La clonación natural de muchos microorganismos, algunas plantas y algunos invertebrados es conocida.
Las preocupaciones éticas se han planteado a la
vista de la posibilidad de la clonación de mamíferos, sobre todo ante la
previsión de los usos que de tal técnica se podrían hacer sobre el ser humano.
1.
La clonación en sus diversas formas
La palabra clonación viene del
término griego “ klon” que significa “esqueje”. Consiste en la reproducción de
dos o más individuos genéticamente idénticos. Puede ser obtenida mediante dos
métodos diversos:
-
Fisión gemelar: proceso por el cual una ovocélula
fecundada, es decir, el embrión en el estadio de una célula en las primeras
fases de su desarrollo, es dividida dando origen a dos embriones iguales que se
convertirán en dos individuos idénticos.
-
Transferencia del núcleo: se priva a la ovocélula
fecundada de su núcleo, antes aún de la formación del zigoto, sustituyendo este
núcleo haploide- en el que aún no se ha dado la recombinación de los cromosomas
paterno y materno- con el núcleo diploide tomado de una célula somática de un
adulto de la misma especie. Este núcleo colocado en el ambiente del citoplasma
del óvulo fecundado sería totipotente, perdiendo las inhibiciones que sufriría
a lo largo de su diferenciación. Con ello se obtendría un individuo
perfectamente idéntico a aquel del que se ha tomado la célula somática. Se
trataría por tanto de una fecundación asexual.
Una forma más avanzada de
clonación, consiste en la posibilidad de crear copias genéticas de una persona
adulta, introduciendo el núcleo de una célula somática diferenciada de un óvulo
y logrando su ulterior desarrollo.
a)
Datos históricos
Se ha experimentado con animales y pareciera que
podría obtenerse el núcleo de células sometidas a hibernación.
En los años
60s y 70s algunos autores se han planteado la pregunta de la posibilidad de
clonar seres humanos. En 1978 David
Rorvick advertía sobre este intento con justificada alarma, lo que levantó
polémica.
En 1993
Jerry Hall y Robert Stillman hacían públicos sus experimentos realizados con 17
embriones humanos de los que se produjeron 48 nuevos embriones. Se trataba de
un proceso de escisión gemelar, logrado por medio de la separación de
blastómeros.
Se trataba de experimentos dirigidos sin el previo consentimiento del
Comité ético competente y publicados para vejar la discusión ética
Muchos se preguntaban si la técnica se puede
considerar siempre como neutra desde el punto de vista de la evaluación ética,
es decir, era posible preguntarse si “estamos autorizados moralmente a hacer
todo lo que técnicamente podemos hacer”. Independientemente del resultado
de la clonación no importa que se obtengan seres humanos malvados o santos lo
que importa es lo que estamos haciendo con el ser humano.
b)
Actualidad del problema
ético
La cuestión de la
clonación volvió a hacer de actualidad el año 1997 cuando se anunció que se había logrado la clonación de
una oveja (“Dolly”) a partir de células ya diferenciadas. Se había tomado una
célula viva de un cuerpo vivo combinando su núcleo con un óvulo no embrionario. Su solo anuncio
suscitó una larga serie de interrogantes. El acontecimiento hizo resurgir con
más fuerza los numerosos interrogantes éticos por lo que a la eventual producción de seres humanos se
refería. Las posturas éticas no han sido uniformes. Algunos sugieren que pueden
existir circunstancias especiales en que la clonación podría proporcionar
beneficios médicos. Algunos consideran que la clonación no violaría la dignidad
de la persona y abogan por una moratoria más que una prohibición, con el fin
que los legisladores ponderen los potenciales beneficios y los riesgos
implicados en la clonación humana antes de permitirla totalmente.
2.
Algunas normas positivas
Citaremos algunas
intentos de promulgar un ordenamiento legal sobre las técnicas de reproducción
que pudieran afectar a los proyectos de clonación.
a)
El Consejo de Europa.
