Todos los hombres
juzgan al actuar, si lo que hacen esta bien o mal. Este conocimiento
intelectual de nuestros propios actos es la conciencia.
Se puede decir que
es la misma inteligencia cuando juzga la moralidad de una acción.
La base de ese
juicio son los principios morales innatos a la naturaleza humana.
NATURALEZA DE LA CONCIENCIA
En Moral, la
conciencia es la misma inteligencia que hace un juicio práctico sobre la bondad
o maldad de un acto.
a)
Juicio: por la conciencia juzgamos
acerca de la moralidad de nuestros actos
b)
Practico: aplica en la practica lo
que la ley dice
c)
Sobre la moralidad de un acto: es
lo que la distingue de la conciencia psicológica; le es propio juzgar si una acción
es buena, mala o indiferente.
Este juicio de la
conciencia es la norma próxima e inmediata de nuestras acciones, porque ninguna
norma objetiva (la ley) puede ser regla de un acto si no es a través de la
aplicación que cada sujeto hace de ella al actuar.
El acto de la
conciencia puede intervenir de una doble forma:
a)
Antes de la acción nos hace ver su
naturaleza moral y en consecuencia la permite, la ordena o la prohíbe.
b)
Después de la acción el juicio de
la conciencia aprueba el acto bueno llenándonos de tranquilidad, o lo reprueba
si fue malo con el remordimiento.
Cuando la
conciencia actúa después de la acción no influye en su moralidad. Si se diera
el caso de que solo después de realizado un acto el hombre se diera cuenta de
su inmoralidad, no habría cometido pecado formal, a menos que hubiera habido
ignorancia culpable, sería una acción materialmente mala, pero no imputable.
REGLAS FUNDAMENTALES DE LA CONCIENCIA
a)
Nunca es lícito actuar en contra
de la propia conciencia, ya que es eco de la voz de Dios y norma próxima de la
moralidad de nuestros actos.
b)
Actuar con duda es pecado, por lo
que es necesario salir antes de la duda. De otro modo el sujeto se expone a
cometer voluntariamente un pecado.
c)
Hay obligación de formar la
conciencia, ya que si la conciencia se equivoca al juzgar los actos por
descuidos voluntarios y culpables, el agente es responsable de ese error.
La conciencia no
crea la norma moral, sólo la aplica.
DIVISION DE LA CONCIENCIA
a) Por razón del objeto
-
verdadera: juzga la acción en conformidad con los principios objetivos de
la moralidad
-
errónea: juzga la acción en
desacuerdo con ellos
b) Por razón del modo de juzgar
-
recta: juzga con fundamento y
prudencia
-
falsa: juzga sin base ni
prudencia. Puede ser relajada, estrecha, escrupulosa, perpleja
c) Por razón de la firmeza del
juicio
-
cierta: juzga sin temor de errar
-
dudosa: juzga con temor de errar o
ni siquiera se atreve a juzgar
Conciencia verdadera o errónea
La conciencia
verdadera es aquella que juzga en conformidad con los principios objetivos de
la moral, aplicados correctamente al acto.
La conciencia errónea
es la que juzga en desacuerdo con la verdad objetiva de las cosas.
La verdad es la adecuación
del entendimiento a la realidad de las cosas. Cuando falta esa adecuación se
produce el error.
La conciencia
errónea puede serlo vencible o invenciblemente; en el primer caso la conciencia
juzga mal por descuido o negligencia en informarse, y en el segundo no es
posible dejar el error porque no se conoce o porque se hizo lo posible por
salir de el sin conseguirlo.
Principios:
1)
Es necesario actuar siempre con conciencia
verdadera, ya que la rectitud de nuestros actos consiste en su conformidad con
la ley moral.
2)
No es pecado actuar con una
conciencia invenciblemente errónea porque la conciencia es la norma próxima al
actuar y en este caso no se esta en el error culpablemente.
3)
Es pecado actuar con conciencia venciblemente
errónea pues en este caso hay culpabilidad personal.
Conciencia recta y falsa
La conciencia es
recta cuando juzga de la bondad o malicia de un acto con fundamento y prudencia.
La conciencia falsa juzga con ligereza y sin fundamento serio.
No debe confundirse
la conciencia recta con la verdadera. Un sujeto actúa con conciencia recta
cuando ha puesto empeño en acertar, independientemente de que acierte
(conciencia verdadera) o se equivoque (conciencia errónea).
