lunes, 28 de julio de 2014

ECOLOGÍA

Historia


Ecología deriva del griego y significa “la ciencia de la casa” (oikos= casa). El primero en utilizarla es Haeckel en 1966, y la define como: “ciencia global de las relaciones del organismo con el mundo externo circundante, en donde podemos incluir en sentido amplio todas las condiciones de la existencia”.

La preocupación ecológica constituye uno de los retos más urgentes del actual debate bioético. No sólo porque el deterioro medio-ambiental está poniendo en serio peligro la continuidad del hombre sobre nuestro planeta, sino porque la misma persistencia de toda vida constituye un grave reto ético.

En 1972 tiene lugar en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo y el Medio Ambiente, que significo una primera toma de conciencia de la clase política sobre el grave problema medioambiental que afectaba a la tierra.  Como consecuencia surge el Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA) cuyo objetivo era sensibilizar a la opinión pública sobre la gravedad del problema existente y que publica en 1982 su estrategia Mundial de Conservación de la Naturaleza. Durante este tiempo surgen  una serie de organizaciones no gubernamentales que luchan por el medio ambiente.

Se busca lo que se ha denominado un “desarrollo sostenible”: la necesidad de  introducir un planteamiento nuevo de desarrollo económico que sea compatible con el medio ambiente y que no origine daños ecológicos irreparables, hipotecando así nuestro futuro.

Principales problemas ecológicos de la humanidad


-          Explosión demográfica.
Hace unos 25 años la tasa anual de crecimiento era de 2%, actualmente se calcula en 1.7%, lo que significa que la población se duplicaría a este ritmo en 40 años.
-          Deforestación y desertificación.
La disminución de bosques es muy preocupante, con la consiguiente pérdida de especies vegetales y animales allí existentes. Además los grandes bosques tienen la capacidad de absorber el CO2 y purificar el ambiente. La Amazonía es llamada “pulmón de la tierra”. Por otra parte el proceso de desertificación se encuentra en un grave proceso de avanzada.
-          La pérdida de biodiversidad.
Pérdida de un número creciente de especies vegetales y animales, lo que constituye una  pérdida irreparable.
-          Riesgo de cambio climático, inducido por las emisiones de gases contaminantes, especialmente CO2 (por combustión de hidrocarburos). Se trata del llamado efecto invernadero, ocasionado por la contaminación atmosférica que impide la refracción de la radiación procedente del sol y que puede incrementar la temperatura sobre la superficie de la tierra.
-          Lluvia ácida, consecuencia de las emanaciones de azufre y nitrógeno procedentes de plantas industriales, que causa efectos negativos sobre la vegetación.
-          Agujeros en la capa de ozono, en relación al uso de clorofluocarbonos, productos químicos de uso industrial (usados en aerosoles, climatizadores, fabricación de frigoríficos, etc.) que al interactuar con la radiación ultravioleta se descomponen en ácidos que degradan el ozono.
La capa de ozono actúa como un escudo protector contra la radiación ultravioleta procedente del sol. El aumento de esta sobre la tierra puede originar mayor incidencia de canceres de piel, mutaciones genéticas etc.
-          Contaminación de las aguas, por uso masivo de abonos químicos, insecticidas, pesticidas en la agricultura; por el efecto contaminante de la industria sobre mares y ríos; por la degradación medioambiental por ejemplo por pescas incontroladas, por el envío de desechos radiactivos procedentes de centrales nucleares.


Responsabilidad del Cristianismo en la crisis ecológica

Son varios  los autores que han afirmado que la religión judeo-cristiana ha creado en el hombre occidental unas actitudes que han sido las que han desencadenado el deterioro ecológico existente. La tradición cristiana ha estado, impregnada por la convicción del dominio del hombre sobre la naturaleza. La cultura occidental ha surgido desde la convicción de la centralidad del hombre, el único creado a imagen y semejanza de Dios.

Por el contrario las religiones primitivas y las orientales contienen una relación más armónica del hombre con la naturaleza que le circunda. Para las religiones primitivas el hombre se encuentra inmerso en la naturaleza. Todo lo creado tiene alma, una fuerza vital. Conciben a la madre tierra como un organismo vivo. La salvación del hombre es inseparable de la naturaleza y la debe cuidar y reparar cuando el ser humano incide en ella.
Para el hinduismo el hombre es parte de la naturaleza. La creencia en la reencarnación conlleva un a actitud de respeto por los otros seres vivos que forman parte de esa cadena de reencarnaciones. El budismo ofrece una visión del hombre enraizado en la naturaleza. El Budismo y el Hinduismo reconocen los mismos derechos aun a los animales más diminutos ya que el hombre esta unido a ellos por la reencarnación en una inseparable comunidad de destino.

