La idea de transplantar órganos es tan antigua como la mitología. Existen
informes según los cuales ya en el
pasado se intento hacer injertos de piel y trasfusiones de sangre humana y
animal. La posibilidad de reemplazar
órganos enfermos y pérdida de sangre con órganos sanos y sangre tomada de animales o seres humanos se
hizo realidad en el siglo XX. La trasfusión de sangre fue un procedimiento
médico aceptado cuando se descubrieron los grupos sanguíneos, su compatibilidad
o incompatibilidad y se desarrollo un método para conservarla. Se uso
ampliamente durante la I guerra mundial.
La sangre no
es irremplazable en el hombre, se regenera, por lo cual la trasfusión no
suscita los problemas éticos del trasplante de órganos que no se regeneran.
Los órganos que se trasplantan
con mayor frecuencia son: el riñón, la córnea y la piel. Con menos frecuencia:
corazón, pulmón, hígado, páncreas, médula ósea, ovarios y testículos. Todos
estos órganos han sido trasplantados con éxito.
Clases de Trasplantes
-
Autoinjerto:
trasplante de un órgano en el mismo individuo, por ejemplo piel o hueso
de una parte a otra del propio cuerpo.
-
Homoinjerto: trasplante de un órgano de un
individuo a otro de la misma especie.
-
Heteroinjerto: trasplante de órganos entre
individuos de diferente especie, por ejemplo de animales a hombres.
-
Isoinjerto: trasplante entre dos personas
genéticamente idénticas.
Sistema Inmunológico y Rechazo
En 1902 un
cirujano austriaco comunico que había extraído el riñón de un perro y lo había
trasplantado al cuello de otro perro. El riñón funciono por unos pocos días.
Pensó que el fracaso se debió una deficiente saturación de los vasos
sanguíneos. Después de un gran número de experimentos que ciertos factores
genéticos fueron la causa del fenómeno conocido hoy día con el nombre de
rechazo. Se descubrió que mientras más relacionados genéticamente fueran el
donante y el receptor, más duraría funcionado el órgano trasplantado.
El australiano
Dr. Peter Medawar despejo el enigma del rechazo por lo que recibió el Premio
Nóbel en 1960. Mediante experimentos con conejos llego a la conclusión de que
en el trasplante de órganos comienza a trabajar un proceso de inmunización en
el cuerpo del receptor contra los tejidos del donante. El hombre y los animales
superiores poseen un sistema inmunizador capaz de reconocer cuerpos extraños
que penetren en el organismo y dar comienzo a un proceso de destrucción y
expulsión de los mismos. Existen antígenos en la superficies de las
células que facilitan el reconocimiento de cuerpos extraños por parte del
organismo. Al ponerse en contacto con tejidos diferentes, los antígenos
estimulan la producción de anticuerpos, que desempeñan un papel
importante en la lucha contra las infecciones o en la producción del fenómeno
del rechazo en el caso de trasplantes. Cuanto más semejantes genéticamente sean
los tejidos, menos anticuerpos se producen lo que disminuye el riesgo de
rechazo.
La clasificación
de tejidos se basa en el conocimiento del fenómeno no inmunológico. Antes
de intentar el trasplante de un órgano, se examinan los tejidos del donante y
del receptor con miras a verificar su compatibilidad. Se estudian los antígenos
de los dos tejidos para determinar si son lo suficientemente semejantes como para
que no se miren como cuerpos extraños y no despierten la respuesta
inmunodestructiva. Dado que muy difícil encontrar tejidos que concuerden
perfectamente, la posibilidad del rechazo constituye una de las principales
causas de fracaso en el trasplante de órganos.
Nuevas drogas
disminuyen la capacidad de los organismos para desarrollar anticuerpos, con lo
cual se reduce la probabilidad de rechazo. Con todo, al mismo tiempo, tales
drogas debilitan el sistema inmunodefensivo del receptor y aumentan el peligro
de infección.
