lunes, 28 de julio de 2014

LA ÉTICA FILOSÓFICA

NOCION PRELIMINAR DE ETICA

La ética filosófica o filosofía moral es la parte de la filosofía que estudia la vida moral del hombre, es decir su comportamiento libre.

La ética es una disciplina filosófica, esto es, una investigación racional y sistemática que estudia su objeto propio (la vida moral) desde una perspectiva de totalidad y con el propósito de sacar a la luz sus aspectos más profundos y universales.

La ética fIlosofica se distingue del conocimiento moral espontáneo. El conocimiento moral espontáneo es parte integrante de la vida moral, es una realidad vivida, una dimensión esencial de la existencia humana. La ética filosófica es una reflexión sistemática y críticamente elaborada que no todo hombre realiza. La ética pretende esclarecer filosóficamente la esencia de la vida moral y las relaciones fundamentales en ellas implicadas, con el propósito de formular normas y criterios de juicio que puedan constituir una orientación valida para el ejercicio responsable de la libertad personal.

La ética filosófica se distingue también de la Teología moral porque esta ultima además de incluir todo lo que la razón nos enseña  acerca de la vida moral, contiene también lo que acerca de ella enseña la Fe, luz intelectual superior a la razón, fundamentada en la Revelación divina.

La ética filosófica se distingue de las ciencias positivas (psicología, sociología de la moralidad) por la perspectiva de totalidad y por el grado de profundidad que le es propio. La perspectiva de totalidad es una característica esencial de todo estudio verdaderamente filosófico.

Ética es un término muy antiguo. Procede del vocablo “ethos” que significa “carácter”, “modo de ser”. Aristóteles advierte que “ethos” se traduce por “habito” o “costumbre”.

La ética es un tratado práctico porque se refiere a las acciones humanas y a la vida moral no solo para conocerlas sino para dirigirlas.
La ética considera las acciones humanas en su relación con el modo de ser (ethos) que la persona adquiere a través de ellas.

El ámbito de la realidad estudiado por la ética esta constituido por la persona humana considerada directamente no en su ser físico psicológico, sino en el ser y en la configuración buena (virtuosa) o mala (viciosa) que se da a si misma mediante sus acciones.

OBJETO DE LA ETICA

Objeto material: los actos humanos

Objeto material de una disciplina científica es la realidad o conjunto de realidades que constituyen su objeto de estudio. Las acciones humanas son el objeto material de la ética.

Actos humanos son aquellos que el hombre es dueño de hacer y de omitir, de hacerlos de un modo o de otro. Son las acciones libres que proceden de la deliberación racional y de la voluntad, sea inmediatamente (amor, deseo) llamados actos elicitos de la voluntad o sea a través de otras potencias (hablar, trabajar, golpear) llamados actos imperados por la voluntad.

Actos del hombre son los que no son libres, bien porque falta el necesario conocimiento o voluntariedad, o porque se trata de procesos sobre los que el hombre no posee un dominio directo (desarrollo físico, circulación de la sangre, etc.)

En el acto humano el hombre tiene la conciencia de ser el mismo el autor; cuando se da un acto del hombre el sujeto humano tiene conciencia de que algo ocurre en el.

Las acciones de la persona humana son objeto material de la ética en cuanto que es libre, esto es, en tanto que presuponen la actuación de la deliberación racional y de la voluntad.

Objeto formal: la moralidad de los actos humanos

El objeto formal de un saber es el aspecto o la propiedad del objeto material que directamente le interesa.

El objeto formal de la ética es aquello según lo cual los actos humanos, considerados formalmente en cuanto tales son calificados como buenos o malos. La bondad o maldad de las acciones humanas en cuanto tales se llama moralidad. El objeto formal de la ética es la moralidad de los actos humanos.

La moralidad de las acciones humanas no se identifica formalmente con las cualidades naturales (inteligencia, habilidad) que la persona pone en juego al obrar. Las dotes naturales del hombre son moralmente ambiguas, porque pueden ser utilizadas para el bien o para el mal. Solamente mediante una decisión libre puede un hombre ser bueno o malo moralmente.

