El pecado es algo más
que una acción éticamente negativa. A la luz de la llamada divina a la
santidad, el pecado se configura como la respuesta negativa del hombre a esa
llamada del Señor.
Teniendo presente
que Dios ofrece continuamente al hombre el don de la adopción filial en Cristo,
el pecado aparece como resistencia humana a la gracia y a la acción salvífica
del Espíritu.
EL PECADO Y LA CONVERSIÓN EN LA SAGRADA ESCRITURA
El pecado es una
oposición y una rebelión del hombre frente al amor paterno de Dios. Es el no
del hijo humano al Padre divino, es mysterium iniquitatis sin el
cual la historia de la salvación no habría sido la que es.
Solo en el contexto
de la fe puede entenderse plenamente la naturaleza del pecado.
Antiguo
Testamento
La noción de pecado
es comprensible a partir del libre y gratuito designio salvifico de Dios. El
hombre ha sido constituido inicialmente en un estado de justicia y amistad
divinas, del que los primeros padres se han autoexcluido por el primer pecado.
Después de la
primera desobediencia, el pecado se enquista en el corazón del hombre como una
potencia expansiva y destructora. “Le peso a Yahvé haber hecho al hombre en la Tierra , y se indigno en su
corazón” (Gen 6,5-6)
El Señor no
renuncio a su designio salvifico y eligió el pueblo de Israel para realizarlo. La Alianza se convierte en el
nuevo marco de la fidelidad y de la infidelidad humana. El pecado no es la
oposición a una norma sino al mismo Dios. Con el pecado el hombre rechaza el
amor que le ha ofrecido su Creador.
Evangelios
sinópticos
La predicación de
Cristo pone en evidencia la naturaleza interior del pecado. El pecado comporta
el alejamiento de Dios y el deseo de encontrar la propia felicidad en otro
lugar, aunque conduzca a la más terrible desventura (Lc 15, 11-32).
El Señor no rechaza
la cercanía de los pecadores, ha venido para llamarlos, acogerlos con
misericordia y perdonarlos (Mc 2, 5-17; Lc 15, 11-32).
Jesús habla de una
diversidad de pecados: hipocresía, vanagloria, injusticia, homicidio,
adulterio, codicia, soberbia (Mt 23, 1-36). A la vez recuerda que el pecado no
es la mera acción exterior sino la perversa actitud interior de la voluntad que
es de donde emana (Mt 15, 18-19).
Corpus
Paulinum
En los escritos
paulinos abundan las enseñanzas sobre el pecado, inscritas en la perspectiva
salvifica de Cristo Redentor. La universalidad del pecado tiene su origen en la
desobediencia de Adán: “Por un solo hombre entro el pecado en el mundo y por el
pecado la muerte” (Rom 5, 12).
El pecado y la
muerte son el destino del hombre separado de Cristo. Jesús venció el pecado con
la Cruz (Rom 8,
2-4). De ese modo tuvo inicio la nueva vida de los cristianos injertados en la
resurrección de Cristo (Rom 6, 8-14).
A través del
Bautismo el hombre muere con Cristo al pecado y resucita a la nueva vida como
“criatura nueva” (Rom 6, 3-7). La nueva criatura no esta plenamente libre del fomes
pecati (Rom 7, 7-25), mientras se encuentra en el mundo, estará en peligro
de alejarse de nuevo de Dios.
Según Pablo, la
realidad mas profunda del pecado consiste en el alejamiento de Cristo para
seguir las obras de la carne (Rom 8,7). Quien peca vuelve a crucificar al Señor
(Hb 6,6)
Escritos joanicos
Existe un pecado
por antonomasia: el rechazo de acoger a Cristo como luz, como verdad (Jn 1,
10-11; 1Jn 2, 22-23)
Jesús es el buen
pastor que ofrece la vida por las ovejas, que acoge los pecadores y los
perdona, pero les pide que no pequen más, que rechacen las obras malvadas, que
caminen en la verdad (Jn 3, 17-21).