El 2 de
septiembre de 1983 la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos
aprobó la ciclosporina , producida por laboratorios Sandoz, de Suiza.
Está droga que fue ensayada durante los últimos 3 años, resuelve en gran parte
el problema del rechazo. De modo discriminatorio impide el funcionamiento de
los leucocitos que son los causantes del rechazo de tejidos extraños, y al
mismo tiempo, no altera la capacidad para combatir los virus y las bacterias.
Con todo, el receptor del órgano tiene que tomar la droga por el resto de su vida. El costo anual de la
droga oscila entre los 5 y los 8 mil dólares. Sin embargo, resulta menos
costoso tener un riñón trasplantado junto con el consumo habitual de
ciclosporina, que vivir sometido a la diálisis renal, que cuesta cerca de 35
mil dólares anuales. El costo total de un trasplante de riñón variaba entre 25
y 35 mil dólares, en 1983.
La clasificación
del grupo sanguíneo es, así mismo, importante para el buen resultado del
trasplante de órganos. Ya es bien conocido que tipos de sangre son compatibles
y cuáles no. Así, pues, los órganos deben ser seleccionados, no sólo de acuerdo
con la compatibilidad del tejido, sino del grupo sanguíneo.
Historia de los Trasplantes
Los injertos
de piel, que fueron los primeros trasplantes de tejido humano que se
hicieron a finales de la década del veinte, también han ayudado mucho a conocer
el sistema inmunológico. Se halló que los injertos de piel entre gemelos
idénticos podía realizarse sin que se produjera el problema del rechazo.
El Dr. David Hume de Boston,
realizó en 1951 el primer trasplante de riñón. Se valió de un cadáver
como donante, en su esfuerzo infructuoso por salvar la vida de un paciente cuyo
riñón había fallado. En los 4 años siguientes, el Dr. Hume y su colega, el Dr.
Joseph E. Murria, realizaron diez trasplantes de riñón, valiéndose de
cadáveres. La mayoría de los pacientes murió poco después de la operación. Sin
embargo, uno sobrevivió seis meses. En la historia médica este trasplante se reconoce
como la primera operación exitosa de está clase. Se trataba de Richard Herrick,
de 23 años, quien recibió un riñón de Ronald, su hermano gemelo. Richard se
restableció perfectamente y vivió 8 años más, cuando murió por causa de un
ataque cardíaco.
Los
trasplantes de riñón han mejorado mucho desde que se realizó el primero en
1954. aunque las nuevas medicinas contra el rechazo han ayudado bastante, los
pacientes siguen siendo todavía los mejores donantes. Una encuesta de alcance
mundial realizada en 222 centros donde se practican los trasplantes de riñón,
encontró en 1974 que el 80% de los pacientes que recibían un riñón de uno de
sus hermanos, sobrevivía 2 años después de la operación, mientras que apenas
sobrevivía el 70% de aquellos que lo habían recibido de los padres o hijos, y
50% de cadáveres. Solo en Estados Unidos se han realizado en los últimos 5 años
23 mil trasplantes de riñón. La ciclosporina ha aumentado la tasa de éxito en
el trasplante de riñón hasta un 90%. Si falla el trasplante de riñón todavía es
posible conservar vivo al paciente mediante la diálisis renal.
En muchos
países existen hoy día muchos cirujanos bien entrenados en el trasplante de
riñón, hasta el punto de que ya se la considera una operación de rutina. El
problema puede provenir de la escasez de donantes de riñón. Menos de un 1% de
los norteamericanos muere en edad y circunstancias que permiten utilizar sus
órganos para trasplantes, pero sólo un número muy limitado de estos órganos
puede ser aprovechado por falta de una organización que ponga en comunicación a
donantes y receptores. Los legisladores del Congreso norteamericano están
tratando ahora de establecer una bolsa nacional de compensación que coordiné la
donación de órganos. Existe también en Estados Unidos una red privada
computarizada para facilitar el encuentro entre donantes y receptores.