La bondad o malicia morales tampoco se confunden con la que pueden tener las acciones humanas con relación a una finalidad restringida, como es la perfección técnica en la consecución de objetivos particulares o en la realización de determinadas obras. Se trata de dos puntos de vista, el moral y el técnico formalmente diferentes.

El bien y el mal morales, es el bien y el mal que las acciones poseen en tanto que humanas, y por eso afectan  a la persona humana en cuanto tal, en su totalidad: hacen al hombre bueno o malo absolutamente y sin restricciones como persona humana.

El bien moral coincide con el bien de la persona en la medida exacta en que este bien esta en juego en la acción libre y ha de ser realizado a través de ella.

EL ESTATUTO CIENTIFICO DE LA ETICA

La ética como ciencia especulativo-practica y normativa

La moralidad de los actos humanos no es una realidad especulable, es una realidad operable y realmente efectiva solo en tanto que obrada por el hombre; es objeto fin de realización y no de contemplación. La moralidad es un objeto práctico, relativo a la acción humana.

El objeto de la ética no es únicamente comprender la moralidad de las acciones sino ayudar al hombre para que realice la moralidad en sus acciones.
La ética pretende dirigir (según Sto. Tomas de Aquino) los actos libres hacia el bien perfecto o fin ultimo de la persona, dirigir las acciones humanas desde el punto de vista del bien en sentido absoluto.

La ética filosófica es un saber práctico no solo porque es un saber acerca de las acciones sino porque es un saber directivo de las acciones. La ética formula y fundamenta filosóficamente juicios de valor y normas del comportamiento de validez absoluta con la intención de orientar el ejercicio de la libertad personal hacia el bien de la persona humana en cuanto tal.

La ética no es simplemente un saber práctico, capaz de establecer reglas de conducta. La ética es propiamente un saber normativo capaz de establecer virtudes y normas de valor absoluto en incondicionado, cuyo valor no depende de normas establecidas por otra ciencia práctica.

Las objeciones de matriz positivista a la ética normativa

Según el positivismo el saber ha de limitarse a registrar y ordenar los hechos verificables por medio de la experiencia sensible, sin que sea posible en ningún caso trascender el plano por ella determinado.  La única fuente legitima de conocimiento cierto esta constituida por lo que llamamos ciencias positivas y el único método científico es el empírico. Queda excluida la posibilidad de obtener un conocimiento cierto y sistemático de valores y normas morales vinculantes.

A)               Positivismo sociológico

Hablar de una ciencia normativa es un absurdo. La ciencia por definición conoce lo que es, no lo que debe ser. La ciencia es una aplicación metódica del espíritu humano a una parcela de la realidad dada para descubrir las leyes que gobiernan los fenómenos. La moral no puede ser otra cosa que una ciencia de las costumbres, cuya tarea consiste en describir los usos y las valoraciones morales propias de cada sociedad. De ningún modo la ética podría arrogarse la función de prescribir leyes a los hombres y a los grupos sociales.

El positivismo sociológico considera los fenómenos morales como fenómenos de origen social, que se han interiorizado a causa de la presión ejercida sobre el individuo por la sociedad. La consecuencia mas negativa del sociologismo positivista esta en el relativismo ético.

B)        El empirismo lógico-lingüístico

Dentro existen posiciones éticas diferenciadas: el hedonismo, el intuicionismo, el emotivismo, el prescriptivismo.

Elemento común inicial de esta tradición filosófica es la aceptación del principio empirista, que reduce el conocimiento humano a la experiencia sensible.

La ética debería quedar reducida (según estos autores) a una lógica del razonamiento moral, que definiría los conceptos morales, sus relaciones entre si y con los conceptos no morales, y que determinaría cual es su uso legitimo.
Los emotivistas piensan que las proposiciones éticas son no significativas, no corresponden a ningún hecho empírico, no nos dicen nada acerca del mundo y por tanto no pueden ser ni verdaderas ni falsas: manifiestan una reacción emotiva personal de aprobación o desaprobación.