La asamblea parlamentaria del Consejo de
Europa aprobó en 1986 la
Recomendación 1046 sobre el uso de embriones y fetos humanos
con fines diagnósticos, terapéuticos científicos e industriales. Tal documento
reconoce que los más recientes progresos en las ciencias humanas y en la
medicina han abierto notables perspectivas diagnósticas y terapéuticas. Pero la
misma Recomendación reconoce la necesidad de claras normas éticas y sociales.
Hay dos puntos que es preciso recordar:
-
“Desde el momento de la
fertilización de los óvulos, la vida humana se desarrolla con un proyecto continuo”
-
“Los embriones y los fetos humanos
deben ser tratados en todas las circunstancias con el respeto debido a la
dignidad humana”.
b)
Legislación Española
Pretendió ser
pionera en el campo de la procreación humana asistida. Se nombró una comisión
que acumuló información y promovió la reflexión necesaria para un
pronunciamiento de tanta importancia. La ley española promulgada en 1988 que
recogía los trabajos de aquella comisión dedica un capítulo a las “infracciones
y sanciones”. Califica como infracciones muy graves:
-
Crear seres humanos idénticos por
clonación y otros procedimientos.
-
La partenogénesis o estimulación
al desarrollo de un óvulo por medios térmicos físicos o químicos si que sea
fecundado por un espermatozoide
-
La selección del sexo o la
manipulación genética con fines no terapéuticos.
-
La creación de preembriones de
personas del mismo sexo con fines reproductores u otros.
Con posterioridad ha sido promulgada en
España el nuevo Código penal en 1995 que prohíbe bajo amenaza de penas severas
la creación de seres humanos idénticos por clonación.
c)
Comisión Norteamericana de
Bioética.
Pocos días
después del anuncio de la producción de la oveja Dolly. El presidente Clinton
prohibió el empleo de fondos federales en proyectos encaminados a clonar seres
humanos, y se solicitó a la
Comisión nacional de consejo sobre bioética que elaborara las
líneas directrices tanto en el campo ético como en el legal sobre la clonación
de seres humanos.
Tras consultar
una serie de expertos científicos, sociólogos, filósofos y líderes religiosos, la Comisión elaboró un
documento:
-
En este momento es moralmente
inaceptable intentar clonar un niño por medio de la trasferencia del núcleo de
células somáticas. Esta técnica no es aún segura y podría implicar riesgos
inaceptables para el feto.
-
La comisión recomienda que la
legislación prohíba el intento de crear seres humanos y sugiere que un
organismo apropiado evalué ulteriormente la tecnología disponible y la opinión
pública sobre los problemas éticos y sociales implicados.
-
Se aconseja un esfuerzo general en
el plano informativo y educativo de forma que el público pueda conocer la áreas
de genética y otros desarrollos en las ciencias biomédicas, sobre todo allí
donde afectan prácticas culturales, valores y creencias.
d)
Convenio Europeo de
Bioética
Veintiún países
integrantes del Consejo de Europa suscribieron el “Convenio para la protección
de los derechos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de
la biología y la medicina”. En 1998 fue aprobado un protocolo que expresa
rotundamente: “se prohíbe cualquier
intervención que tenga por objeto crear un ser humano genéticamente idéntico a
otro, ya sea vivo o muerto”. Este protocolo fundamenta sus prescripciones en la
necesidad de proteger la identidad del ser humano, de preservar el carácter
aleatorio de su combinación genética natural y su carácter único, así como de impedir
su instrumentalización. Sin embargo es preciso anotar que el texto no prohíbe
la clonación de células y tejidos con fines de investigación o terapéuticos que
deriven en aplicaciones médicas.
e)
Naciones Unidas
3.
Doctrina de la Iglesia
a)
La Instrucción
“Donum vitae”
Publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1987. Formula en su
primera parte alguna cuestiones sobre el respeto debido a los embriones
humanos. En la apreciación del documento, “estos procedimientos son contrarios
a la dignidad del ser humano, y al mismo tiempo lesionan el derecho de la
persona a ser concebida y nacer en el matrimonio y del matrimonio”. En este
mismo contexto se alude a algunas posibilidades de procreación humana entre las
cuales se incluye alguna forma de clonación: “deben ser considerados contrarios
a la moral en cuanto que están en contraste con la dignidad tanto de la procreación
humana como de la unión conyugal”.
b) Catecismo de la Iglesia Católica
Publicado en
1992, califica a las técnicas de fecundación artificial, tanto homólogas como
heterólogas como reprobables y gravemente deshonestas respectivamente. No se alude a la clonación de forma expresa,
pero se repite el principio fundamental
de condena de las técnicas que provocan una disociación de la paternidad por la
intervención de una persona extraña a los cónyuges.