A finales de
junio de 1979 sucedió un hecho curioso. Una niña de 15 años murió en un
hospital de Norfolk, Estado de Virginia, a causa de las heridas recibidas en un
accidente de tráfico. Se le extirparon sus 2 riñones y se dio comienzo a una
búsqueda por computadora de un receptor compatible. Se encontró uno en Newark. Sin embargo, no
fue posible hallar en todo Estados Unidos un receptor entre los muchos
pacientes que figuran en la lista de espera, debido a que los antígenos de los
riñones de la niña presentaban una combinación poco común. Se extendió la
búsqueda a Italia, Kuwait y Moscú. Al fin fue hallado un paciente ruso con el
mismo tejido y grupo sanguíneo y se remitió por avión el riñón a Moscú, donde
fue trasplantado exitosamente al paciente en espera. Antes de 3 semanas llegó
de Rusia un par de riñones en las mismas condiciones. Un riñón separado del
cuerpo no puede conservarse por más de unas 72 horas. Se comprende entonces la
presión tan grande con que se trabaja para encontrar receptores compatibles
dentro de un lapso de tiempo tan corto.
Con todo, los arreglos internacionales son informales y con frecuencia basados tan sólo en
contactos personales de los cirujanos implicados en la cirugía.
La córnea
es el velo transparente que protege al cristalino y a la pupila del ojo. Cuando
se estropea la córnea o se vuelve opaca, la visión se torna borrosa o llega a
dañarse por completo. Si un daño de la córnea produce la ceguera, puede
recuperarse la visión mediante un trasplante de córnea. Hoy día cerca del 90%
de los trasplantes de córnea tienen buen resultado.
El primer
trasplante exitoso de córnea fue realizado en 1905 por el Dr. Edward Zirm,
cirujano austriaco. Con todo, no llegó a ser aceptada una operación de rutina
sino el año 1940. El Dr. R. Townley Paton fundó el primer Banco de Ojos para la
recuperación de la vista en el Hospital de los Sentido, de Maniatan, en 1944.
ahora la gente puede donar sus ojos a un banco, después de su muerte. Allí se
conserva la córnea y se utilizará más tarde, cuando algún paciente la necesite.
Existen más de 80 bancos de ojos en Estados Unidos. Muchas naciones en el mundo
cuentan con instituciones similares.
Sólo en
Estados Unidos se realizan anualmente cerca de 3 mil trasplantes de córnea.
Muchos otros pacientes podrían ser ayudados, si hubiera más gente que legara
sus ojos a dichos bancos. Todos los cincuenta Estados de Norteamérica y además
el Distrito de Columbia poseen en la actualidad leyes y actas de donación de
órganos que capacitan legalmente a una persona para donar su cuerpo o un órgano
determinado para su trasplante. La donación de los ojos se puede formalizar
llenando una tarjeta de donante, que puede conseguirse con facilidad en el
mismo banco de ojos.
En todo el
mundo se han realizado cerca de 130 000 trasplantes de córnea. El costo de la
operación en Estados Unidos oscila entre los 2 500 y 5000 dólares.
Trasplante de corazón
El primer
trasplante de corazón lo realizo el Dr. Christian Barnard en Capetown, Sur
África, el 3 de diciembre de 1967. Su paciente Louis Washkansky de 55 años,
sobrevivió a la operación 84 semanas ( más de año y medio ). Estas operaciones
obtuvieron mucha resonancia publicitaria en todo el mundo y despertaron una
gran controversia acerca de la naturaleza y moralidad de la experimentación con
tales operaciones. A pesar de ello, se produjo un afán por repetir la hazaña.
En 1968, 64 equipos de médicos realizaron 101 trasplantes de corazón en 24
países.
Estos
trasplantes fueron precedidos por experimentos con perros. Los Drs. Norman E.
