martes, 29 de julio de 2014

LA LLAMADA UNIVERSAL A LA SANTIDAD

TEOLOGÍA DOGMÁTICA Y TEOLOGÍA MORAL ANTE EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA HUMANA

La doctrina dogmática sobre el fin ultimo de la vida humana

Santo Tomas señala (Suma Teológica) que los seres imperfectos miran con su obrar a adquirir alguna cosa; no es el caso de Dios, quien tan solo comunica su perfección, que es su bondad.
Las criaturas intentan alcanzar su perfección asemejándose a la perfección y bondad divinas.

La bondad divina es el fin de las cosas. La gloria de Dios es el fin de las cosas creadas. “El mundo ha sido creado para la gloria de Dios” (Conc. Vaticano I: DS 3025). Todos los hombres están destinados a alcanzar en Cristo la comunión con Dios por obra del Espíritu Santo, a través del conocimiento y del amor. Cristo murió por todos y la vocación última del hombre es una sola: la vocación divina.

La consideración moral del fin ultimo de la existencia humana

Comenzar la teología moral con un estudio sobre el fin ultimo de la vida humana resulta una exigencia indispensable de la perspectiva de la “primera persona” propia de la teología moral como ciencia practica.

El hombre a través de sus acciones se conduce a si mismo hacia su bien completo y definitivo. El sentido último de la existencia es una realidad que resulta ligada, a modo de fundamento, a todas las demás realidades y estructuras morales (virtud, norma, conciencia, pecado, etc.)

EL BIEN DE LA VIDA HUMANA TOMADA COMO UN TODO EN LA EXPERIENCIA ÉTICA NATURAL

La moral clásica ha enseñado que su principal tarea consiste en evitar fallos globales e irremediables, y de manera más positiva y general, orientar las principales decisiones personales hacia el pleno éxito de la vida humana.

La aspiración humana al bien es una aspiración que sigue a la razón; induce a la razón a buscar la verdad sobre el bien. Toda acción, todo proyecto humano tiende a un fin u objeto considerado bueno o conveniente (Aristóteles).

El análisis racional esta en condiciones de justificar racionalmente que a la luz de lo que verdaderamente constituye el bien ultimo de la vida humana, debe establecerse un orden y proporción entre las diversas actividades humanas.

La teología moral encontrara en la Revelación divina la respuesta sobre el sentido último de la vida humana y aportara el criterio para establecer las propias prioridades y orientar de manera adecuada las elecciones más importantes de la vida.


LA SANTIDAD, PLENITUD DE LA FILIACIÓN DIVINA DEL CRISTIANO COMO FIN ÚLTIMO DE LA VIDA HUMANA

“El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo nos ha elegido en El antes de la fundación del mundo para ser santos en inmaculados e su presencia, en el amor…” (Carta a los Efesios).

La aspiración al bien absoluto es tematizada y vivida por el cristiano como una aspiración a la santidad, entendida como plenitud de la filiación divina, que se realiza en esta vida en el seguimiento y en la imitación de Cristo. La santidad es el fin que da sentido a la vida cristiana.

La Santidad en la enseñanza bíblica

1. Antiguo Testamento

Se refiere en primer lugar a Dios: “No hay Santo como Yahvé” (1 S 2,2). La santidad constituye la característica propia del ser divino. La santidad divina no es inimitable. Las personas deben vivir según el modelo de la santidad divina: “Sed santos, porque yo, vuestro Dios, soy santo” (Lv 19; Ex 22; Lv 11, 44).

Los profetas subrayan el carácter soteriológico de la santidad en cuanto revela el amor de Dios, da a conocer los pecados de los hombres y los libera de ellos. En la literatura sacerdotal se relaciona la santidad con el culto.

Los libros sapienciales unen la santidad a la sabiduría, que es como una luz que viene del Señor para guiar a los santos.

2. Nuevo Testamento

En diversos pasajes se usa en sentido semejante al AT: santo el nombre de Dios, su alianza, los profetas, las Escrituras, la ley, etc.

Lo característico del NT es que la santidad esta ligada al Espíritu Santo, que como don de la era mesiánica, conduce al creyente hasta una participación de la santidad de Dios previamente impensable.

Se distinguen:

         La santidad ontológica inicial
         La vida eterna como cumplimiento escatológico de la santidad cristiana
         La santidad moral y espiritual

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