lunes, 28 de julio de 2014

EL PRÓJIMO COMO FUNDAMENTO DE LA ÉTICA SOCIAL


La sociabilidad del hombre da lugar a muchas manifestaciones de vida social. Hoy se habla mucho de “la sociedad”, “el pueblo”, los demás”, “el prójimo”. Todas estas instancias sociales pueden tener límites bastante estrechos.

Para unos “la sociedad” la forman solo los de su raza; para otros “la sociedad” se identifica con los de su provincia o región. Algunos identifican “prójimo” con los colegas de su grupo o con los que participan de sus mismas ideas políticas.

El peligro de estas restricciones radica en que los individualismos personalistas dan paso a particularismos de clase o de grupo que, por su misma dinámica, son más cerrados e intransigentes que los personales.

Lo que se pretende es valorar estas agrupaciones sociales como portadoras de valores éticos y evitar que se conviertan en elementos perturbadores de la vida social.

PRÓJIMO ES EL HOMBRE

La ética social es la que reconoced la dimensión social del actuar del individuo y respeta la dignidad de todo hombre. La ética social, mensura la moralidad de la convivencia humana.

La condición previa para que se de un etica social es que se reconozca la dignidad de toda persona. El hombre es digno por si mismo y no por las condiciones circunstanciales de su vida.

La dignidad le viene al hombre por ser persona, por ser soporte y portador de derechos y deberes inalienables. No le viene por la posesión de bienes económicos, ni por las ideas políticas que tenga, ni por el grado de conocimientos que posee, ni por proceder de cierta raza, religión, color, etc.

Todo hombre, por el simple hecho de serlo, debe ser respetado y reconocido en su dignidad de criatura racional. También el hombre de conducta inmoral es persona aunque sea “peor persona”.

La ética social defiende los derechos y exige las prestaciones de los respectivos deberes de todo hombre en cuanto hombre. La inmoralidad social se inicia cuando se tienen en cuenta esos adjetivos secundarios, como son el color de piel, la profesión, el rango social, la raza, etc.

No siempre es fácil superar esos adjetivos, pero atender fundamentalmente esas cualidades sociales, es el camino mas común y fácil para lesionar los derechos del hombre en cuanto hombre.

EL PRÓJIMO NO ES SOLAMENTE EL “PRÓXIMO”

El termino “prójimo” procede del latín proximus que significa “el que esta próximo”.
Efectivamente existe un orden de justicia y de trato con las personas. La urgencia en el cumplimiento de unos deberes de justicia con los prójimos “más próximos”, no resta obligación a ser justos con todos los demás hombres, dado que también son “prójimos”.

Quien reconoce como “prójimo” solamente a los de la misma raza o color, o partido político o clase social, se guía más bien por el instinto que por la razón.

La solución esta en ampliar el concepto de prójimo. De este modo, “prójimo” es todo hombre con el que me unen los elementos que me constituyen en cuanto tal. La “proximidad” se debe abrir en círculos concéntricos: los que participan de la misma sangre, los que conviven en el mismo ambiente, los que participan de los mismos ideales, etc., hasta que nadie quede excluido como enemigo.

Un medio práctico es convertir en “prójimo” a aquellos que vamos encontrando en la vida. El “próximo” ocasional en el espacio o en el tiempo se convierte en “prójimo” al cual debo respetar y ayudar. A todos debe orientarse mi atención, si quiero practicar las virtudes sociales.

El descubrimiento del “prójimo:” en todo hombre, sea conocido o no, es uno de los medios eficaces de vivir la moralidad social. Esta actitud es contraria con la práctica tan frecuente del enfrentamiento o de la falta de consideración con las personas, por el simple hecho de no conocerlas.

LA PROJIMIDAD DE LA RAZA

La comunidad de sangre da lugar a algunas constantes etnologicas que crean ciertos “parentescos”, basados en la configuración somática, en el parecido físico, en características psicológicas, fundamentos culturales, creencias comunes, etc. Todos estos factores son en si validos y motivan exigencias éticas de defensa y protección de todos esos valores.

Esas diferencias etnologicas exigen respeto de las personas privadas y de los poderes públicos. Los diferentes factores etnológicos son una de las riquezas de la especie humana y deben protegerse y conservarse.