Shumway y Richard R. Lower, de la Univerdad de Stanford, Estados Unidos, dieron
comienzo a un proyecto importante de trasplantes de corazón en perros y
desarrollaron una técnica que se utiliza ahora en los trasplantes de corazón en
seres humanos.
El primer
heteroinjerto, es decir, un trasplante de corazón de animal a hombre, lo
realizó el Dr. James Ardí y su equipo en el Centro Médico de la Universidad de
Mississipi, Estados Unidos. Trasplantaron el corazón de un chimpancé a un señor
de 68 años, a quien le daban sólo una hora de vida. El Dr. Ardí esperaba
valerse del corazón de un joven quien se encontraba ya próximo a morir a causa
de una lesión cerebral, pero este joven aún sobrevivía cuando comenzó a
agotarse el escaso lapso de vida que le quedaba al paciente del corazón. El
corazón del chimpancé funcionó durante una hora y media y luego hizo paro y
murió el receptor.
La relativa
corta tasa de sobrevivencia desalentó a muchos cirujanos de realizar
trasplantes de corazón. Recientemente se ha despertado un renovado interés por
hacer trasplantes dado el progreso que se ha logrado en el control del fenómeno
del rechazo. La tasa de supervivencia es en la actualidad alrededor del 78 % al
final del primer año del trasplante, con el 5% de tasa anual de muertes para el año siguiente.
En USA y Europa Occidental se
habían realizado para fines de 1983 por encima de 500 trasplantes de corazón.
Trasplantes de hígado, páncreas y pulmón
El uso de
nuevas drogas para evitar el rechazo ha elevado al 70 % el éxito de trasplantes
de hígado.
El primer
trasplante satisfactorio de hígado se realizó en Denver, USA en 1963, el
paciente murió a los 22 días después de la operación.
El trasplante
de páncreas se hace como un intento de prevenir las complicaciones que
resultan de la Diabetes. Se busca en vez de trasplantar todo el páncreas,
desarrollar una técnica para trasplantar células pancreáticas a pacientes con
diabetes. Los experimentos con animales son alentadores pero con seres humanos
todavía están muy retrasados.
En 1966 se
realizó el primer trasplante de páncreas en Minesotta, USA, el paciente murió
de neumonía 114 días después. Desde entonces se han hecho más de 300
trasplantes, buscando que los receptores puedan vivir sin insulina.
El primer
trasplante de pulmón fue realizado en 1963. El injerto se adaptó bien, pero
el paciente murió 18 días más tarde por falla de otros órganos. Hasta 1984 se
han realizado 38 trasplantes y el paciente que más ha sobrevivido duró sólo 10
meses.
El trasplante
de médula ósea se practica en personas que no pueden producir las células
de la sangre, por ejemplo leucocitos para combatir las infecciones, o en
pacientes con enfermedades malignas tipo leucemia, muchos de los cuales han
sido curados con la operación.
Hay reportes
aislados sobre trasplantes de ovario y de testículo.
No es del todo
imaginario que algún día pueda trasplantarse la cabeza o el cerebro. Se han
hecho algunos experimentos en animales, perros, monos por parte del Dr. White
un neurocirujano norteamericano. Pero refiere que sus experimentos con animales
le sirven de práctica para la neurocirugía en seres humanos y para el estudio
del cerebro humano.
Moralidad del
trasplante de órganos
Se pueden agrupar los problemas
que plantea el trasplante de órganos en tres grupos: el donante (muerto o
vivo), el receptor y los costos sociales.
Donante muerto
Constituye un
acto moral el donar uno mismo sus órganos, para que sirvan a los vivos después
de la propia muerte. Los problemas morales pueden surgir en relación a la
determinación del momento de la muerte del donante. Los órganos se hacen
inservibles para trasplantes si no se extraen luego de la muerte. Se ha
convertido en una práctica médica de rutina conectar un corazón y un pulmón
artificial al que acaba de morir para mantener la circulación hasta extraer un
órgano determinado. Se acepta como medida prudencial en los círculos médicos
que el equipo de cirujanos que va a practicar el trasplante sea diferente del
grupo que atiende al paciente en su etapa final para evitar conflictos.