El problema de la universalidad y singularidad de la verdad moral

La distancia entre el saber moral universal (ciencia ética) y las exigencias de una situación ética concreta se salva mediante la síntesis de diversos principios morales, completados con el discernimiento de las circunstancias, con la experiencia del pasado y con la previsión de las consecuencias futuras. Operar esta síntesis es la función propia de la prudencia, que dirige la acción de modo más inmediato que la ética.

La categoría de saber práctico es una categoría análoga que admite grados, siendo la prudencia el analogazo principal.

La ética filosófica es una ciencia verdaderamente práctica, tanto por su objeto como por su fin, aunque no lo sea siempre en grado máximo.

La ética estudia una realidad operable considerada formalmente en cuanto operable, es decir, estudia la acción en cuanto ha de ser dirigida por la razón desde el punto de vista del bien absoluto.

La ética se configura por tanto como un  saber intrínsecamente finalizado a la dirección racional de la acción y constituye un pinto de referencia obligado para toda decisión que aspire a ser algo más que simple arbitrio: la dirección racional del obrar presupone un saber que admite una organización y una fundamentacion crítica.

Esta organización y fundamentacion critica es posible también cunado se trata de un saber acerca de las realidades variables y contingentes como son las accione humanas.

Es posible un conocimiento científico de las acciones morales, consideradas en su tipologia universal, que no comprende su conexión con el “ethos” de cada persona singular. En cuanto actos humanos la acción y el juicio moral son intrínsecamente racionales, aunque la presencia de elementos afectivos hace que no lo sean exclusivamente.

Se desprende de ello la posibilidad de una ciencia moral propiamente dicha, como formulación crítica y sistemática, a nivel universal, elaborada sobre la base de la experiencia moral.
El grado de practicidad de la ciencia ética no es siempre el mismo. Cuando se trate de acciones que en virtud de su significado constitutivo, poseen en si mismas una connotación negativa, es decir, cuando se trate de acciones intrínsecamente malas, la ciencia moral no necesita otro complemento que la comprobación experimental de que la acción en examen pertenece verdaderamente a ese tipo moral. La ciencia moral se basta a si misma para enseñar a los hombres lo que nunca deben hacer.

Algo distinta es la situación en el caso de los deberes positivos; la ética puede enseñar lo que se debe hacer, pero es difícil que una formulación concreta y positiva de esas exigencias posea universalmente una obligatoriedad absoluta e inaplazable, prescindiendo de las circunstancias concretas. En relación con las exigencias positivas es particularmente necesario el complemento de la prudencia.
Si la ética es un saber verdaderamente practico, no lo es en grado sumo y necesita del complemento de la prudencia, de la que se distingue y con la que mantiene estrechas relaciones. Corresponde a la prudencia, habito intelectual y moral a la vez, salvar la distancia entre el principio universal  y la acción moral concreta.

La ética y la prudencia se distinguen como lo universal y lo particular. La prudencia es un juicio directivo del acto singular.

Una concepción inadecuada de las relaciones entre la prudencia y la ética es la de ciertas corrientes de pensamiento que no dejan lugar para el conocimiento moral universal, “situacionismo ético”. El saber moral se daría exclusivamente en la acción. En el obrar se obtendría cada vez la justa síntesis entre la exigencia moral universal y la singularidad de la situación, sintesis cuyo valor quedaría rigurosamente circunscrito a la situación concreta en que ha surgido.

El situacionismo ético podría ser considerado como un “intuicionismo del deber”, según el cual la persona intuye cada vez lo que ha de hacer en su situación. Las verdades  y las normas morales serian la generalización de lo intuido en las diversas situaciones concretas y no el reconocimiento de una verdad universal encarnada en lo particular. Se reconoce a la ciencia moral un cierto valor orientativo pero a la hora de la decisión debería ceder el paso a la intuición, vehiculo originario del conocimiento moral. La verdad ética es singular y solo como tal valdría absolutamente.

La experiencia enseña que muchas veces la valoración ética del problema con que nos enfrentamos surge espontánea e instantáneamente, pero no dignifica que la verdad ética sea en si intuitiva. De las verdades intuitivas no se puede dar razón. Del juicio oral siempre se puede y se debe dar razón sino seria un  juicio sin fundamento, lo que equivale a decir éticamente ilegitimo o arbitrario.