Desde el punto de vista más fundamental y
positivo recoge el Catecismo las razones ya expresadas en aquella instrucción:
“El hijo no es un derecho sino un don. El don más excelente del matrimonio es
una persona humana”, ....”tiene derecho a ser respetado como persona desde el
momento de su concepción”.
c) Conferencias episcopales
El comité permanente de la Conferencia episcopal
japonesa publicó, el día 3 de mayo de 1997, una declaración en la que se
refiere al caso de la oveja “Dolly” para negar la licitud ética de un proceso
semejante encaminado a producir seres humanos.
-
La clonación humana es c
-
ontraria a las leyes de la
naturaleza en aquello que difiere de los principios básicos que rigen la
reproducción humana.
-
Producir un hermano o hermana por
clonación, con el fin de proporcionar a un hermano o a una hermana médula ósea,
por ejemplo, sería reducir los seres humanos a meros donantes de órgano.
-
Existe el peligro de que la
duplicación genética de seres humanos se lleve a cabo con controles poco
exigentes.
-
El mero hecho de la clonación es
por sí mismo una interferencia en la vida humana.
-
Si los científicos inician la
duplicación genética de seres humanos superiores prepararán el terreno para una
mentalidad eugenésica generalizada.
-
Producir un hermano o hermana por
clonación, con el fin de proporcionar a un hermano o a una hermana médula ósea,
por ejemplo, sería reducir a los seres humanos a meros donantes de órganos.
d)
Academia pontificia para la vida
En el mismo año
1997, en que el tema de la clonación se ha puesto de candente actualidad, la Pontificia Academia
para la vida ha publicado una nota relativamente larga y detallada sobre la
clonación, que está llamada a alcanzar un amplio eco. La reflexión se divide en
cuatro partes.
a.)
En la primera se nos ofrece una
breve noticia histórica de los procesos de clonación. En ella se recogen
algunos datos por todos conocidos y también evocados ya en esta reflexión.
Los progresos del
conocimiento y los relativos desarrollos de las técnicas en el ámbito de la
biología molecular, genética y fecundación artificial han hecho posible desde
hace tiempo la experimentación y la realización de clonaciones en el ámbito
vegetal y animal.
En lo que
respecta al reino animal, se ha tratado, desde los años treinta, de
experimentos de producción de individuos idénticos conseguidos por escisión
gemelar artificial, modalidad que impropiamente se puede definir como
clonación.
El hecho de la
clonación de la oveja Dolly parece abrir el camino para la clonación humana,
entendida como réplica de uno o más individuos somáticamente idénticos al
donante. Sobre esa posibilidad, y sin ánimo de demonizar el progreso
científico, se sitúa esta reflexión.
b.)
En la segunda parte, la Academia estudia el hecho
biológico de la clonación, como reproducción artificial sin la aportación de
los dos gametos, es decir, como reproducción asexual y agámica.
Reconoce el
documento que, aunque el resultado de tal operación lleve a una estructura
corporal muy similar a la del donante del ADN, en la especie humana, de esta
réplica corporal no se seguiría necesariamente una perfecta identidad de la
persona, entendida en su realidad tanto ontológica como psicológica.
c.)
La tercera parte de la nota se
plantea abiertamente la pregunta por el significado antropológico de esta
operación en la perspectiva de su aplicación al ser humano. Esta sección
afronta, en consecuencia, los problemas éticos relacionados con la clonación
humana:
-
Constituye una radical
manipulación de la constitutiva relacionalidad y complementariedad que está en
el origen de la procreación humana, tanto en su aspecto biológico como en el
propiamente personalista.
