martes, 29 de julio de 2014

LA MASTURBACIÓN

Aportación de las ciencias humanas


1.      Historia de las ideas

Tanto en la antigüedad como en la edad media se habla poco de la masturbación como problema sicológico o moral. Es en la época moderna cuando el problema salta a la luz pública.

            Y es de personas ajenas y aún hostiles a la Iglesia de donde proviene la campaña levantada sobre los “peligros y calamidades que causa la masturbación”: Tissot, Rousseau (“El Emilio”), Voltaire (Diccionario filosófico), todos ellos del siglo XVIII. Freud, (Tres ensayos sobre sexualidad) en el siglo XIX considera “normal” el autoerotismo infantil y la masturbación puberal, como continuación de la anterior; es sin embargo quien dice que puede llevar a la neurosis y que comporta además efectos nocivos intrínsecos: daño orgánico, debilidad de carácter (por la facilidad en practicarlo), idealización falaz del objeto sexual por el juego de fantasías desligadas de la realidad y puede causar “infantilismo” propio de la fijación autoerótica y narcisista.
            Este juicio persiste e influye en autores posteriores pero se va cambiando progresivamente con juicios más matizados. En el siglo XX se quita importancia médica al problema. Más bien se le ve como síntoma y secuela de otros problemas psíquicos.

2.      Estadísticas

Coinciden las estadísticas en concluir que alrededor de un 90% de los hombres han tenido alguna experiencia de masturbación. En la mujer el porcentaje es mucho menor (50 o 60%).
La edad en que es más agudo el problema, oscila entre los 13 y 17 años. Pueden discutirse las encuestas, pero sí puede afirmarse que es un fenómeno frecuente en la adolescencia.

3.      Noción

Como definición provisional adelantamos ésta: “autoestimulación de los órganos genitales con el fin de obtener la satisfacción sexual orgásmica”. El acto externo está muy frecuentemente acompañado de fantasías sexuales.
            Es importante distinguir la “tendencia” masturbatoria del “acto” masturbatorio. Puede darse la tendencia persistente sin que el sujeto pase al acto.
            El acto puede ser “ocasional” (aislado), “habitual” (repetición en períodos cortos y frecuentes: mensual, quincenal, semanal..) y “compulsivo” (sobreviene sorpresivamente, en forma vertiginosa; va acompañado de angustia).

4.      Contenido

Fenómeno más complejo de lo que parece. Tiene tres componentes:
-          la fantasía imaginativa (el más importante)
-          la descarga de tensión sexual acumulada, síquicamente primero y orgánica después.
-          El placer, en sí el menos importante, pero que puede convertirse en absoluto por la facilidad en provocarlo y la huella que deja reclamando la repetición.
No hay en el hombre ningún ritmo preciso en su fisiología. Son los pensamientos, ensueños, fantasías, lecturas, imágenes, etc., las que tienen el papel desencadenante. Y el clima más propicio para abandonarse en el mundo evasivo o compensatorio de la imaginación, son los fracasos, conflictos, desalientos, aburrimiento, tristeza, ocio.

5.      “Normalidad”

Se dice “ la masturbación es un fenómeno normal en los adolescentes”. Por normal se quiere decir frecuente, pero de ninguna manera que sea necesaria para el desarrollo normal de la personalidad.
La transformación fisiológica propia de la pubertad, la novedad, violencia de la pulsión y la proclividad a revertir sobre sí mismo cuando el joven encuentra extraños u hostiles a los demás, favorecen el paso de la tendencia al acto en los jóvenes.
En los adultos la masturbación debe preocupar mucho más.

6.      Causas

Ignorancia en materia sexual; viva curiosidad aumentada por informaciones incompletas; urgencia y solicitación de los medios de comunicación, erotismo público; compensación a frustraciones en el plano afectivo (familia, ambiente social, escuela..); todo rechazo externo provoca un repliegue sobre sí mismo; necesidad de evadirse de una vida sin interés ni aliciente; cultivo exagerado de la fantasía y la imaginación, ensoñación; hipersensibilidad genital adquirida en la niñez por seducción o experiencia personal; hábito, reflejos condicionados y automatismos...
Es frecuente que se instale en personas abúlicas, de escasa resistencia a la dificultad (no activas), nerviosos y sentimentales, derrotistas, tímidos y autocompasivos.

7.      Naturaleza sicológica

La masturbación tiene, en general, un carácter narcisista. Independientemente de la imagen que le acompañe, hay siempre un “repliegue sobre sí mismo” de amor y atención a sí mismo con desmedro de la apertura a los demás.
Es una huída imaginaria hacia un mundo irreal que expresa incapacidad para las relaciones generosas con los demás. Revela temor al mundo de lo real, a encarar y resolver de frente las dificultades. Exigencia de gratificación, calmante superficial. Rechazo de lo que significa esfuerzo, superación.
Casi siempre es un síntoma de otro problema más profundo (soledad, inseguridad, timidez, falta de dominio y carácter, genitalidad no centrada en la ternura, vida sin interés y cariño, sin aliciente y quehacer interesantes... En los casos de masturbación obsesiva sí es indicio de neurosis.
Es decir, la atención hay que fijarla en la persona que se masturba, y no tanto en la masturbación. El “por qué” es lo más importante y la única manera de llegar a la raíz del problema y de la solución.