Los juicios morales concretos parecen con frecuencia intuiciones, pero estructural y esencialmente son juicios de conclusión, juicios que poseen un fundamento racional aunque el sujeto pueda no ser totalmente consciente de ello. Ese fundamento esta constituido por principios o conocimientos universales cuya formulación científica corresponde  a la ética.

En la formación del juicio o imperio prudencial concurren junto con el saber, elementos de naturaleza afectiva (hábitos morales, afectos, pasiones). Si la ciencia moral representa la rectitud y el desarrollo critico  de la razón, la prudencia presupone y representa también la rectitud de la voluntad y de los sentimientos.

El paso desde el nivel ético (universal) hasta el nivel prudencial (singular) no se produce automáticamente, ni puede ser concebido como una operación puramente lógico-deductiva. La importancia del elemento afectivo no reside solo en que para aplicar el saber es necesario querer hacerlo. Es necesario ver claro en la situación singular lo que resultaba claro en la consideración universal y para ello se precisan un conjunto de condiciones que San Agustín llamaba “ordo amoris”. Aristóteles alude algo similar cuando explica el nombre de la templanza como la salvaguarda de la prudencia.

Sin templanza no hay prudencia, porque en esta ultima es por excelencia el lugar donde se entrecruzan el “ethos” y el “logos”, el modo de ser moral y el saber racional.


RELACION DE LA ETICA CON OTRAS CIENCIAS

Ética y Biología

Si bien el hombre se determina por su estructura biológica, su conducta no es meramente instintiva, natural. El hombre a diferencia de los animales, tiene la capacidad de pensar y reflexionar antes de actuar, de modificar su conducta y adecuarla a las nuevas circunstancias, de crear nuevas normas morales y romper con otras.

Reducir la moral a un puro comportamiento animal es absurdo. El acto moral presupone la conciencia del mismo acto moral y sus repercusiones, así como la libertad de acción o libre albedrío, libertad de la que carecen los animales no racionales.

La ética no puede hacer caso omiso de las investigaciones biológicas. La ética se retroalimenta con los resultados de esta ciencia, estrechando su relación. La ética no puede abstraerse de las investigaciones biológicas, porque el trabajo de la biología tiene repercusiones morales.

El avance en el campo de la ingeniería genética es vertiginoso: fecundación in Vitro, bancos de esperma, descriframiento del genoma humano, manipulación genética, clonación, han provocado cambios sociales, de comportamiento, de actitud. Estos cambios han originado que el Derecho y la religión intervengan. Ha aparecido una nueva ciencia: la bioética

El avance de la biología contemporánea está obligando a establecer pautas normativas que determinen hasta dónde resulta legítimo aplicar los desarrollos alcanzados a los seres humanos.

La ética en la biología es muy importante ya que esta permite a la gente relacionada con el campo mantener un respeto constante a la vida. Es de vital importancia que la gente con capacidad de alterar de alguna u otra manera cualquier tipo de organismo vivo, plantas, animales, etc.,  tengan conciencia de sus actos y no perjudiquen a la vida en investigaciones o estudios de ninguna manera. 

La revolución biológica dinamiza todas las esferas del conocimiento. Biología y ética, ética y biología forman un binomio inseparable, ambas se retroalimentan, son autónomas pero guían su acción con los resultados de la otra.

Ética y Psicología

Aunque el comportamiento moral corresponda a la necesidad social de regular las relaciones de los individuos en cierta dirección, la actividad moral es siempre vivida íntimamente por el individuo, en un proceso subjetivo a cuyo esclarecimiento contribuye la psicología.

La psicología viene en la ayuda de la ética al poner de relieve las leyes que rigen las motivaciones internas de la conducta del individuo, la estructura de su carácter y de su personalidad. Asimismo, ayuda al examinar los actos voluntarios, la formación de hábitos, la génesis de la conciencia moral y de los juicios morales.

La Psicología hace una importante contribución a la Ética al esclarecer las condiciones internas, subjetivas, del acto moral.
La Ética no solo se retroalimenta de las investigaciones psicológicas, sino también de su quehacer científico que genera cambios sociales, de comportamiento, de actitud y nuevos actos morales.