La remisión
de los pecados
EL DESARROLLO DE
LA DOCTRINA ECLESIAL
SOBRE EL PECADO
Los Padres
El sacramento de la
penitencia testifica el conocimiento que la Iglesia ha tenido siempre del pecado como
enemistad con Dios y ruptura con la comunidad eclesial
San Agustín desarrolla la doctrina del pecado como aversio a deo
(separación de Dios) y conversio ad creaturas (tendencia desordenada
hacia los bienes terrenos). El hombre esta ordenado al Bien absoluto; cuando
busca la satisfacción en los bienes finitos contra la voluntad de Dios,
contraria la ley divina y se separa de Dios.
El Concilio
de Trento
Reelaboro las
enseñanzas sobre el pecado, como respuesta a la doctrina protestante. Expone la
doctrina sobre el pecado original. No solo la falta de fe, sino todo pecado
mortal priva de la gracia de Cristo; es necesario mantener la distinción entre
pecado mortal y venial; el pecado no destruye totalmente la libertad humana.
A propósito del
sacramento de la penitencia, se pronuncia sobre la necesidad de confesar todos
y cada uno de los pecados mortales.
El Concilio
Vaticano II
El pecado existe en
el mundo desde el principio de la historia; el hombre es proclive al mal. El
Concilio afirma que el pecado se yergue siempre contra Dios; el pecador
infringe el debido orden hacia si mismo, hacia los otros hombres y hacia todas
las cosas creadas.
La última palabra
del Concilio sobre el pecado es el anuncio de la reconciliación que se cumple
en Jesús, que vino para liberar y fortalecer al hombre, renovándolo
interiormente (Jn 12, 31).
El hombre ha de
esforzarse en la contienda contra el pecado, ya que toda vida humana aparece
como una lucha entre el bien y el mal.
ESENCIA DEL
PECADO
Definición
Definición
agustiniana: “acto, palabra o deseo contrario a la ley eterna de Dios (primera
y suprema regla moral)”.
El pecado es un
acto humano, libre, realizado con advertencia y consentimiento, contrario a la
ley de Dios; supone una rebelión contra la voluntad divina. Es un acto
contrario a las virtudes éticas que rompe la comunión del hombre con Dios en
Cristo e impide llegar a la plenitud definitiva de la filiación divina.
“Aversio a
Deo” y “conversio ad creaturas”
A partir de San
Agustín es tradicional distinguir dos elementos en el pecado, uno formal y otro
casi material.
El elemento que
formalmente constituye el pecado como tal es la aversio a Deo. El
elemento casi material es la conversio ad creaturas.
Aversio significa separación, alejamiento. El pecador desea el bien parcial
que le puede ofrecer una criatura y para poseerlo se aleja de Dios que es el
Bien infinito.
En la base de todo
pecado se evidencia el amor propio y la desconfianza en las relaciones con
Dios; el hombre busca la propia satisfacción.
Único mal
verdadero en sentido absoluto
El pecado priva al
hombre del bien infinito. El pecado es el único mal en sentido absoluto.
A los ojos de la
fe, ningún mal es más grave que el pecado y nada tiene peores consecuencias
para los pecadores mismos, para la
Iglesia y para el mundo entero.
El pecado no es un
mal entre otros, es el único que lo es de modo total y absoluto, si se entiende
que es el único obstáculo real para llegar al bien absoluto.
El pecado es
siempre alejamiento de Dios
Los actos opuestos
a las virtudes son objetivamente incompatibles con la tendencia de la voluntad
hacia Dios; realizar uno de esos actos es separarse voluntariamente de Dios.
El pecado es real
oposición y resistencia a la gracia del Espíritu Santo.