Muerte cerebral
En el pasado
el paro cardio-respiratorio fue tenido como el fin de la vida. Sin embargo, se
han desarrollado técnicas que logran devolverle a la persona la respiración y
el funcionamiento del corazón. Además, es posible mantener de modo artificial
la respiración y la actividad cardiaca. Estos hechos han suscitado problemas en
torno a la definición de muerte.
Se ha sugerido
que la lectura de un electroencefalograma plano (el cese de la actividad
cerebral) se acepte como el criterio de muerte. El Comité Ad Hoc para examinar
la definición de muerte cerebral de la Facultad de Medicina de la Univ. de
Harvard sugiere que deben tenerse en cuenta otros tres: falta de receptividad y
de respuesta a estímulos, falta de movimientos o respiración espontánea, y
ningún reflejo.
La Comisión Etica Presidencial de
USA ha propuesto el siguiente “Acto legislativo para determinar uniformemente
la muerte”:
Un
individuo está muerto cuando ha sufrido uno de estos casos:
1.
La cesación irreversible de las funciones circulatoria
y respiratoria, o
2.
La cesación irreversible de las funciones de todo el
cerebro, incluyendo el tallo cerebral. La determinación de la muerte debe
hacerse de acuerdo con las pautas o patrones médicos aceptados.
Parece que
esta definición de muerte satisface tanto las exigencias científicas como
filosóficas. La muerte significa la cesación irreversible de todas las
funciones vitales del individuo. La aceptación de este criterio facilitaría el
procedimiento para los trasplantes de órganos.
Otro problema
moral consiste en preguntarse acerca de quien posee autoridad sobre el cadáver
de una persona que en vida no cedió sus órganos, por ejemplo en caso de muerte
por accidente. Dado que muchas de las víctimas de accidentes son personas
sanas, sus órganos se encuentran en buenas condiciones para ser trasplantados.
¿Sería moralmente lícito servirse de los órganos intactos de una víctima de
accidente cuando muere y sus familiares no se oponen?
En muchos
países de Europa hay leyes que legalizan el trasplante de órganos de alguien
que acaba de morir en un accidente a menos que en vida haya firmado una
prohibición para la utilización de sus órganos después de su muerte. Se elimina
el requisito previo de la autorización concedida por el donante en vida y
elimina el derecho de los parientes a prohibir la utilización se sus órganos.
En algunos países los médicos consultan a los familiares. En USA la costumbre
es obtener el permiso de los familiares más cercanos antes de dar cualquier
paso para el trasplante de los órganos de una víctima de un accidente.
Un acto
mediante el cual se beneficiaría otro ser humano debiera ser una decisión
consciente y deliberada y no un hecho impuesto arbitrariamente. Sería
aconsejable educar al público acerca de la posibilidad de convertirse en un
donante de órganos. Ante la ausencia de una tarjeta de donante debe obtenerse
la autorización de la familia. Conseguir su autorización suscita un nuevo
problema moral. Los familiares están conmovidos por la muerte repentina de un
miembro de la familia, por lo tanto debe respetarse los sentimientos, el estado
psicológico y las necesidades religiosas de la familia al tratar con ellos el
asunto del trasplante de los órganos del familiar difunto.
Donante vivo
Se limita a órganos pares, por
ejemplo los riñones, y a partes del organismo que se regeneran por ejemplo la
sangre, médula ósea, piel.
La tasa de éxito en el trasplante
de riñón es más alta si el donante es una persona viva, en especial si es un
miembro de la familia. Se pide al donante, una persona sana, que se someta a un
mutilación con el fin de ayudar a que otro recupere la salud.
Dos
problemas morales están implicados aquí:
1.
¿Es lícito que una persona sana se mutile por el bien
de otra?
2.
¿Está obligada a hacerlo con el fin de salvar la vida
de un ser humano?