8.      Nocividad

Ya no se la describe con los errores y horrores del siglo XVIII, la discusión queda abierta.
- La masturbación obsesiva, compulsiva, suele ser patológica. Aisla al sujeto de la comunicación humana. Desarrolla un complejo de culpabilidad que no depende de la religiosidad (cfr enciclopedistas, etc.). Evidentemente puede perturbar el desarrollo de la personalidad si se continua en la adultez. Pero se puede afirmar que la masturbación patológica es un síntoma de neurosis (irá pues acompañada de otros síntomas) más que causa de neurosis.
- La masturbación ordinaria ocurrida rara vez, es cierto que no causará daño alguno ni físico ni mental. Pero puede anotarse como aspecto negativo que no rara vez está mezclada con sentimientos e imaginaciones morbosas; no rara vez es el comienzo de una costumbre que se fija con facilidad, denota debilidad de carácter y entraña la culpabilidad al margen de lo religioso.

“El placer solitario es al principio un vago placer orgánico, una especie de vértigo áspero, apenas distinto de la satisfacción de un prurito específicamente localizado en los órganos sexuales. En el principio no va acompañado de alguna aspiración síquica o de alguna representación mental. Es un puro reflejo consciente.”
“Pero enseguida despierta una ensoñación muy vagamente orientada a objetos eróticos normales y después, muy frecuentemente a complicaciones imaginativas perversas”.
“En realidad, al querer precisar sobre las repercusiones de esta costumbre de ensoñación solitaria, alimentada por el gesto autoerótico, sobre el organismo instintivo, se advierte que se reducen a dos hechos principales, uno síquico y otro nervioso: el cultivo de la imaginación-perversión que alimenta el narcisismo genital y la hipersensibilidad genital. Dos conductas que, a poco que se realicen de una manera poco normal son de tal naturaleza que contrarían la evolución de la función sico-sexual” (Hesnard “Manuel de sexologie” pp. 258). “Todo esto se refuerza por la repetición, siguiendo un círculo cerrado que lleva al sujeto a una profundización más marcada en su problema, como en los toxicómanos con los cuales el placer solitario tiene más de un punto en común” (ibd. 259).

La tradición cristiana


1.      Escritura:

Gen 38, 6

“Judá dijo a Onán: cásate con la mujer de tu hermano y cumple como cuñado (Ley del levirato Dt 25, 5) con ella, procurando descendencia a tu hermano. Onán sabía que aquella descendencia no sería suya, y así si bien tuvo relaciones con su cuñada, derramaba a tierra, evitando el dar descendencia a su hermano. Pareció mal a Yavhé lo que hacía y le hizo morir también a él”.

- Dios reprueba claramente el que Onán no cumpla por egoísmo la ley del levirato. ¿Condena también directamente el pecado de Onán contra la ley natural y divina del matrimonio? No parece que puede negarse ni afirmarse.

Eco 23, 16

“Dos clases de gente multiplican los pecados, y la tercera atrae la ira: el alma ardiente como fuego encendido, no se apagará hasta consumirse; el hombre impúdico en su cuerpo carnal: no cejará hasta que fuego le abrase; para el hombre impúdico todo pan es dulce, no descansará hasta haber muerto. El hombre que su propio lecho viola y que dice para sí: ¿Quién me ve?; la oscuridad me envuelve, las paredes me encubren, nadie me ve, ¿qué he de temer?; el Altísimo no se acordará de mis pecados. Lo que teme son los ojos de los hombres; no sabe que los ojos de Dios son diez mil veces más brillantes que el sol, que observan todos los caminos de los hombres y penetran los rincones más ocultos”.

- Hay que reseñar que en el pueblo de Israel hay una idea de la sexualidad muy vinculada a la fecundidad. Por otro lado sabemos la importancia de la polución nocturna como impureza legal. Es difícil imaginar que se aceptara la masturbación.

Parece que la masturbación está comprendida en términos generales:
1Tes 4, 5  “No dominado por la pasión”; e impuro, deshonesto (1 Cor 6, 9; Ef 5, 5; Gal 5, 19). “Mejor es casarse que abrasarse” No hay pues otra alternativa (1 Cor  7, 8-9, 37).

- Claramente rechaza la Escritura, la homosexualidad, fornicación ... ¿sería plenamente consecuente esa prohibición si fuera admisible la masturbación?.
- Proclive a provocar en el futuro sexo-adicción.

2.      Historia y Doctrina de la Iglesia

Periodo Patrístico:
Es escasa la referencia de los Padres a este problema. En los textos referidos a los monjes se da excesiva importancia a la polución nocturna lo cual indica implícitamente un rechazo de la masturbación. Casiano hace clara referencia al pecado de la masturbación (Conferencias II).