DIVISIÓN DE LOS
PECADOS
Pecado mortal
y pecado venial
El pecado mortal es
del todo incompatible con la gracia y la caridad, e implica la separación de
Dios; el venial no es incompatible con la caridad, aunque la debilite.
El pecado mortal
hace perder la vida divina en el alma, el venial solo la menoscaba y hace
difícil el ejercicio de las virtudes infusas. El pecado mortal cierra la entrada
en el Reino de los Cielos.
El pecado mortal es
el acto mediante el cual el hombre con libertad y conocimiento rechaza a Dios,
su ley, la alianza de amor que Dios le propone prefiriendo volverse a si mismo,
a alguna realidad creada y finita, a algo contrario a la voluntad divina.
Para que un pecado
sea grave se requiere: materia grave, advertencia plena y perfecto
consentimiento.
Pecados
internos y pecados externos
Externos: son los que se cometen
con una acción que puede ser observada desde el exterior (robo, adulterio, etc.).
Internos: permanecen en el
interior del hombre, en el pensamiento, en la voluntad o en los sentidos
internos sin expresarse en acciones externas.
Tipos de
pecados internos
- Pensamiento
consentido: un querer pensar o imaginar un determinado acto inmoral en su
formalidad de malicia.
- Deseo: deseo
interior y genérico en el cual la persona se complace
- Satisfacción por
el acto realizado: gozar de algo realizado en el pasado sin asumir la decisión
de hacerlo de nuevo (el pecado reside en la complacencia originada por el mal
deseo)
Otras
divisiones de los pecados
- Original: el que cometieron
nuestros primeros padres y que se trasmite por generación a todos los hombres.
- Actual: el cometido por el
mismo sujeto y del cual es plenamente responsable.
- Formal: voluntaria trasgresión
de la ley divina
- Material: acto objetivamente
desordenado en el cual falta la debida voluntariedad, por ignorancia
invencible, por violencia externa o por falta de uso de razón.
- Acto pecaminoso
y estado de pecado: Acto de la voluntad que elige
contra el bien humano y la ley moral. Produce en la persona un estado que es el
desorden dejado en el pecador, y en el pecado mortal la privación de la gracia.
- De ignorancia,
de fragilidad y de malicia: factor interno que induce a pecar. La ignorancia y
la fragilidad disminuyen la voluntariedad y por ende la culpa. Los pecados de
malicia nacen de la mala voluntad.
- Carnales y
espirituales: según tienda desordenadamente a un bien sensible (lujuria) o espiritual
(soberbia). Los segundos son mas graves.
- De comisión: realización de un acto voluntario desordenado que se traduce en una
acción.
- De omisión: acto voluntario
traducido en omitir algo debido.
Distinción específica
y numérica de los pecados
Son específicamente
distintos los pecados cometidos contra virtudes o preceptos diversos.
La distinción
numérica indica la cantidad de pecados de un mismo tipo que han sido cometidos.
Ambas distinciones
son importantes pues en el sacramento de la penitencia es necesario
arrepentirse y manifestar los pecados en su especie y numero.
Causa remota
y causa próxima
Causa remota: es la
defectibilidad natural del hombre y el desorden moral que producen los pecados.
Causa próxima: es
la malicia de la propia voluntad. No explica cada pecado singular.
“La raíz del pecado
esta en el corazón del hombre, en su libre voluntad”.
Los pecados y
los vicios naturales
Vicios son los
hábitos operativos moralmente malos, opuestos a las virtudes. Constituyen un
poderoso obstáculo para que el hombre consiga individuar, desear y realizar una
conducta congruente con el seguimiento de Cristo. Son el origen de ulteriores
pecados.
Vicios: vanagloria,
avaricia, lujuria y gula, acidia, envidia. Ira.
La tentación
Incitación al mal
moral, que se propone bajo la apariencia de bien para engañar a la voluntad.