Pero la raza es muy propicia a ser dominada por los instintos y no por los principios de la razón. Los racismos son un fenómeno primitivo muy venerado por los pueblos antiguos. Se extremaron en los últimos tiempos y constituyen uno de los fenómenos actuales mas graves en algunas latitudes. El riesgo esta en ese instinto que subyace en todo racismo que se cierra sobre si mismo y tiende a despreciar a los que no son de su raza.

La raza, cuando no se vive como unidad abierta a los demás pueblos, acaba en un grupo cerrado con un orgullo colectivo que desprecia a los demás grupos.

LA PROJIMIDAD DE CLASE

El origen de la “clase social” no siempre esta basado en parentesco familiar (excepto en la nobleza), sino mas bien en relaciones culturales o de profesión.

Antiguamente las clases sociales estaban muy próximas a las características étnicas. En tiempos de la esclavitud se distinguían los libres y los esclavos; en la Edad Media, los señores y los siervos; en épocas posteriores los nobles y los plebeyos; en la época industrial, los patrones y los obreros.

Esa consideración de la sociedad dividida en dos clases sociales se ha ido aminorando, hasta casi desaparecer en las nuevas naciones, en las que se aceptan y defienden los derechos humanos.

Las nuevas corrientes, tanto jurídicas como ambientales, llevan a una igualdad de clases y la postulan, de forma que asistimos a un momento histórico en el que ni la cuna, ni la cultura, ni los diferentes niveles económicos son motivo de una separación social.

La moralidad social respetara los distintos valores de todas las clases sociales, pero debe vigilar para que convivan en constantes relaciones de justicia.

La ética social postula y exige una igualdad de derechos y deberes respecto de todos los individuos que integran las diversas clases sociales, y si acaso, el favor estará por aquellos que mas eficazmente contribuyan al bien común, dado que una igualdad total va contra la misma definición de justicia, que se define como “dar a cada uno lo suyo”.

LA PROJIMIDAD DEL PARTIDO POLÍTICO O EL SISTEMA SINDICAL

Las ideas políticas crean proximidad o enemistad. Es difícil encontrar otros motivos que distancien o unan más intimamente que los ideales políticos. En nombre de las diferencias políticas se cometen las más grandes injusticias.

El ocasiones la política se organiza de modo que solo son poseedores de derechos los que pertenecen al partido qu8e ostenta el poder, y los demás son proscritos, hasta considerarlos privados de todo derecho.

El caso limite de los totalitarismos divide a los hombres en dos clases radicalmente diferenciadas, los camaradas y los enemigos. A estos últimos se les pueden negar los derechos más fundamentales de la persona, mientras que los otros disfrutan de todos los honores y bienes. En todo sistema cerrado, ideológico o político, no se atiende al valor de la persona, ni siquiera se respeta la condición de ciudadano.

La salida a esta tensión de oposición política es la sana democracia, en la que se defiende el derecho de todos y se garantiza la observancia de derechos y deberes ciudadanos mediante el uso de la autoridad constituida, que evita la fuerza de los intereses del partido político o de los ideales sindicales, dependientes de la política. La experiencia muestra que es dificil armonizar democracia y autoridad.

SOCIEDAD Y COMUNIDAD

Algunos autores como Tonnies, caracterizan la “sociedad” por la asociación en orden a conseguir un fin  determinado, mientras que lo especifico de la “comunidad” es la unión por medio de los sentimientos y de una conciencia de intereses comunes. La “sociedad” seria una unidad convencional en orden a conseguir ciertos fines; la “comunidad” por el contrario, establece vínculos comunes de espíritu entre sus miembros.
Esta distinción es rechazada por algunos, dado que también la “sociedad” supone algunos vínculos de ánimo en común. Sin embargo es evidente que las “comunidades” suponen unas relaciones personales mas intimas.

El modo eficaz de humanizar la sociedad y de obtener un clima moral que respete los derechos de cada hombre, seria atemperar el sistema de “sociedad” con elementos tomados del concepto de “comunidad”.  El resultado seria que al modo como en las comunidades de sangre o en las fundadas en vínculos de amistad se fomentan reilaciones verdaderamente humanas, de igual manera, la sociedad se humanizaría y se crearía un ámbito en el que se facilitase el cumplimiento de las relaciones de unos con otros.


En la sociedad así entendida, la práctica de la moral social podría alcanzar un alto nivel de eticidad. El camino es el reconocimiento del “prójimo” en cada hombre. También la ética social parte del hombre, se fundamenta en el hombre y es un servicio al hombre.

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