lunes, 28 de julio de 2014

EL EMBRIÓN HUMANO

Comenzaremos definiendo algunos conceptos importantes:
·         Gametos: células germinales masculinas (espermatozoide) y femeninas (ovulo), destinadas a fusionarse en el proceso d la concepción para dar origen a un nuevo individuo.
·         Concepción o fecundación: momento de la fusión de los gametos.
·         Embrión: nuevo individuo que se forma a causa de la concepción. Nombrado así desde la concepción hasta la 8va semana, luego embrión/feto desde la 8va semana al nacimiento.
·         Cigoto: primer estadio del embrión; es la célula que se forma a partir de la fusión entre el espermatozoide y el ovulo en el acto de la concepción. El embrión en su desarrollo en el seno materno, pasa por muchas fases de crecimiento y maduración: cigoto, mórula, blástula, embrión, feto; de modo alguno se quiere indicar interrupciones o saltos, que objetivamente no existen.
·         Pre-embrión: termino sin fundamento biológico ni filosófico, usado solo por motivos ideológicos; no existe estadio biológico alguno precedente o siguiente al embrión. Lo que precede al embrión son los gametos, lo que sigue es el niño nacido.
·         Implantación en el útero: momento en el que el embrión en la fase de blástula abandona las trompas de Falopio y se adhiere a la pared del útero materno.
EL EMBRION HUMANO ES UN SER HUMANO
Afirmar que la concepción da origen a un embrión, esto es, un organismo diferente de los padres, significa sostener que es un individuo de la especie humana, un ser humano. En el hombre no es posible escindir lo biológico de lo humano. El biólogo constata que en la formación y desarrollo de este cuerpo humano, no hay saltos cualitativos, es siempre el mismo cuerpo biológico. Los datos que la Biología y la Genética nos ofrecen muestran que el ser que inicia el desarrollo en el vientre materno es un nuevo organismo de la especie humana, dotado de un genoma diferente al del padre y al de la madre. El embrión en la fase de cigoto ya es un ser humano. Esto está probado por cuatro hechos que la ciencia ha demostrado.
Primer hecho
La ciencia dice que, cuando el espermatozoide paterno se funde con el ovulo materno, se forma un nuevo organismo humano que se llama embrión. La primera fase unicelular de su desarrollo se llama cigoto. Todas las células del cuerpo humano tienen 46 cromosomas, con excepción de los gametos que tiene 23. El cigoto, que nace de su unión, tendrá la normal dotación de 46 cromosomas propios de la especie humana: 23 del padre y 23 de la madre. El genoma es diferente, por lo tanto, la ciencia dice que es un organismo nuevo.
Segundo hecho
La ciencia dice que este nuevo organismo pertenece a la especie biológica humana. Basta analizar el número y naturaleza de los cromosomas. Cada especie tiene un número característico de cromosomas en sus células somáticas (o sea las de todo el cuerpo excepto las células sexuales). El hombre posee 46 cromosomas en las células somáticas, en el perro el número de cromosomas se eleva a 78, en el mosquito son 6, en el ciruelo 48, en el chimpancé 48, en el gato 38 y en la papa 48.
En la generación de los seres vivos, las leyes biológicas son fijas: de un perro nace un perro, de un gato nace un gato, y de un hombre y una mujer no puede nacer más que un ser humano.
Tercer hecho
La ciencia dice que el cigoto es un organismo programado. El genoma, donde se encuentra registrada la programación genética, está inscrito en los 46 cromosomas de su ADN. Es justamente su ADN único y singular, lo que compone el patrimonio genético del nuevo individuo humano. Este nuevo ser no es la simple suma de los códigos genéticos de los padres. Es un ser con un proyecto y un programa nuevos, que nunca antes ha existido y no se repetirá jamás. Este programa genético es absolutamente original, individual al nuevo ser, que de ahora en adelante se desarrollara según ese genoma. En él están determinadas las características del nuevo individuo, desde la estatura y color de ojos, hasta el tipo de enfermedades genéticas a las que estará sujeto.
Cuarto hecho
La ciencia dice que en el embrión el crecimiento y el desarrollo ocurren de modo coordinado, continuo, gradual. Después de la concepción el cigoto inicia su desarrollo, multiplicando el número de las células; a partir de la célula madre (cigoto) se forman dos células hijas, de estas cuatro, luego ocho, etcétera. El proceso de multiplicación lleva a la formación de un conjunto de células, denominadas “blastómeros”, que asumen el aspecto de una mora; de ahí que este estadio se denomine “mórula”. La división continua mientras la mórula emigra lentamente hacia el útero. Hacia el segundo día, los blastómeros se diferencian en la periferia en un tejido llamado trofoblasto. En el interior de este, de un lado se forma un liquido transparente llamado blastocelo; en el otro se aisla un cumulo de células que dará origen a los primeros tejidos y órganos del embrión. En este estadio, el fruto de la concepción se llama “blastocisto”, que es una cavidad más o menos esférica, con una masa de células en su interior a partir de la que se desarrolla el embrión. La cubierta externa da origen al corion, un tejido que, con el endometrio, forma la placenta. Hacia el quinto día, el nuevo ser comienza a diferenciarse. La división y multiplicación de las células se realiza siguiendo una diferenciación progresiva y dando origen a la formación de los tejidos y órganos. Se sabe que la multiplicación celular engrandece el organismo, que el movimiento de grupos de células contribuye a darle forma y que la diferenciación, alterando la forma y las funciones de las células, lo preparan para tareas diversas.