-
Se introduce la lógica de la
producción industrial.
-
Contra toda apariencia, la mujer
es víctima de una instrumentalización radical. Se abre la perspectiva de la
construcción de úteros artificiales.
-
En el proceso de la clonación se
pervierten las relaciones fundamentales de la persona humana: la filiación, la
consanguinidad, la parentela y la procreatividad.
-
Se remeda a la “naturaleza”, pero
desconociendo la excedencia del hombre respecto a su componente biológico.
-
Se cultiva la idea de que algunos
hombres puedan tener un dominio total sobre la existencia de los demás hasta el
punto de programar su identidad biológica.
-
Se tiende a valorar la dignidad de
la persona humana en cuanto “copia” (aunque sólo copia biológica) de otro ser,
al que se compromete la asunción de su identidad psíquica.
-
Por otra parte, la puesta en
marcha del proceso de la clonación implicaría la supresión de numerosos
embriones o fetos que, después de su creación, fueran considerados poco aptos
para su desarrollo ulterior.
-
La persona humana, y especialmente
su dimensión corporal, sería vista como objeto de experimentación.
-
Ni que decir tiene que, contra la
clonación, se levantan los mismos argumentos que se emplean para la descalificación
de la fecundación in vitro, cualquiera que sea su finalidad.
Esta segunda
parte no se limita a ofrecer argumentos en contra de la licitud de la
clonación, sino que presenta también algunas consideraciones sobre la cultura
que ha generado tales perspectivas: ciencia sin valores que lleva a buscar en
la “calidad de vida” los substitutivos del sentido de la vida y de la salvación
de la existencia.
Y, sobretodo, la
observación de que la “muerte de Dios” ha traído el resultado previsible de la
“muerte de hombre”. El olvido de la “creaturalidad” humana, lejos de exaltar su
libertad genera nuevas formas de esclavitud.
Este apartado
termina subrayando la diferencia entre la concepción de la vida humana como don
del amor y la visión del ser humano como producto industrial.
En consecuencia,
detener el proyecto de la clonación humana es un compromiso moral para todos.
d.)
La cuarta parte de la nota se
sitúa “frente a los derechos humanos y a la libertad de la investigación”.
Por lo que se
refiere al primer aspecto, se afirma que la eventual clonación humana
representaría una violación de los dos principios fundamentales en que se basan
todos los derechos humanos: el principio de la paridad entre los seres humanos
y el principio de la no discriminación.
Por lo que se
refiere al segundo aspecto, es preciso recomponer la armonía de las exigencias
de la investigación científica con los valores humanos imprescindibles. La
investigación biomédica. Aun en el marco de su libertad, ha de estar al
servicio del bien verdadero del ser humano y de la sociedad.
4.
Cuestiones éticas
A la vista del
resultado conseguido con la producción de la oveja Dolly –y de los monitos
clónicos de Oregón, obtenidos por transferencia de núcleos de células no
diferenciadas embrionarias-, y de los propósitos abiertamente manifestados por
algunos científicos, cabe preguntarse si no estaremos en vísperas de la
clonación de seres humanos-
Algunos se han pronunciado a favor de la
clonación humana, bien para conseguir la réplica de un ser querido, bien para
disponer de un potencial donante de órganos o de médula para un hermano, o bien
como medio para obtener un mayor número de embriones para poder implantar. De
esta forma se podrían aumentar las posibilidades de embarazo en el caso de
fecundación asistida de las mujeres infértiles.
Es cierto que muchos científicos se han
apresurado a adelantar que tal procedimiento no sería útil ni necesario. Pero,
aun tras esa afirmación de tipo pragmático, no pueden dejar de plantearse
algunos serios interrogantes éticos.
1.
Curiosamente, y como para seguir
el antiguo modo de razonamiento, la primera pregunta –utrum sit- que en
este terreno se ha planteado la filosofía es precisamente la que se refiere a
la posibilidad misma de que la clonación pueda llevarse a cabo en seres humanos.
La pregunta por
tal posibilidad no se refiere ni a los presupuestos éticos ni a las
orientaciones religiosas, sino a la misma posibilidad o imposibilidad real.