Edad Media:
Los libros Penitenciales hacen frecuente mención (S. Columbano, Bigot, Reginon ..) y le asignan penitencias graves aunque distinguen el laico del clérigo y el joven del adulto. La legislación diocesana de Orleáns ( a 813) condena la masturbación como los otros pecados sexuales. El texto oficial más importante se remonta al siglo IX, Carta de León IX a S. Pedro Damián (1054) en que el Papa excluye a los masturbadores del acceso al sacerdocio. Santo Tomás de Aquino lo pone entre los vicios contra natura (2-2ae, q 154, a. 11s ibd a.1).

Edad Moderna:
Ockam, Gerson, etc., mantienen la misma postura que se seguirá por todos los autores. La única excepción es el monje cisterciense Juan Caramuel cuyas proposiciones fueron condenadas por Alejandro VII e Inocencio XI.
El S. Oficio se pronuncia sobre la cuestión de la masturbación de la esposa por estar ausente el marido (a 1904) y el caso de la masturbación para análisis de semen (a 1929) declarando su ilicitud.
Pío XII reafirma la posibilidad de la castidad en los jóvenes (parece que tiene en mente el libro tesis de Marc Oración) en el año 1952.
Con posterioridad al Concilio, han surgido algunas opiniones contrarias a la secular enseñanza de la Iglesia. La Congregación para la doctrina de la Fe sale al paso de estas opiniones en el documento “Persona Humana” (29 Diciembre 1975).
El año anterior la Congregación para la Educación Católica (11 abril 1974 Nº 63) había dado “Orientaciones sobre la educación para el celibato”.
“CON FRECUENCIA SE PONE HOY EN DUDA o se niega expresamente, la doctrina tradicional según la cual la masturbación constituye un grave desorden moral. Se dice que la sicología y la sociología demuestran que se trata de un fenómeno normal de la evolución de la sexualidad, sobre todo en los jóvenes, y que no se da falta real y grave sino en la medida en que el sujeto ceda deliberadamente a una satisfacción cerrada en sí misma; entonces sí que el acto es radicalmente contrario a la unión amorosa entre personas de sexo diferente, siendo tal unión, a juicio de algunos, el objetivo principal del uso de la facultad sexual.
TAL OPINIÓN CONTRADICE LA DOCTRINA Y LA PRACTICA PASTORAL DE LA IGLESIA CATOLICA. Sea lo que fuere a ciertos argumentos de orden biológico o filosófico de que se sirvieron a veces los teólogos, tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación ES UN ACTO INTRÍNSECA Y GRAVEMENTE DESORDENADO.
La razón principal es que el uso deliberado de la facultad sexual, fuera de las relaciones sexuales normales, contradice esencialmente a su finalidad. Sea cual fuere el motivo que lo determine. Le falta, en efecto, la relación sexual requerida por el orden moral; aquella relación que realiza el sentido íntegro de la mutua entrega y de la procreación humana en el contexto de un amor verdadero. A esta relación regular se le debe reservar toda actuación deliberada de la sexualidad.
Aunque no se puede asegurar que la Sagrada Escritura reprueba este pecado bajo una denominación particular del mismo, la tradición de la Iglesia ha entendido, con justo motivo, que está condenado en el Nuevo Testamento cuando en el se habla de “impureza”, “lascivia” o de otros vicios contrarios a castidad y la continencia (Persona Humana Nº 9).
A continuación trata del punto de vista sociológico (que sólo “constata hechos pero esto no constituye criterio moral”) y sicológico (la inmadurez de la adolescencia, el desequilibrio síquico o el hábito puede hacer que no siempre “haya falta subjetivamente; sin embargo no se puede presumir como regla general” la ausencia de responsabilidad grave). Por último da pautas para el tratamiento pastoral del problema.

Valoración Moral


Es desordenado el uso de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales, pues se contradice esencialmente la finalidad y sentido de esa facultad: la conyugalidad y la procreatividad.
Una práctica deliberada de la masturbación, es indicio de falta de dominio de sí, que se va agravando con la repetición hasta llegar al genitalismo.
Retorno a un estadio infantil indiferenciado que apenas puede favorecer la plena madurez de la persona. Consiguiente narcisismo en el matrimonio.
La experiencia placentera ahonda la fantasía perversa que con frecuencia acompaña.
Si se acepta la masturbación se destruye la fundamentación más seria de la moral sexual, ¿cómo puede fundamentarse el rechazo de la homosexualidad, fornicación, etc.?
La fácil obtención y la tendencia a la repetición engendra fácilmente el hábito y la práctica del sexo sin amor (toxicomanía y sexualidad).
Opino, finalmente, que el argumento debe encontrarse en una serie de congruencias, valores en juego, norma práctica de conducta ante el peligro común, quiebra de la fuerza de voluntad y libertad, así como la firme y constante postura de la Iglesia, que recoge la alternativa de Pablo “mejor es casarse que abrasarse”.
Es posible que en casos, sin generalizar, subjetivamente esté muy disminuida la responsabilidad por deficiencia en el acto humano (libertad, inmadurez, hábito, neurosis, pasión, obsesión ..)
DADA LA IMAGINACIÓN PERVERSA QUE ALIMENTA EL NARCISISMO GENITAL Y LA HIPERSENSIBILIDAD GENITAL Y LA PROCLIVIDAD PARA CONTRARIAR LA EVOLUCION SEXUAL EN CIRCULO CERRADO (toxicomanía) (Hesnard 258-9). NECESITAMOS UNA LEY EN PREVISIÓN DE PELIGRO COMUN.