Tipos de tentación:
- el mundo:
pervertido por el pecado
- el demonio:
incita al hombre a ofender a Dios
- la carne: o
concupiscencia
Principios
morales
No puede ser
vencida únicamente con las propias fuerzas; el hombre debe ser fiel al Señor. Con
ayuda de la gracia se puede vencer la tentación.
Luchar con
prontitud, una actitud remisa favorece que cobren mas fuerza. Sentir la
tentación no es pecado, lo es el consentir. No es lícito ponerse
voluntariamente en la tentación.
Ocasión de
pecado
Circunstancias
exteriores que se presentan más o menos voluntariamente y suponen una tentación
al pecado.
Pueden ser:
- próxima o remota
- absoluta o relativa
- continua o discontinua
- libre
- grave o leve
El mismo deber de
evitar el pecado lleva al deber evitar la ocasión de pecado.
Efectos del
pecado
- Perdida de la
amistad con Dios.
- Oposición consigo
mismo
- Consecuencias
negativas en la comunidad eclesial y civil
Realización de un
acto humano que de algún modo facilita a otro a cumplir una acción inmoral de
la que este continúa siendo el autor principal.
La cooperación al
pecado ajeno puede ser querida directamente y esto implica la aprobación de la
acción inmoral (cooperación formal al mal). Puede ser tolerada o sufrida sin
que ellos suponga la aprobación de su comportamiento (cooperación material al
mal).
La cooperación material al mal puede ser inmediata o directa
o bien mediata o indirecta, y próxima o remota.
Principios
morales sobre la cooperación al mal
La cooperación
formal al mal es siempre ilícita. La cooperación material al mal es también
moralmente ilícita.
Hay algunas
circunstancias que pueden hacer lícita la cooperación material al mal (cuando
existe realmente la necesidad de realizar la acción pues no existe otra
posibilidad de conseguir un bien necesario o evitar un mal oneroso).
Cuando la
cooperación al mal es licita, es necesario tomar precauciones para evitar el
peligro de pecado.
CONVERSIÓN AL
PECADO
La
misericordia de Dios
El mysterium
pietatis es más grande que el mysterium iniquitatis.
Ningún pecado puede
extinguir la misericordia divina. El perdón del pecado revela con exactitud el
amor del Padre, por medio del sacrificio del Hijo y el don del Espíritu Santo.
El proceso de la
conversión y de la penitencia fue descrito maravillosamente por Jesús en la
parábola del “hijo prodigo”, cuyo centro es el padre misericordioso (Lc 15,
11-24).
La “metánoia”
Al cristiano se le
pide una actitud penitente: reconocer el propio pecado, reconocerse pecador. Metánoia
significa: arrepentimiento y dolor del pecado cometido, conversión de la mente
y transformación de la manera de pensar que lleva a confiar en Dios y a la
firme decisión de cumplir su voluntad, respuesta positiva a la gracia divina,
esfuerzo por adoptar una actitud moral nueva, en relación a Dios y al prójimo
Los
sacramentos del perdón
La reconciliación
con Dios es posible solamente en Cristo y mediante Cristo. La reconciliación se realiza a través de la Iglesia , sacramento
universal de salvación.
Jesucristo para perpetuar en el tiempo la acción
salvifica instituyo los sacramentos, que justifican y transforman a la persona.
La moral cristiana es una moral sacramental.
Conversión,
vida moral y lucha ascética
La conversión
comporta una radical reorientación de toda la vida, retorno a Dios con todo el
corazón, ruptura con el pecado y aversión a las malas acciones cometidas.
Requiere el deseo y
la resolución de cambiar de vida, contando con la misericordia de Dios y la
ayuda de su gracia.
La conversión exige
una actitud nueva en Cristo por medio del Espíritu: comportarse como El se
comporto, morir al pecado y caminar en novedad de vida.
El camino hacia la
unión con el Señor no es fácil, sin embargo con la ayuda de la gracia la
llamada a la santidad es ya en este mundo algo concretamente actuable.
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