Así como la Ética se apoya en la Psicología así esta se orienta por aquella. Cuando en el campo psicológico se sobrestima el aspecto subjetivo de la conducta humana, esto es el papel de los factores psíquicos y se relegan al olvido el aspecto objetivo y social del comportamiento humano, hasta el punto de hacer del primero la clave en la explicación de la conducta moral, se cae en el psicologismo ético. Es decir, en la tendencia a reducir la moral a lo psíquico y a considerar la Ética como un simple capítulo de la Psicología.

La relación entre Ética y Psicología es tan estrecha que ambas se retroalimentan en sus investigaciones.

Ética y Sociología

La Sociología y la Antropología Social estudian el comportamiento del hombre como ser social, en el marco de relaciones dadas. Estudian las estructuras en que se integran esas relaciones, así como las formas de organización y de relación de los individuos concretos en el seno de ellas.

Los individuos nacen en una sociedad dada en la que rige una moral efectiva que no es la invención de cada individuo en particular y que cada uno encuentra como un hecho objetivo, social. Esa moral responde a necesidades y exigencias de la vida social. En virtud de esta relación entre moral y sociedad, la ética no puede prescindir del conocimiento objetivo de las estructuras sociales y especialmente de la sociología como ciencia de la sociedad.

Por más importante que sea el conocimiento de los factores sociales del comportamiento moral, este no se reduce a una mera expresión de ellos. Aunque los actos morales individuales se hallen condicionados socialmente, no se reducen a su forma social, colectiva e impersonal. Para que pueda hablarse de comportamiento moral de un individuo es preciso que los factores sociales que influyen en él y lo condicionan, sean vividos personalmente, pasen por su consciencia ya que solo así podemos hacerle responsable de su decisión y de su acción. El estudio de la conducta moral y los factores sociales determinantes llevan a la ética y a la sociología a relacionarse.

Ética y Economía

Marx y Engels planteaban en La ideología alemana: el hombre se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida. El ser humano, antes de hacer religión, arte o alguna otra cosa tiene que preocuparse por su alimentación, vestido, vivienda y otros bienes materiales. Cualquier sociedad está condenada a desaparecer si no produce sus bienes materiales. Esto quiere decir que la producción de los bienes materiales es la base de la vida y del desarrollo de cualquier sociedad.

Para que los individuos puedan producir requieren de los objetos del trabajo (aquellos sobre los que recaerá su actividad productiva). Estos se encuentran en la naturaleza. Posteriormente, para adaptar estos objetos para sus necesidades requieren de instrumentos de trabajo que en la terminología marxista se denominan “medios de producción”.

Una vez que cuentan con los medios de producción y con los objetos del trabajo, los individuos se vinculan entre sí para producir, es decir establecen relaciones de producción. Estas relaciones dependerán de la posición que estos sujetos guarden dentro del proceso de producción. En este sentido, la historia del desarrollo de la sociedad humana conoce cinco tipos de relaciones de producción fundamentales: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo, socialismo. Es en las relaciones de producción donde la economía y la ética se relacionan. Los individuos al entrar en contacto en el proceso productivo se relacionan socialmente de acuerdo a las formas de propiedad de los medios de producción, la posición que guarda cada individuo en el proceso y las formas de redistribución de los bienes materiales distribuidos. Estas características establecen el rol social de cada individuo y también su mentalidad.

Los actos económicos no son neutros, tienen una connotación y repercusión moral. El monopolio de la riqueza por unos pocos a expensas del trabajo y pobreza de muchos, el salario mínimo, los accidentes de trabajo por falta de seguridad mínima, las altas tasas de mortalidad de los obreros, la existencia de millones de seres humanos en la pobreza más indignante mientras otros dilapidan su riqueza, no pueden dejar de tener una repercusión moral y, por lo tanto, no puede ser ignorado por la ética. Esta no puede ni debe dejar de lado los problemas morales que la vida económica genera y plantea a cada momento. Economía y ética se relacionan, no son ciencias aisladas.

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