Aspectos Pastorales

·         Importancia grande: ubicar a la persona en su entorno familiar, escolar, amistad, actividades (rendimiento, acogida, ocupación, creatividad, comunicación y sociabilidad, historia ... sentimiento y práctica religiosa, valores)
·         Liberar al sacramento de la reconciliación del tratamiento inicial y completo del problema; dejarlo para un encuentro oportuno, con otros temas,, en el trabajo de asesoría. No sicologizar en el confesionario..
·         El tratamiento en la confesión debe ser esencialmente religioso.
·         Captar la “opción fundamental” y las “actitudes” morales y religiosas en el problema; ayuda grandemente en el área de moral para un juicio global sobre la persona que pretendemos ayudar.
·         La masturbación es casi siempre un “síntoma” de otro problema (hay que ir a la raíz) y a su vez provoca otros problemas (desánimo, pesimismo, sentimiento de culpabilidad ...)
·         No hay recetas mágicas. Aceptar el humilde y tenaz empeño del tiempo y la paciencia para ir haciéndose libre, frente a los determinismos y hábitos del impulso sexual.
·         Ir controlando el mundo de la fantasía, la pasividad, el ocio. Estar empeñado en tareas que exigen actividad, esfuerzo y disciplina.
·         Ser cautos en dar juicios: sobre pérdida de libertad, responsabilidad, éxito fácil.
·         Desviar la atención obsesiva del problema. Comprometer y centrar el desafío en el compromiso por los demás, seriedad en la vida de piedad, trasparencia. “Crear” otro problema como cristiano (apostolado, ayuda en casa, esfuerzo en estudios ...). Y ayudar a triunfar en esas áreas ...
·         Siempre: animar (contra el derrotismo ) porque en el corazón del problema está la angustia, ansiedad, sentimiento de inferioridad; alentar expresando que “con ocasión de ese problema” estamos haciendo a un hombre más libre, más abierto e interesado por los demás, más cristiano (Rom 8, 28).
·         Técnicas no-directivas para que asuman como propias las soluciones.
·         No adoptar actitud de contable (calendario).
·         Cambiar los ritmos y horarios, mantener el encuentro con el sacramento de reconciliación periódicamente para tratar “el crecimiento espiritual en ese conjunto”.
·         Dios no pide la perfección inmediata sino un esfuerzo indesmayable de generosidad.
·         Sobre todo, amistad personal con Cristo, confianza filial en la Virgen.

Hacer un hombre libre y para los demás



Apéndice (Masturbación). Opiniones divergentes del Magisterio:

CURRAN (Memorando enviado a la Cong. Para la Fe)
“Mi posición es muy matizada. Los actos masturbatorios, ordinariamente, no son muy importantes y significativos. Usualmente no implica materia grave. Tales acciones son generalmente, sintomáticas de otras realidades y deben ser tratadas como tales. Sin embargo no alcanzan a dar el pleno sentido a la sexualidad humana y generalmente no se ven como íntegramente buenos y laudables.”

VIDAL M. (Moral de Actitudes)
“Para algunos teólogos, la negativa de Pío XII a la inseminación artificial homóloga dependió en gran parte de su posición a una eyaculación voluntaria como medio para obtener esperma. (AAS 41, 1949, 556; ib 48, 1956, 469; ib 50, 1958, 773 y S.O. AAS 29, 1897).
Sin embargo los moralistas actuales matizan la postura de Pío XII. Como dice Curran, los teólogos contemporáneos no se han convencido de que tal acción es mala (“Normas absolutas y moral médica” Curran).
Al declarar inmoral la obtención del semen por masturbación, el magisterio y la teología, dice Auer, a todas luces opera con un concepto de naturaleza unilateral y fisiológico que la teología moral ha demostrado entre tanto que es insostenible. La masturbación sólo constituye algo en sí malo, (intrínseco) cuando en ella se aisla el sexo de la relación yo-tú y es usado egocéntricamente. Pero en nuestro caso, el hecho externo estaría dentro de un contexto personal completamente distinto; en consecuencia también debe ser juzgado de otro modo (Etica y Medicina).
Gran parte de los moralistas actuales está de acuerdo en distinguir la masturbación propiamente moral (ipsación) de la masturbación biológica, como sucede en el caso de la inseminación artificial.
Esta valoración también es válida cuando se trata de procurar el semen para realizar el test de esterilidad” (II pg.262).

