármaco utilizado pudo acortar la vida del
paciente, pero que en ningún caso el
doctor deseaba ésto, sino aliviarle los sufrimientos físicos, aumentando la
dosis del analgésico (BMJ, 20-XI-2004).
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El caso clínico de un bebé nacido con
síndrome de Down que sufre una obstrucción intestinal por una alteración
congénita y la negativa de los padres para realizar la intervención quirúrgica
en virtud de su condición mental y no por la naturaleza de la afección
digestiva es tomado como un ejemplo de presunta eutanasia pasiva y a este
respecto luego de transcribir la descripción dramática del sufrimiento del niño
que no es operado, tomado de una descripción periodística del New York Times
Magazine, el autor expresa “la doctrina afirma que puede permitirse que la
deshidratación y la infección consuman a un ser pequeño, pero que no pueda
administrársele una inyección que pondría fin a su vida sin sufrimiento parece
obviamente tan cruel que no requiere ninguna otra refutación”
Otro caso clínico se refiere a que la
“aplicación de una inyección letal de morfina a un paciente con cáncer de
último grado revela la aceptable preocupación de evitarle al moribundo una
lenta y dolorosa agonía. Suspender el tratamiento curativo y dejarlo morir, en
un proceso que puede durar días, significa contemplar su lenta y dolorosa
agonía. No cuesta encontrar fundamento moral para la primera actitud, pero sí
la para segunda”. Constituye un error muy importante hablar de la suspensión de
un tratamiento curativo (el paciente tiene un cáncer incurable) y la introducción
de la expresión “dejarlo morir... y contemplar su lenta y dolorosa agonía”,
como alternativa a una inyección letal de morfina, resulta muy efectista pero
no cierta, porque efectúa equivocadamente una comparación entre dos actitudes
opcionales (una u otra) e ignora la existencia de toda la medicina paliativa.
¿Cuál sería
su opinión ética ante estos casos?
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