sábado, 26 de diciembre de 2015

TERCER MANDAMIENTO: SANTIFICARÁS LAS FIESTAS

EL PRECEPTO EN EL ANTIGUO TESTAMIENTO


“Seis días trabajarás y harás tus trabajos, pero el día séptimo es día de descanso para el Señor, tu Dios...Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó. Ningún trabajo servil harás en el, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tus bestias de carga, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas” (Ex 20, 9-10)


EL PRECEPTO EN EL NUEVO TESTAMENTO


Manteniendo el precepto del Decálogo, la ley evangélica suaviza su interpretación práctica y lo traslada al Domingo, día del Señor:
a)      por ser el día en que resucitó Jesucristo
b)      porque el Domingo de Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles
c)      para que los cristianos no confundieran las fiestas cristianas con las judías

FORMA DE CUMPLIR EL TERCER MANDAMIENTO


Este tercer mandamiento es:
- de derecho natural: el hombre por exigencia de misma naturaleza, debe dedicar     algún tiempo al culto divino
- de derecho divino-positivo: el Señor ha concretado la dedicación de un día a la semana
- de derecho eclesiástico: la Iglesia ha determinado los días y el modo de honrar a Dios

1.  Adorar y dar culto a Dios asistiendo a Misa
En los domingos y fiestas de precepto (determinadas por la Iglesia), debemos asistir a la Santa Misa, para que sean días santos.

2.   El deber del descanso
Es voluntad expresa de Dios que los hombres dejemos nuestras actividades ordinarias un día a la semana:
a)para dedicarnos más libremente a El y a su servicio
b)      para atender solícitamente el cuidado de nuestra alma
c)para tener un justo y necesario descanso

Esto supone además grandes bienes para el hombre en el aspecto humano:
a)repara las fuerzas físicas
b)      nos da oportunidad de cultivar el espíritu
c)reúne a la familia
d)     fomenta la amistad y nos da ocasión de hacer apostolado

PECADOS OPUESTOS


Realizar trabajos que impiden el culto a Dios.

Causas que excusan de la ley del descanso:
i.            el grave incómodo propio o ajeno
ii.            la naturaleza peculiar del trabajo

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