“ ... El moralista tiene que asumir estas categorías de la antropología sexual y traducirlas en lenguaje moral. La inmoralidad de la masturbación reside en comprometer la evolución armónica de la dinámica personal. La masturbación compromete la maduración progresiva de la personalidad, que es uno de los imperativos básicos del hombre en cuanto ser sexuado; al mismo tiempo compromete la armonización de los distintos valores o estratos de la personalidad (biológico, sicológico, personal, de menos a más importante; en la juventud prevalece el biológico ...) es decir compromete la integración de la persona, base de la integración interpersonal y de la integración con la trascendencia.
En esa frustración de la evolución armónica de la personalidad puede existir un más y un menos. Esta verdad cualitativa depende de varios factores; de la intensidad del acto; del número de acciones; del momento evolutivo en que se coloque dentro de la dinámica personal; del estrato humano que más comprometido quede. Traduciendo estas consideraciones en lenguaje moral, tenemos que admitir que en el pecado de masturbación existe un más y un menos; no hay una medida única y absoluta.”

De los principios anteriormente expuestos se derivan muchas aplicaciones. He aquí algunas de ellas, nada más que enumeradas. De por sí, no todo acto de masturbación compromete gravemente la evolución armónica de la personalidad, y , por tanto, no todo acto de masturbación es materia objetivamente grave. La masturbación ha de medirse moralmente ante todo por sus valores personales, de integración personal y de comunicación interpersonal. La edad evolutiva ha de ser tenida muy en cuenta en el momento de valorar la masturbación; tiene aplicación ese principio de una manera particular para la masturbación en la adolescencia ( y añade una cita al pie de página: “Recordamos que recientemente se ha expresado el magisterio eclesiástico sobre la moralidad de la masturbación a través de la Declaración de la Cong. Para la Doctrina de la Fe 29 XII 1975) (ie hace dos años) (sin comentarios) (II pp. 467).

HORTELANO. A ( “Problemas actuales de moral”)
“Muchos creen que la masturbación no puede ser grave nunca porque no implica el yo profundo ... Personalmente creemos que puede haber casos en que la masturbación puede ser suficientemente profunda, como para pensar que perjudica gravemente a la persona y casos que no” (II pp.574)
“Moral de bolsillo”
“La gran deficiencia de la masturbación es que en ella no expresamos el amor a nadie, retorciendo de esta manera el impulso básico de la sexualidad que tiende al otro. Si un joven se instala en la masturbación, en lugar de constituir esto una etapa de iniciación en el amor, como sostienen esos autores, el muchacho probablemente quedará fijo en esa actitud por el impacto que le produce. Y aún cuando después se case, va a correr el riesgo de convertir el matrimonio en una masturbación camuflada, sea porque  prefiere masturbarse a tener relaciones sexuales, sea porque aunque acepte éstas, las viva formalmente como masturbatorias.
Claro está que todo esto se aplica sólo en el caso de que nos encontremos con una verdadera actitud masturbatoria y no con casos aislados que no han llegado a zonas profundas del yo. En esa hipótesis es muchísimo menor la importancia de la masturbación.
Todo lo que hemos dicho hasta ahora se refería fundamentalmente a los jóvenes en su proceso de evolución afectiva. El caso de los adultos puede ser diferente, sobre todo si se trata de personas casadas... Más complejo es el caso de los celibatarios voluntarios o por fuerza de las circunstancias. Sobre todo estos últimos están en una situación muy especial y hace que en ellos la masturbación tenga muchos atenuantes y sea por lo mismo menos perjudicial que en otros, desde un punto de vista sicológico.
En el extremo opuesto a la teoría que ve en la masturbación algo inofensivo y hasta beneficioso para la maduración del amor, nos encontramos con la sentencia tradicional, según la cual la masturbación es intrínsecamente grave en todas las circunstancias, siempre que el sujeto sea consciente y libre. Nos da la impresión de que esta valoración es demasiado abstracta e impersonal. Se mueve en el mundo de los conceptos y no de personas concretas...la masturbación no es sólo fisiología sino sicología y ésta es muy compleja.
En la zona intermedia entre los radicales de ahora y los tradicionales de antaño, nos encontramos con una corriente de opinión que poco a poco se va abriendo paso en el campo de la antropología y la moral. La masturbación no es de por sí buena, no es un valor en cuanto tal. Perjudica al hombre en cuanto impide el movimiento de entrega heterosexual al otro, y es por lo tanto inmoral. Pero el grado de perjuicio depende de hasta donde llegue su enraizamiento en profundidad. No puede ser igual de grave en el caso por ejemplo, del muchacho que por culpa de la masturbación, se encierra en sí mismo y se hace incapaz de darse a los demás y de poner ilusión en lo que lleva entre manos: estudio, juegos, relaciones interpersonales, que en el caso del otro muchacho para quien la masturbación no pasa casi de ser un simple desahogo fisiológico que apenas si le roza la flor de la piel” (Nº 229).
(Ni una sola cita del magisterio en todo el libro 1989)

HAERING B.
Citando: “Gebsattel distingue cuatro tipos marcadamente diferentes de autoestimulación: el primero, el relajamiento puramente físico bajo presión (onanía por necesidad); el segundo, la autoestimulación  desexualizada, i.e. autoestimulación por diferentes motivos no sexuales; el tercero, práctica desexualizada, acompañada o causada por imaginaciones; el cuarto, el síndrome masturbatorio, un síntoma de una actitud.
La mayoría de los terapeutas no ven problema moral en los dos primeros tipos y muchos piensan éticamente lo mismo”