Sin embargo convergen en la tradición cristiana otras actitudes ante la naturaleza, como ver la creación como reflejo de se Creador y como expresión de su amor hacia el hombre. De ahí surge, especialmente en el campo católico, una actitud de respeto hacia la naturaleza pues ella y sus leyes son expresión de la voluntad de Dios.

Hay autores que afirman que el pecado de las Iglesias no ha sido tanto el haber subrayado la centralidad del hombre, cuanto no haber sabido asumir el progreso de la ciencia y de la técnica y no haberse constituido en instancia crítica que hubiese ponderado sus valores y sus limitaciones.

Recientes tomas de postura de la Iglesia ante la crisis ecológica


Documento dedicado al tema de la ecología por Juan Pablo II en la Jornada Mundial de la Paz Enero 1991:

-          la paz esta amenazada no solo por la carrera armamentista y por la injusticia sino por la falta del debido respeto a la naturaleza, la explotación desordenada de los recursos y el deterioro progresivo de la calidad de vida. No se lograra el justo equilibrio ecológico si no se afronta directamente las formas de pobreza existentes en el mundo.
-          Cuando el hombre se aleja del designio de Dios creador, provoca un desorden que repercute en el resto de la creación “si el hombre no esta en paz con Dios, la tierra misma tampoco estará en paz”.
-          Existe una profunda crisis moral de la que el deterioro ambiental es uno de los aspectos más preocupantes. Ello lleva a una crítica de los modelos consumistas vigentes en el mundo desarrollado y a la necesidad de revisar seriamente su estilo de vida.
-          Toda intervención en un área del ecosistema debe considerar sus consecuencias en otras áreas y en el bienestar de las generaciones futuras. El universo es un todo dotado de un equilibrio interno que debe ser respetado, así como la integridad de la creación.
-          En el fondo de la crisis esta una falta de respeto a la vida; es el respeto a la vida y a la dignidad de la persona humana la norma fundamental inspiradora de un sano progreso económico industrial y científico.
-          Se pide que la Carta de los derechos humanos incluya el “derecho a un ambiente seguro”.
-          Debe educarse en la responsabilidad ecológica
-          La cuestión ecológica es responsabilidad de todos ya que la crisis ecológica es un problema moral que afecta a creyentes como a no creyentes
-          Manifiesta una actitud critica a las manipulaciones genéticas; no se ha calculado aun las alteraciones provocadas en la naturaleza por una indiscriminada manipulación genética y por el desarrollo irreflexivo de nuevas especies de plantas y formas de vida animal.

El Catecismo de la Iglesia Católica incluye esta temática dentro del séptimo mandamiento en el epígrafe que lleva por titulo “el respeto de la integridad de la creación”.

Principales respuestas filosóficas ante la crisis ambiental


Se puede hablar de cinco actitudes históricas en relación con el medio ambiente:

  1. Actitud naturalista
Es la más clásica y que sigue presente en muchos movimientos ecologistas actuales. Se basa en la filosofía griega. La naturaleza es orden y criterio de bondad; lo natural es bueno y la alteración es mal.

  1. Actitud emotivista
 Difundida entre pensadores anglosajones, el más influyente D. Hume. Los juicios morales dependen de los sentimientos. Es el sentimiento de agrado o desagrado lo que nos lleva a evaluar si algo es bueno o malo. Los movimientos de protección de los animales están influidos por esta filosofía.

  1. Actitud utilitarista
Deriva del emotivismo tiene gran influencia a partir del siglo XVIII con Adam Smith, Bentham. Son economistas los que desarrollan esta teoría ética que considera que la bondad-maldad de una hacino depende de su utilidad. La máxima ética utilitaria será aquella que proporcione el mayor bien para el mayor numero de personas, incluyendo a los animales.

  1. Actitud racionalista
Solo los hombres tienen razón. Únicamente los seres humanos son sujetos éticos, los animales no lo son. Las personas deben ser respetadas en sí, mientras que hay que tratar a loa animales y a la naturaleza según criterios de utilidad, como medios. Un exponente es Kant.



  1. Actitud ecológica
Es la más propia de las filosofías del siglo XX, que intentan ser trascendentales dentro de una estructura mundana. Conceden al mundo la mayor importancia. La ética surge de la relación del hombre con el mundo. El mundo tiene categoría de bonum, se le puede manipular y alterar pero hay que justificar esa acción.

Respuestas éticas ante la crisis ecológica


No solo se ha culpado al cristianismo de la crisis medio-ambiental. Se ha insistido en que el inicio del desarrollo científico, a partir del renacimiento, ha puesto cimientos para una actitud hostil hacia la naturaleza.