La conciencia falsa
puede ser:
a)
Conciencia relajada: la que por
superficialidad y sin razones serias,
niega o disminuye el pecado donde lo hay. Son causas que conducen el alma a esa
laxitud: la sensualidad en sus múltiples
aspectos, el ambiente frívolo y superficial, el apegamiento a las cosas
materiales, el descuido de la piedad personal.
b)
Conciencia escrupulosa: es una exageración de
la conciencia, que sin motivo, llega a ver pecado en todo o casi todo lo que
hace. Se manifiesta en una continua inquietud por el temor de pecar y en la
duda sobre la validez de las confesiones pasadas.
c)
Conciencia perpleja: la que ve pecado tanto en
el hacer una cosa como en el no hacerla.
Conciencia cierta y dudosa
La conciencia cierta
es la que juzga de la bondad o malicia de un acto con firmeza y sin temor de
errar.
La conciencia
dudosa es la que no sabe que pensar sobre la moralidad de un acto; su
vacilación le impide emitir un juicio. Propiamente hablando no es verdadera
conciencia porque se abstiene de emitir un juicio; es mas bien un estado de la
mente.
La duda es el
estado en que el intelecto fluctúa entre la afirmación y la negación de una
determinada proposición, sin inclinarse más a un extremo de la alternativa que al otro. La duda puede ser:
a)
Negativa: cuando se apoya en
motivos nimios y poco serios
b)
Positiva: hay razones serias para
dudar pero no suficientes para quitar el temor a equivocarse.
Los principios
morales sobre la conciencia dudosa son:
a)
Las dudas negativas deben
despreciarse, porque de lo contrario se haría
imposible la tranquilidad interior, llenándose continuamente el alma de
inquietud.
b)
No es lícito actuar con duda
positiva, pues se aceptaría la posibilidad de pecar. En este caso caben dos
soluciones: elegir la parte mas segura, que es la favorable a la ley no
haciendo falta ninguna consulta para salir de la duda o llegar a una certeza práctica
por el estudio diligente del asunto, la consulta alosa que mas saben, etc.
La conciencia es
susceptible de un mejoramiento continuo, que esta en proporción al progreso de
la inteligencia. Si esta puede progresar en el conocimiento de la verdad,
también pueden ser más rectos los juicios morales que realice. Este juicio
moral que realiza la inteligencia se tiene que adecuar al progresivo desarrollo
del acto humano, lo que hace que la conciencia se vaya formando de esa misma
manera progresiva.
Comienza con la
niñez al despertar el uso de razón; continua en la madurez, cuando el hombre
afirma sus responsabilidades ante Dios, ante si mismo y los demás.
Es necesario que el
hombre se vaya haciendo capaz de emitir juicios morales verdaderos y ciertos:
es decir, ha de adquirir mediante la formación una conciencia verdadera y
cierta.
Para tener conciencia
verdadera y cierta necesitamos la formación: un conocimiento cabal y profundo
de la ley –seguridad objetiva-, que nos permite luego aplicarla correctamente –
seguridad subjetiva.
A esto se dirige la
formación de la conciencia que no es sino una sencilla y humilde apertura a la
verdad.
Algunos medios que
nos ayudan a formar la conciencia:
-
Estudio de la ley moral, considerándola
camino que conduce a Dios.
-
Habito cada día mas firme de
reflexionar antes de actuar
-
Deseo serio de buscar a Dios a través
de la oración y de los sacramentos
-
Plena sinceridad ante nosotros
mismos, ante Dios y ante quienes dirigen nuestra alma.
-
Petición de ayuda y de consejo a
quines tienen virtud y conocimiento, gracia de Dios para impulsar a los demás.
EJERCICIOS
1.
Explicar diferencia entre
conciencia y ley natural
2.
Indicar el error de la siguiente
frase: “la conciencia es mudable según la época histórica.
3.
Poner ejemplos de conciencia
verdadera, errónea, relajada, escrupulosa y perpleja.
4.
Explicar como se manifestó la conciencia
en los siguientes casos
a)
Adán y Eva después del pecado
original
b)
Caín después de la muerte de Abel
c)
Los hermanos de José después de
venderlo
d)
David ante la reprensión de Natán
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