LOPEZ AZPITARTE (Praxis cristiana II)
“Una negación teórica o práctica del significado profundo del sexo constituye un desorden que debería catalogarse como grave, por atnetar contra una estructura tan fundamental del ser humano. No creo que nadie, fuera de un extremista radicalizado, ponga en duda semejante principio.
Lo que ya resulta mucho más difícil, hoy día es aceptar que la más mínima trasgresión constituya objetivamente un pecado grave. La malicia del acto radica en la renuncia a vivir los valores de la sexualidad que en cada gesto concreto se eliminan. Si una conducta aislada no llegara a herir gravemente el sentido de aquella, se debería admitir, como en otros campos de la moral, la parvedad de materia”. (II pp. 351)

LOPEZ AZPITARTE (Praxis cristiana)
“...nadie podrá decir que la masturbación, como forma aislada y solitaria, sea el mejor camino para vivir la sexualidad... Creemos en la existencia del pecado y del pecado mortal... pero no estamos tan seguros que las aplicaciones rigurosas en algunos casos concretos, ni que todos los actos concretos expresen siempre un cambio profundo de actitud (opción fundamental). En este sentido la claridad tradicional en la clasificación de los pecados queda algo difuminada...una aplicación concreta de estos principios generales la iremos realizando en los capítulos siguientes” (II pp. 351)

“...quien por haber llegado al autoconvencimiento de que es un gesto sin mayor trascendencia, elimina el intento de superar esta práctica, adopta una postura absurda y lastimosa, en la que el único perjudicado será su propia persona. No parece que entre los moralistas exista la menor duda en la objetividad de este pensamiento. ¿Significa esto que todo acto masturbatorio ha de considerarse necesariamente como pecado grave? Su aplicación a los individuos concretos requiere una mayor matización, que imposibilita un juicio único y generalizado para todos los casos y situaciones. “ (II pp. 367)
(a continuación trata del aspecto subjetivo)

“...una actitud masturbatoria debe tener también un valor diferente, de acuerdo con el significado diferente que revista. No es lo mismo cuando se realiza con una despreocupación hacia los valores profundos del sexo, cuyo ideal no trabaja por conseguir, que cuando brota espontáneamente en una época evolutiva. Siempre será una deficiencia y una laguna objetiva, pero si un acto aislado y pasajero no compromete gravemente la evolución armónica de la persona ni destruye plenamente el sentido de la sexualidad, son muchos los autores actuales que lo juzgarán con mayor benevolencia” (II pp. 369) (sin citar explícitamente, repite la frase de Vidal)

MARC ORAISON
Médico, siquiatra y sacerdote publicó su tesis doctoral: “Vie che tienne et problemes de sexualité” (prohibido por la Santa Sede).
Su tesis y principal conclusión es la siguiente: somos tan inmaduros sexualmente, nuestra libertad frente a los impulsos sexuales es tan reducida que en la práctica y como regla general, se debe presumir que los desórdenes sexuales (masturbación, homosexualidad, fornicación, adulterio) son “material y objetivmente graves” pero que los sujetos que los cometen no son “subjetivamente culpables mas que de pecados veniales” (rechazado por Pío XII AAS 44, 1952)

HAERING B. (“La gravité du peché solitaire”, Rev de Ste Anne de Beaupre)
Que “como regla práctica para discernir la culpabilidad, se puede seguir esta norma”:
- Antes de los 12 años que no se hable de pecado mortal, sino sólo de la obligación de superar este defecto. La educación basada en motivos positivos, adaptados, da mejores frutos que la amenaza del infierno. Decir “pecado mortal” es decir “infierno”.
- Que los jóvenes de toda edad que den signos de buena voluntad, tomen en serio el gran mandato del amor fraterno, recen y hagan esfuerzos proporcionados a su edad y situación, debe recibir una palabra de aliento en lo que se refiere a su falta: si son sinceros al afirmar su buena voluntad, pueden creer que no han cometido falta grave. Por consiguiente, los que demuestran una buena voluntad real y eso incluye la buena voluntad de superar esta fase de masturbación, pueden acercarse a la comunión sin confesarse antes. Basta que haga un acto de contricción incluyendo todos los pecados” .
(Para Haering el pecado grave existe cuando la persona joven o adulta decide “provocar libre y voluntariamente una masturbación” porque su decisión constituye entonces “una opción fundamental para pervertir el significado de la sexualidad” (a. 1971)

