miércoles, 19 de agosto de 2015

RELACIONES PREMATRIMONIALES

Introducción
Nos limitamos a las relaciones premaritales, cuando ya hay un proyecto compartido de matrimonio, la trivialidad y consiguientemente, el rechazo de otro tipo de relaciones heterosexuales (violación, aventura ocasional, prostitución, etc.) es demasiado evidente.
El caso fronterizo y discutido por algunos, es el de la pareja que ha decidido casarse y de momento no ha institucionalizado su compromiso con la celebración del matrimonio.

Doctrina y tradición de la Iglesia


1.      Escritura:

VT

Hay una condenación moral de toda relación sexual fuera del matrimonio que está con el pensamiento antropológico de Israel. El sentido “procreador” explícitamente reconocido, lo mismo que el sentido “unitivo” experimentado rechazaban toda relación sexual fuera del matrimonio.
-          la historia de Tamar y Amón es muy significativa (2 s 13, 12). Amón está obsesionado por Tamar, quiere tener relaciones con ella. Tamar piensa enseguida en el matrimonio...No me fuerces, no hagas conmigo esta infamia, no se hace esto en Israel.” Habla te lo suplico al rey que no rehusará entregarme a ti”. “Amón le tuvo mayor aborrecimiento, después de lo que la había amado antes y la mandó marchar...”
Se comprende, ahora como Israel ha definido su ideal y lo ha proyectado en el relato de la creación:
“Por eso deja el hombre a su padre y su madre y se une a su mujer, y hacen una sola carne” (Gen 2, 24).
-          es decir, “el encuentro sexual” es tal que une a la pareja y la hace uno solo con ella. El cuerpo es expresión de la persona, es la persona misma en su exterioridad. Este ideal definido y explicitado gradualmente, a pesar de ambigüedades y tolerancias de ciertos textos jurídicos, se expresa en una norma moral implícita. No a las relaciones fuera del matrimonio. Norma que no es arbitraria sino resultado de la experiencia y del análisis de la realidad.
-          Ex 22, 15: “Si uno seduce a una virgen no desposada y se acuesta con ella le pagará la dote (mohar) y la tomará por esposa”

Dt 22, 28: “Si un hombre encuentra a una joven virgen no prometida, la retiene y se acuesta con ella y luego son sorprendidos, el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta monedas de plata; ella será su mujer porque la ha humillado y no podrá repudiarla en toda su vida”

Dt 22, 13: “Si un hombre se casa con una mujer, y después de llegarse a ella le cobra aversión, le atribuye acciones escandalosas y la difama públicamente diciendo... no la he encontrado virgen... su padre presentará las pruebas de su virginidad y castigarán a ese hombre y él la recibirá por mujer y no podrá repudiarla en toda su vida.
Pero si resulta que es verdad y no aparecen las pruebas de la virginidad, entonces se la sacará a la puerta de la casa de su padre... y la apedrearán hasta que muera, por haber cometido una infamia de Israel “prostituyéndose” en la casa de su padre.
-          la prostitución está muy extendida en el mundo antiguo y las religiones naturistas.
Además de las prostitutas sagradas (qedesot) se hallan prostitutos sagrados (qedesim)
Dt 23, 18: “No habrá prostituta sagrada entre las hijas de Jerusalén, ni hieródulo entre los hijos de Israel. No llevarás a la casa de Yavhé tu Dios don de prostituta ni salario de perro 8cfr Os 4, 14; 1 R 14, 24; 22, 47; 15, 12)
Prov 23, 27: Asimila la prostitución al adulterio
-          la condenación moral de toda relación sexual fuera del matrimonio es por otra parte consecuente con el pensamiento antropológico de Israel. El sentido procreador explícitamente reconocido en la sexualidad como el sentido de comunión (uno solo) experimentado se contradice con las relaciones sexuales fuera del matrimonio.

NT
La enseñanza de Cristo se inscribe en la perspectiva del Génesis 2, 24 “Ya no son dos sino uno solo” “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”.
El acto sexual compromete con el otro: “Todo el que mira a una mujer deseándola ya cometió adulterio con ella en su corazón” (Mt 5, 27)

Pablo: denuncia los pecados que excluyen del Reino de Dios o que provocan el juicio de Dios:
-          Gal 5, 20 :”fornicación (porneia), impureza (akazarsía), libertinaje (asegeia)”
-          Ef 5, 3: “la fornicación (porneia), y toda impureza (akazarsía) ... ni siquiera se mencione entre vosotros... ningún deshonesto fornicador (pornos) o impuro (akazartós) participará en la herencia del Reino”
-          1 Tes 4, 7: “no nos llama Dios a la impureza (akazarsía) sino a la santidad”

Aunque el sentido de ciertos términos no es perfectamente preciso, en todos los textos del NT hay una firme condenación de toda falta sexual.
La llamada a una vida sexual digna de los hijos de la luz, resucitado con Cristo, que exige una vida de resucitados, de hijos de la luz.