- El principio de totalidad
Este principio
establece que un órgano enfermo puede ser amputado o extraído por el bien del
organismo entero. Sin embargo no es lícito amputar órganos sanos ya que tal
acto debilitaría la salud de la persona. Por tanto este principio prohibiría la
donación de órganos sanos.
El núcleo del
problema está en su interpretación. Si el concepto de ser humano se toma en un
sentido biológico se puede llegar a la conclusión de que es inhumano, esto es,
moralmente malo disminuir su propio organismo mutilando parte de el. El hombre
es algo más que sólo su organismo biológico, es ante todo un ser social. Sus
necesidades más fundamentales no pueden satisfacerse sin la colaboración de los
demás .
Esta de
acuerdo con la naturaleza racional y social de un ser humano ir en ayuda de
otros seres humanos mientras no se exponga él mismo a un peligro grave de
destruirse o debilitarse tanto que se incapacite para trabajar en forma normal.
Esta manera de interpretar este principio permite los trasplantes entre vivos.
La extracción de un riñón constituye un servicio emprendido a voluntad para
ayudar a otras personas, no debilita la salud del donante, puede sobrevivir y
trabajar en forma normal sin un riñón.
De todas
formas la tecnología médica se está encaminando a desarrollar o mejorar órganos
artificiales que nos eviten la necesidad de donar órganos vivos.
- ¿Existe la obligación de donar órganos?
Existe una
diferencia entre lo que está permitido y lo que es obligatorio. Existe un deber
general de ayudar a nuestros semejantes pero no se puede probar que tenemos que
sobrepasar los medios ordinarios para ir en su ayuda. La donación de un órgano
entre vivos debe ser una acción del todo libre. Las donaciones voluntarias
deberían restringirse a adultos que pueden valorar todos los problemas médicos
y morales implícitos y tomar una
decisión libre e informada. Los padres de familia no deben ofrecer a sus hijos
menores como donantes. Nadie debería verse forzado a hacer una donación de
órgano sin tomar una decisión informada y voluntaria.
La donación de
sangre es una práctica aceptada en casi todos los países del mundo. La sangre
se regenera y de ordinario no hay peligro alguno relacionado con el
procedimiento.
La selección de receptores
Este problema
se suscita por el hecho de que en general existen muchos más posibles
receptores que donantes. ¿Quién debe vivir cuando no se puede salvar a todos? ¿Qué
principio moral debe regular la selección de receptores? Pacientes que no se
van a beneficiar con el trasplante deben ser borrados de la lista de receptores
potenciales. El asunto no es tan fácil para la junta o comité que hace la
selección. Se dan muchos elementos oscuros. El dinero no debe ser un factor
decisivo. Debe evitarse la compraventa de órganos ya que podría llevar a muchos
abusos.
Después de
eliminar a los pacientes que por diversas razones no se beneficiarían con un
trasplante, una justa selección es aún difícil que algunos han sugerido que lo
más justo es la selección por suerte, así todos tendrían la misma oportunidad,
basada tan solo en la necesidad del órgano y en nada más.
Costo social
Fuera del
donante y el receptor, la sociedad está también implicada en los programas de
trasplante de órganos por el hecho de tener que proveer los recursos
financieros. Los gastos del trasplante y de los controles posteriores son muy
elevados (miles de dólares). Aquellos que necesitan tales trasplantes y su
familia, desean que la sociedad cubra los gastos. Sin embargo los recursos
médicos y financieros son limitados. Por lo tanto debe investigarse si se está
observando la justicia distributiva con tantos gastos en trasplantes de
órganos. ¿Sería mejor gastar más recursos en prevenir enfermedades o en tratar
de curar un número más grande de pacientes con enfermedades menos graves? Un
programa de salud con alcance nacional tiene que enfrentar este problema de la
justicia distributiva, ponderando los recursos médicos y financieros
disponibles y la manera más justa de distribuirlos.
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