ALSTEENS A. (“La masturbation chez l’ adolescent” Brujas DDB)
“¿Se puede exigir a los adolescents, aun a título ideal, tener ya dominado su dinamismo sexual cuando su personalidad misma no está integrada? Esta perspectiva moral entrañaría que se pudiera mantener la norma objetiva del ideal adulto. Para un adulto la masturbación sería un acto objetivamente grave (aunque a veces no rañaría más que culpa venial). Sin embargo la masturbación en el adolescente hayque reconocer que está objetivamente ligada a un proceso de crecimiento sico-sexual. El acto aislado de la masturbación en el adolescente no tendría entonces gravedad objetiva puesto que es prácticamente normal en la evolución de un ser y que no es dañino al sujeto. El hábito sí constituiría objetivamente un mal grave (aunque puede ser leve por el hábito).
No es negar el ideal (al que hay que tender), sino tener en cuenta la realidad. (Como vemos esta posición se basa exclusivamente, en la práctica, en el orden y aspecto sicológico. Es el argumento. La sicología es necesaria en la moral pero no es un criterio de moralidad objetiva.
Hay además un concepto muy relativizado de lo objetivo. Si la moralidad objetiva depende del crecimiento de las personas habría que concluir que mentir a los 6 años no es un mal “objetivo” ni tampoco tener relaciones heterosexuales a los 18 o la homosexualidad en las cárceles. Si la moralidad objetiva depende de la edad, fuerzas y situación de cada uno qué dejamos para lo subjetivo? Lo objetivo es preguntar: “¿la masturbación realiza el sentido de la sexualidad sí o no?. En esa línea la masturbación parece un fallo existencial, una laguna objetiva.
DURAND GUY (“Sexualité et foi”)
“Ante Dios el fallo objetivo puede constituir un pecado. Su gravedad dependerá del grado de implicación personal en el acto. En el acto aislado, el pecado de ordinario será leve, ligero, tanto en el adolescente como en el adulto (aunque pudiera también a veces ser grave si destaca una decisión de egoísmo)
Por el contrario  el hábito mantenido constituirá de ordinario pecado grave; aunque a veces no pasará de leve, sobre todo, si el hábito es combatido o si en el fondo se trata de una mala integración de la sexualidad o de una perturbación general de la personalidad.
La discusión sobre la gravedad objetiva de la masturbación queda un poco en el terreno teórico. Nadie niega el fallo que supone la masturbación pero lo que importa es la actitud pastoral que hay que tomar” (pp. 227)

ROSSI L. DETM
(Presenta la discusión sin una clara determinación por las hipótesis)

SNOECK J.
“Proponemos la siguiente formulación: la masturbación, que como expresión apropiada de determinada fase evolutiva contribuye a la madurez afectivo-sexual, es moralmente buena, aunque imperfecta.
Hasta que punto la masturbación es benéfica para el crecimiento sano del adolescente, es una pregunta que sólo se puede responder por la ciencia del comportamiento. Y si la respuesta es unánime por la afirmativa y parece que lo es, entonces no vemos como la ética puede negar que sea un comportamiento moralmente bueno. El conjunto de datos sicológicos y fenomenológicos proporciona suficiente base sólida para suscribir la proposición formulada arriba.
Un muchacho que encamina su vida sexual con un proyecto heterosexual y se esfuerza por armonizar progresivamente su sexualidad genital y su ternura y afección amorosa es un sujeto normal que hace una cosa normal. No es un comportamiento perfecto precisamente porque se trata de una sexualidad aun no terminada. Por lo mismo es un comportamiento inadecuado para el adulto. Precisamente por ser la expresión de una fase transitoria, esta forma de masturbación está cargada de ambigüedad como lo observó el mismo Freud. Existe el riesgo de que el libidinoso sofoque lo afectivo-espiritual, el riesgo de la fijación y regresión, el riesgo del escapismo en la imaginación. Si esto sucede el gesto perdería su carácter transitorio para tornarse en una masturbación que encerraría en sí su propio sentido. Esto sí sería antinatural, perjudicial y anti-ético. Sería fácilmente el caso cuando los adultos practican la masturbación habitualmente, a no ser que sufran una anomalía seria”.

AMALLMALL L. (“Moral Fundamental”, Sao Leopoldo, Univers y Formación permanente)
“Tres consideraciones y un corolario:
1.      La actividad sexual es una ley biológica, física, ciega, instintiva. El orgasmo, cíclicamente alcanzado, es el cumplimiento de esta ley biológica. Esta ley biológica es un deber moral de la humanidad, de la especie humana. Por tanto, una exigencia de la ley natural, confirmada por la Biblia. Según Gen 1, 28 la humanidad debe procrearse.
Más la ley natural de la procreación es, para el individuo concreto, Pedro o María, apenas un derecho y no un deber. Por eso Pedro y María pueden renunciar al derecho de casarse; pueden no encontrar la pareja ideal; pueden no tener condiciones para ejercer el derecho por ser muy jóvenes o no tener dinero o estar enfermos, etc. ..Mt 19, 12.
Esta ley biológica, desencadenado el estímulo, procura alcanzar su objetivo de cualquier forma.
Por eso, el orgasmo puede ser egoísta, solipsista o puede no relacionarse con alguna persona.
Concluyamos lo siguiente: aunque el hombre pueda subordinar la ley biológica a la razón, a la ley natural, con todo en muchos casos se hace desproporcionadamente difícil. El conflicto entre la ley biológica y la ley natural excede las fuerzas de muchos, que no consiguen integrar armónicamente el instinto y la razón.
Este es el motivo por el que la Biblia no menciona la masturbación. La Iglesia sólo lo prohibe desde el s. VI (Fuchs Selec de Teol 87).
Esto nos debe hacer más cautelosos en el juicio moral de la masturbación.