Francis Bacon decía “saber es poder”, en una concepción que la ciencia confiere al ser humano el poder para encauzar y utilizar en su provecho una naturaleza en la que se siente inmerso y desvalido a la vez.

El cartesianismo de Descartes, significa una separación entre el hombre y el mundo que le rodea. El hombre puede disponer del mundo circundante ya que la ciencia lo capacita para poder actuar sobre la naturaleza. Mientras nuestra relación con la naturaleza se rija por la convicción de la plena sumisión de la naturaleza al hombre, no hay esperanza ni para la naturaleza ni para el hombre.

La crisis no es solo ecológica ni se resuelve de una forma técnica. Hace falta una modificación de los valores fundamentales y de las convicciones de sentido, así como una conversión en nuestras actitudes y en nuestra forma de vivir. El crecimiento y el progreso han sido entendidos como incremento de poder del hombre.

Ante la gravedad de la crisis ecológica se ha vuelto los ojos a los famosos principios kantianos de la razón practica, confiriéndoles un a resonancia ecológica y abriendo el horizonte hacia las generaciones futuras. Hans Jonas aplica al campo ecológico una reformulación de los principios kantianos:
-          1ª formulación: actúa de tal forma que los efectos de tu actuación sean compatibles con la permanencia de genuina vida humana sobre el planeta.
-          2ª formulación: actúa de tal modo que los efectos de tu acción no sean destructivos de la posibilidad futura de la vida humana.
-          3ª formulación: no comprometas las condiciones para una continuación indefinida de la humanidad sobre la tierra.

Green establece de forma similar unos criterios de ética ecológica:    ponte a ti mismo en el lugar del otro, incluyendo a las futuras generaciones.

Se insiste en la necesidad de una conversión que lleve a la vivencia de que pertenecemos a la naturaleza con todos los seres vivos. Debe encontrarse una relación armónica con la naturaleza para dejar de considerarla objeto de explotación creado para la utilidad del hombre.

El que ha conocido el nombre de Dios, reconoce la belleza y sabiduría de Dios en todas sus obras. Los que conocen a Dios porque creen en su revelación ven las huellas de Dios en todas las partes de la naturaleza. Cada criatura aun la más pequeña es percibida como una promesa viva de la gloria venidera. Viviremos de acuerdo a la naturaleza si aprendemos a encontrar y a respetar a Diosa en la naturaleza y a la naturaleza en Dios.

Reflexión final: una nueva conciencia ecológica


Se ha creado la conciencia de que hay que mirar al mundo desde otro ángulo. El hombre tiene que empezar a reconocer que esta entrelazado con el ambiente que depende de él y que no se puede desligar de el sin sufrir daños.

Se pueden citar seis rasgos conceptuales de este nuevo marco de interpretación:
-          El hombre debe abordar los temas de la naturaleza de una forma complexiva, global, holística.
-          Debe imponerse la convicción de la profunda interconexión existente entre los procesos naturales.
-          Debe pasarse de una visión exclusivamente antropocéntrica del mundo a una concepción que asuma la dimensión biocéntrica. “Yo soy vida que quiere vivir en medio de vida que quiere vivir”
-          La nueva conciencia ecológica debe incluir la referencia evolutiva. El ser humano tiene en sus manos la responsabilidad de la ulterior evolución. En nuestras cabezas descansa el futuro de la evolución del planeta.
-          Se considera a la naturaleza y al cosmos penetrados del espíritu. El hombre es un ser espiritual en busca de un sentido y un objetivo de su vida. La espiritualidad lo lleva a una nueva conciencia ecológica.
-          Habría que considerar la referencia global ecológica como un supraconcepto. Esta visión ecológica ve el mundo como una red de múltiples relaciones, en donde todo esta unido y depende mutuamente. El ser humano es parte de la naturaleza, esta sometido a ella y unido estrechamente a la evolución.

Hay que decir que los cristianos están tomando parte en estos intentos de una reflexión racional ética sobre este problema y se esfuerzan desde su horizonte de fe por distinguir el bien del mal y para elaborar un quehacer acertado en esta crisis...

Hay que reconocer que los primeros impulsos éticos en este tema no han surgido ni de la Iglesias ni de los teólogos, pero los cristianos han asumido estos impulsos desde su visión de la realidad.

Con el tiempo se tendrán principios, criterios, modelos y normas para un quehacer responsable en la creación y los teólogos tendrán la tarea de presentar una síntesis lo que llevara a una ética cristiana del medio ambiente.

Solo podemos vivir de acuerdo con Dios si vivimos de acuerdo con la naturaleza por cuyo medio Dios nos habla y en la que se refleja su amor creador.

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