Digámoslo con las palabras con las que un académico nada sospechoso en este
tema se preguntaba sobre la irreductible individualidad de la persona:
Es lo que los
filósofos clásicos llamaban principio de individuación, según el cual
todos y cada uno de los seres humanos tenemos una singularidad propia que nos
define como personas, es decir, como seres únicos e intercambiables en virtud
de la propia especificidad. Esto quiere decir que, aunque todos seamos iguales
en cuanto seres humanos, somos diferentes en cuantos individuos, y si hacemos
desaparecer ese reducto íntimo y único de nuestra individualidad habremos
desaparecido como seres humanos. ¿Es posible hacer desaparecer científicamente
ese reducto íntimo de la propia personalidad, mediante la clonación de seres
humanos? He aquí la gran pregunta que la filosofía de seres humanos? He aquí la
gran pregunta que la filosofía hace a la ciencia, negándose –al menos, de
momento- a admitir semejante posibilidad.
Son muchos, en
efecto, los que se preguntan si la clonación no niega la unicidad e
individualidad de la persona. Un proceso técnico semejante constituiría una
especie de manipulación de los orígenes de la vida que llevaría a tratar a los
nuevos seres no como individuos únicos y autodeterminantes, sino más bien como
productos fungibles, manipulables a la voluntad.
Por el contrario,
tanto desde el campo de la técnica cuanto desde el pensamiento, y como ya se ha
sugerido más arriba, no faltaría quien respondiera al académico que la ciencia
no pretende ni suprimir ese reducto íntimo de la propia personalidad. Se
subraya también, por otra parte, que la identidad y unicidad de la persona
depende menos del capital genético que de las experiencias de la misma. El
afecto o el desdén que recibe, sus decisiones e inhibiciones, sus logros y
malogros van marcando las líneas y el ritmo del paso que va de la personeidad a
la personalidad. No es el genoma el que determina totalmente la identidad de la
persona, sino que el ambiente y el contexto histórico influyen de forma notable
en la expresión de los genes.
Es más, los
defensores de estas prácticas no dudan en comparar la clonación técnica con la
gemelación producida de forma natural, que en modo alguno puede ser considerada
como inmoral. Desde la otra ladera, a esta objeción responden algunos negando
la posibilidad de parangonar ambos procesos, sobre todo desde el punto de vista
de la finalidad objetiva del proceso. Mientras que la gemelación natural es un
accidente inevitable, la clonación implica la manipulación de un futuro ser
humano y la imposición de la identidad genética como resultado de una decisión
arbitraria. Así se expresa un conocido especialista en el campo de la bioética:
Es una herida
difícilmente soportable para la libertad de un individuo el saberse determinado
de modo completo por una decisión ajena, aunque solamente se refiera a los
caracteres dependientes del ADN nuclear: los trazos decisivos del aspecto
físico y, probablemente, algunos aspectos del carácter y de la reactividad
emotiva tan semejantes a los del padre genético que harían bastante difícil el
ejercicio pleno de la libertad individual. No es que el individuo clonado no
sea radicalmente libre, aun en condiciones más difíciles que los demás, pero
todo el sentido y la dirección de esta libertad estarían señalados y
fuertemente condicionados por el hecho de que ésta sólo puede ejercitarse a
partir de un aspecto, de un conjunto de capacidades y de inclinaciones decidido
de modo completo por otros hombres. Esto representaría una violación de la
dignidad humana, cuyo respeto requiere al menos que no se atente
voluntariamente (y no casualmente o por efecto de mecanismos naturales) contra
la unicidad biológica del nascituro, en consideración con la estrecha relación
que tal unicidad tiene con la percepción de la propia unicidad personal.
De todas formas,
no deja de ser importantes que una de las primeras preguntas surgidas ante la
posibilidad de tan aventurada manipulación haya sido precisamente la relativa a
la identidad metafísica de la persona.
2.