2.      Se debe distinguir entre la masturbación de los adolescentes y de los adultos. Entre los adolescentes, la incidencia llega al 90% entre la población masculina. Entre la femenina es menor.
Para muchos sicólogos, se trata transitoriamente de una fase normal, que termina en el descubrimiento del otro sexo y el consiguiente matrimonio. Si fuera problema de carencia afectiva o disturbios sicológicos, tampoco se podrá hablar de pecado; la enfermedad nunca fue pecado. Una cosa es cierta: fomentar el sentimiento de culpa y de pecado, no es ayuda eficaz para evitar la masturbación.
Nunca se descubrió y probó que la confesión disminuya la masturbación; el joven que no se confiesa pasa por el mismo proceso evolutivo.
No se justifica la orientación: “Si te has masturbado, para recibir la comunión, debes primero confesarte”. Sería mejor comulgar sin confesar.

3.      Masturbación de adultos
El caso se da con personas que deben o quieren vivir como célibes. Será casi siempre un mal necesario. Masturbarse es un mal; no masturbarse puede ser un mal mayor. La lucha contra la masturbación le causa angustias y perturbaciones desproporcionadas.
En este caso, la persona debe aceptarse como formando parte de tal limitación. Todos tienen sus limitaciones...
Lo más importante será crecer en el amor al prójimo, sin la obligación de confesar la masturbación (pp. 33 año 1989)

Corolario
El sacerdote renuncia al uso del derecho del matrimonio. Si abandona el sacerdocio, queda excusado de esta renuncia.
La Iglesia no le puede negar el matrimonio, porque se trata de un derecho anterior y superior a cualquier autoridad humana.
En la situación actual, el matrimonio de un ex sacerdote es válido ante Dios y ante la conciencia, a pesar de que la Iglesia lo prohiba e impida.

4 comentarios:

  1. Amigo Luis Eduardo, me llamo Antonio y siento decirle que como estudioso de las letras y las fuentes, debería poner usted fuentes para todo lo que dice. "Existen encuestas", ¿cuáles? "Existen estudios" ¿cuáles?. La mentira no es correcta y debería ser castigada. La ciencia y la religión no deben odiarse, y últimamente el propio Papa lo opina. La ciencia y la la religión deben ser amigas, porque hay científicos con fe y eso es lo correcto. ¿Y qué dice la ciencia? No que la masturbación es solo normal, sino que es natural y necesaria, al contrario de lo que usted, sin ser médico, sin dar fuentes, sin entender más allá que de la biblia, ha dicho. Todos lo hacen, mi familia, mis amigos y amigas, mis compañeros y compañeras de trabajo, todos, hombres y mujeres (pone usted que ellas solo se masturban en un 50% o un 60%, eso no es cierto y yo sí tengo fuentes fiables, científicas, estudiosas que lo demuestran). Lo hacen en su intimidad, solos y solas, porque el cuerpo, sabio y natural, como Dios lo creó, lo necesita. Mi esposa es obstetricia y ginecóloga, una mujer que salva vida de mujeres. La fertilidad es menor si los espermatozoides aguantan demasiado tiempo en los testículos, estos se hinchan y pueden traer enfermedades. La mujer, por su parte, si no desfoga habitualmente, puede sufrir una baja de la libido, por tanto menos lubricación, por tanto dificultad de concepción. Y Dios, lo que quiere, al igual que la naturaleza y la ciencia, es que procreemos. Amigo, estudie usted antes de hablar, un libro no tiene todas las respuestas, pero 15 libros sí. Que Dios le bendiga.

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    1. Los científicos no son expertos en moral. El artículo sí contiene argumentos por los cuales la masturbación es moralmente reprobable, aunque la culpabilidad subjetiva del que lo hace sobre todo si es adolescente no es fácil de establecer. Según la doctrina de la Iglesia la sexualidad genital se puede ejercer solamente dentro del matrimonio. La sexualidad genital está al servicio del amor comprometido entre las personas y no como expresión narcisista en búsqueda de algún placer u como síntoma de otros problemas que hay que tratara para que el ser humana florezca y alcance la verdadera felicidad, según el proyecto de Dios, expresado tanto en su naturaleza racional como en la revelación.

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  2. No estoy de acuerdo. Piense sólo una cosa: si el Papa Juan Pablo II, el cual era tremendamente conservador, ya estableció en el punto 2352 in fine la disminución incuLuso anulación de la responsabilidad moral para supuestos, p.e. el hábito adquirido, ¿qué no dirá el Papa Francisco si p.e. ya se ha manifestado respecto de los homosexuales y el matrimonio de los divorciados?

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  3. Querido hermano no se trata de las enseñanzas de los Papas, sino de la Iglesia, por supuesto que hay disminución de la responsabilidad, lo que puede suceder con la conciencia errónea. Los actos formales pueden ser contrarios a la materialidad del acto, por ignorancia, pero no se adecua a la norma moral establecida, no hagamos situacionismo de los actos, que nos llevan a lo que el Papa Emerito Benedicto le denomina Dictadura del relativismo.

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