1 Cor 6, 15: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?  Y ¿había yo de tomar los miembros de Cristo para hacerlos miembros de meretriz? ¿De ningún modo! ¿O no sabéis que quien se una a la meretriz se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: los dos se harán una sola carne. Más el que se une al Señor se hace un solo espíritu con El.”
Huid de la fornicación (porneia). Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; más el que fornica (o porneuon) peca contra su propio cuerpo.
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo que está en vosotros, y habéis recibido de Dios, y que no os pertenece? Glorificad por tanto a Dios, en vuestro cuerpo.”

El cuerpo transformado en cristo, salvado y comprado por Cristo, es algo sagrado, es templo de Dios, propiedad de Dios exclusiva, es con el mismo cuerpo como glorificamos a Dios y en donde glorificamos.
La fornicación es pecado contra el cuerpo. El cuerpo queda, por ese pecado, alienado de Cristo (a quien pertenecía) prostituido y entregado a la meretriz. El templo de Dios es violado al hacerse uno con la meretriz...
Persona-amor-sexualidad son inseparables.

1 Cor 7, 9: “Mejor es casarse que abrasarse” El dilema es definitivo y tajante.
2. Tradición cristiana

Esta enseñanza ha sido siempre mantenida en la Iglesia. Se condena toda relación sexual fuera del matrimonio. Se apoya en la Biblia y en la naturaleza misma de la sexualidad procreadora, educadora lo cual exige un matrimonio estable y monógamo.
La enseñanza de los Padres es particularmente explícita con ocasión de la refutación de ciertas sectas heréticas que permitían las relaciones sexuales fuera del matrimonio.
San Agustín es de los primeros en dar importancia al decálogo en la enseñanza moral al pueblo. El extiende la condenación del VI año todo lo deshonesto o impuro y en el IX precisa los deseos impuros.

3. Edad Media
Unánime condenación de las relaciones fuera del matrimonio.
Después del período escolástico, el Decálogo se impone como marco de la enseñanza moral católica (aunque Sto. Tomás de Aquino trata de la moral en el marco de las virtudes).

4. Trento
Incluirá en el VI además del adulterio, la condenación de todo lo deshonesto e impuro y la obligación de la castidad de alma y cuerpo.

5. Tiempos Modernos
Un resumen del pensamiento de la Iglesia nos lo ofrecen los Obispos alemanes en su “Declaración sobre la sexualidad humana” (1973)
“Practicando la unión sexual, los amantes ponen un signo del matrimonio sin el matrimonio. Pero en contra de lo que se oye sin cesar, no es posible experimentar un matrimonio futuro en las relaciones sexuales preconyugales.
El don personal tan solo puede cumplirse, no ponerse a ensayo. En esa unión sexual anticipada, sin el “sí” que liga a los cónyuges, se olvida que el amor de dos seres humanos para ser definitivamente válido, tendrá que darse ante Dios y ante los hombres.”