La evidencia científica muestra cuatro características en el desarrollo embrionario:
1.      La unidad biológica del nuevo ser. Todos los elementos se desarrollan en perfecta coordinación, como partes de un todo.
2.      La coordinación de todas las actividades. Es esta coordinación la que exige una rigurosa unidad del ser en desarrollo. Coordinación y consiguiente unidad, las cuales indican que el embrión humano, incluso en sus fases más precoces, no es solo un agregado de células, sino un “individuo”, en el que las distintas células que se van multiplicando, se integran profundamente en un proceso, por medio del cual, el individuo traduce de forma autónoma su propio espacio genético a su propio espacio orgánico.
3.      La continuidad en el desarrollo. En el desarrollo cuantitativo y diferencial del embrión, no hay saltos cualitativos o mutaciones sustanciales, sino una continuidad, por la cual, el embrión humano se desarrolla en un hombre adulto y no en otra especie. Estamos siempre frente al mismo sujeto, desde el primer momento en que se forma el cigoto hasta la conclusión de su ciclo vital.
4.      La gradualidad. La forma definitiva se alcanza gradualmente. El desarrollo es un proceso que implica una sucesión de formas que, en realidad, no son sino diversos estados de un mismo e idéntico proceso de desarrollo, de un ser concreto. Un embrión que está cumpliendo su propio ciclo vital conserva permanentemente su “identidad”, “individualidad” y “unicidad”, manteniéndose siempre el mismo e idéntico individuo a través de todo el proceso, que comienza en la fusión de los gametos, no obstante la mayor complejidad de su forma.
El desarrollo y diferenciación embrionarios son muy rápidos. A las cinco semanas el embrión humano apenas mide 1 cm, pero diversos órganos ya han empezado a tomar forma. A los dos meses, la forma del cuerpo ya está completa. De ahí en adelante no necesitara más que refinar sus funciones y crecer; de los dos a los nueve meses multiplicara 20 veces su estatura y mil veces su peso. El desarrollo continuara después del nacimiento, durante toda su vida.
Se puede decir como conclusión que el embrión humano es:
·         Un organismo nuevo (tiene 46 cromosomas: 23 del padre y 23 de la madre)
·         Un organismo humano (pertenece a la especie biológica del hombre)
·         Un organismo programado (posee su ADN propio)
·         Un ser humano
EL EMBRION ES UNA PERSONA HUMANA
Se tiene que afirmar que la vida biológica embrionaria ya es vida humana y vida personal. Además del dato observado por el biólogo, la lógica del filósofo testimonia que no puede haber saltos cualitativos, ni paso de una esencia a otra. Si, en el desarrollo embrionario, la vida biológica se disociase de la vida propiamente humana, no se podría explicar la identidad del sujeto, y estaríamos frente a una dicotomía entre el yo y su corporeidad. Por tanto, la fase inicial del desarrollo embrionario no puede ser puramente biológica. El embrión perteneciente a la especie biológica humana que no fuera, desde el inicio, verdadero individuo humano no podría llegar a serlo sucesivamente sin contradecir la identidad de la propia esencia. La unidad y continuidad del desarrollo embrionario requieren, por tanto, que desde el momento de la concepción, sea un individuo de la especie humana, una persona; no es una persona en potencia, sino que ya es un ser humano personal.
La persona adulta es, ciertamente más madura en su dimensión biológica, psicológica y moral que cuando era embrión, pero tal maduración ha ocurrido en el ámbito de la misma identidad de persona. No se puede afirmar con coherencia lógica que una persona de 30 años sea más persona que un embrión, que un niño o que cualquier otro hombre.
No se puede afirmar con verdad que no hay persona donde todavía no se dan manifestaciones de la persona. Un individuo no es persona porque se manifieste como tal, sino, al revés, se manifiesta así porque es persona. El criterio fundamental se encuentra en la naturaleza propia del individuo.
Cuando veo a un individuo de la especie biológica humana, entiendo que es un hombre. Este ser que tiene naturaleza humana es una persona.
El ser humano “es” persona en virtud de su naturaleza racional, no “se convierte en“ persona por la posesión actual de ciertas propiedades, del ejercicio efectivo de ciertas funciones. Lo que es importante para el reconocimiento del ser persona es la pertenencia, por naturaleza, a la especie humana racional, independientemente de la manifestación exterior de ciertos caracteres, operaciones o comportamientos. No se es más o menos persona, no se es “prepersona” o “porspersona” o “subpersona”; o se es persona o no se es persona. Los caracteres esenciales de la persona no están sujetos a cambios.
Hay además, una profunda razón metafísica por la cual la vida biológica del embrión es y debe ser ya vida personal. La vida humana es la vida de un sujeto, que es una unidad corpóreo-espiritual. Aunque el uso de las facultades superiores específicamente humanas es el signo distintivo de la persona, por sí mismas no constituyen a la persona ni como facultades, ni mucho menos como actos hechos por ellas. El alma humana es el único principio de vida, la única forma sustancial del cuerpo. En el hombre no hay tres almas distintas, responsables una de la vida vegetativa, otra de la sensitiva y otra de la espiritual, sino una única alma espiritual que preside a todas las funciones de la vida. Por tanto, la vida vegetativa de un embrión humano es una vida personal humana porque su principio vital único es el alma  espiritual.

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