Algunos otros interrogantes se
refieren a un terreno más técnico. Por ejemplo, cabe preguntarse sobre el
eventual comportamiento de unas células a las que habría que someter a
inactividad metabólica, como se ha tenido que hacer con las de la oveja
“madre”. Es preciso tener en cuenta que algunas manipulaciones pueden dar
resultados impredecibles.
Si la clonación
de seres humanos ha de ser rechazada, y creemos que así es, ello se debe, en un
caso, a la manipulación de los embriones que están en juego y a la pérdida de
los mismos que con frecuencia supone y, en el caso de las células maduras, a la
pérdida de respeto a la dignidad y singularidad de la persona humana.
De todas formas,
y sin apartarnos de este campo, consideramos un tanto cínico un razonamiento
que se limitará a formular un juicio ético a partir de las consecuencias
técnicas, sin tener en cuenta la moralidad objetiva de la misma operación
técnica. Ha sido frecuente pronunciarse negativamente sobre la clonación de
seres humanos a partir de la hipótesis de la producción de ejércitos de hombres
criminales. Es preciso subrayar que el procedimiento no sería más aceptable si
se tratase de conseguir toda una multitud de eminentes científicos o
filántropos.
3.
A todas esta reflexiones se pueden
unir tres razones que tratan de afirmar la inviabilidad ética de la fecundación
artificial:
-
en primer lugar la inseparable
unidad entre el aspecto unitivo y el procreativo de la sexualidad humana, que
se vería quebrada por las modernas técnicas de reproducción.
-
en segundo lugar, el derecho del
nascituro a ser procreado en el seno del matrimonio.
-
por último la naturaleza del mismo
matrimonio que conlleva el derecho y la vocación del amor a trascenderse en una
procreación que podríamos llamar dialogal, en cuanto representa un lenguaje y
una colaboración con y sólo con el otro cónyuge.
4. La eventual clonación humana ha sido vinculada al más importante de los
principios ecológicos, como es el de la biodiversidad, “según el cual todo
ecosistema necesita para mantenerse estable y sano la diversidad biológica que
lo alimenta; la destrucción de cualquier factor aislado del mismo acaba
destruyendo o degradando el conjunto”.
Un mundo de seres humanos idénticos, sería un mundo de seres numerados y en
consecuencia un mundo empobrecido e inhumano.
5. Respecto a las nuevas técnicas de clonación humana “terapéutica”, desde
un punto de vista ético es preciso preguntarse si esta nueva técnica se basa en
la producción de un embrión humano que ha de ser destruido para poder realizar
los cultivos celulares de tejidos y eventualmente de órganos humanos. El
procedimiento sería ilícito para todos aquellos que consideran que con la misma
fecundación ha comenzado el proceso de la vida humana y personal, que no puede
sacrificarse para otros fines distintos a los de su propia pervivencia.
Conclusión
La cuestión de la posibilidad de la
producción de seres humanos por medio de un proceso de clonación suscita
evidentemente otros interrogantes antropológicos fundamentales, que se refieren
a la misma constitución y comprensión de la persona. ¿Qué tipo de hombre vamos
a construir por medio de técnicas como esta?, ¿tenemos derecho a diseñar a una
persona según un proyecto previo?
Según algunos pensadores como Hans Jonas, la
clonación es el método más despótico y al mismo tiempo la forma más esclavista
de manipulación genética.
Otros han observado que entre otras
consecuencias traería la disminución del aprecio hacia la diversidad de las
personas y la mengua de atención hacia los individuos ya existentes de los que
se hicieran las copias.
En consecuencia, parece razonable solicitar
a los científicos una consideración que generalmente no les resulta ajena: la
técnica necesita siempre una palabra y una guía ética. No todo lo que se puede
técnicamente hacer, se debe intentar. Es preciso considerar el ser humano como
un fin en sí mismo y no como medio para la obtención de otros productos.
La sociedad ha de adquirir la conciencia de
que el deseo de un hijo no justifica obtenerlo por cualquier procedimiento. Es
preciso pensar en el derecho del hijo a ser concebido en y por medio de un
encuentro amoroso de un hombre y una mujer, que se han entregado mutuamente en
libertad, dentro de un proyecto de unicidad, definitividad y fecundidad.
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