6. Doctrina de la Iglesia (Persona humana)

“Muchos reivindican hoy el derecho a la unción sexual antes del matrimonio, al menos, cuando una firme resolución de contraerlo y un afecto que en cierto modo es ya conyugal en la sicología de los novios piden este complemento, que ellos juzgan connatural; sobre todo cuando la celebración del matrimonio se ve impedida por las circunstancias, o cuando esta relación íntima parece necesaria para la conservación del amor.”
Semejante opinión se opone a la doctrina cristiana, según la cual debe mantenerse en el cuadro del matrimonio todo acto genital. Porque por firme que sea el propósito de quienes se comprometen en estas relaciones prematuras es indudable que tales relaciones no garantizan que la sinceridad y la fidelidad de la relación interpersonal de un hombre y una mujer queden aseguradas y, sobre todo protegidas, contra los vaivenes y veleidades de las pasiones. Ahora bien, Jesucristo quiso que fuera estable esta unión y la restableció en su primera condición, fundada en la misma diferencia sexual (Mt 19, 4). San Pablo es más explícito todavía, cuando declara que, si los célibes y las viudas no pueden vivir en continencia, no tienen otra alternativa que la de la unión estable en el matrimonio: “Mejor es casarse que abrasarse” (1 Cor 7, 9). En efecto el amor de los esposos queda asumido por el matrimonio en el amor con el cual Cristo ama irrevocablemente a la Iglesia (Ef 5, 23), mientras la unión corporal en el desenfreno profana el templo del Espíritu Santo que es el cristiano. Por CONSIGUIENTE LA UNION CARNAL NO PUEDE SER LEGÍTIMA SINO CUANDO SE HA ESTABLECIDO UNA DEFINITIVA COMUNIDAD DE VIDA ENTRE UN HOMBRE Y UNA MUJER.
ASI LO ENTENDEIO Y ENSEÑO SIEMPRE LA IGLESIA QUE ENCONTRO ADEMÁS, AMPLIO ACUERDO CON SU DOCTRINA EN LA REFLEXION PONDERADA DE LOS HOMBRES Y EN LOS TESTIMONIOS DE LA HISTORIA.
Como enseñó la experiencia, para que la unión sexual responda verdaderamente a las exigencias de su propia finalidad y de la dignidad humana, el amor tiene que tener su salvaguarda en la estabilidad del matrimonio. ESTAS EXIGENCIAS RECLAMAN UN CONTRATO CONYUGAL SANCIONADO Y GARANTIZADO POR LA SOCIEDAD; contrato que instaura un estado de vida de capital importancia tanto para la unión exclusiva del hombre y la mujer como para el bien de su familia y de la comunidad humana.
A la verdad, las relaciones sexuales prematrimoniales excluyen la más de las veces la prole; y lo que se presenta como un amor conyugal no podrá desplegarse, como debería indefectiblemente, en un amor paternal y maternal; o si eventualmente se despliega, lo hará con detrimento de los hijos que se verán privados de la convivencia estable en la que puedan desarrollarse como conviene, y encontrar el camino y los medios necesarios para integrarse en la sociedad.
Por tanto, EL CONSENTIMIENTO DE LAS PERSONAS QUE QUIEREN UNIRSE EN MATRIMONIO TIENE QUE SER MANIFESTADO EXTERIORMENTE Y DE MANERA VALIDA ANTE LA SOCIEDAD. En cuanto a los fieles, es menester que, para la instauración de la sociedad conyugal, expresen según las leyes de la Iglesia su consentimiento; lo cual hará de su matrimonio un sacramento de Cristo (nº 7).
En la simple reflexión ética, a la luz de la razón, no vamos a encontrar razones apodícticas para todos los casos, sino una seria congruencia, apoyada en lo que suele acontecer en las relaciones sexuales fuera del matrimonio (ley en presunción de un peligro común; un gravísimo bien común está en juego).
Es decir, una norma condicionada o relativa sería en la mayoría de los casos deshumanizadora para muchos. Todos deben sentirse solidarios aunque se creyeran a sí mismos una excepción. La eficiencia de esta ley esta en su absolutez.
Pero la fe eclesial añade a la experiencia del aserto una enseñanza firme que establece “como doctrina cristiana que todo acto genital se produzca dentro del matrimonio” (Nº7)
Doctrina de la Iglesia por al que debemos dejarnos interpelar y que sólo se comprende plenamente desde el significado que adquiere la sexualidad en el misterio de la Cruz a la luz de la revelación.
(matrimonio a prueba; uniones libres de hecho...”Familiaris consortio” 79)

Doble interrogación
1.      ¿Por qué la sexualidad debe ser expresión del amor conyugal?
-          estamos asistiendo a un cambio. Es un hecho sociológico que la prostitución en los países más desarrollados va decreciendo aunque aumentan las experiencias de parejas ocasionales.
Sin embargo, las personas, expresan cada día más en formas variadas, su ansiedad y falta de cariño. En concreto les frustra una sexualidad vivida sin cariño, sin ternura. Vienen de su hogar necesitados de cariño. La búsqueda del otro como mero instrumento de placer, en el fondo, lo sienten como un atentado grosero, que nadie medianamente evolucionado puede justificar. ¡Es deshumanizante!
-          pero no basta “cualquier clase de cariño” sino una densidad amorosa que de hecho solo se encuentra en el cariño conyugal, totalizante, exclusivo, perpetuo. “¡Tú sólo, tú siempre!”
Es decir, antes de ser una unidad sicosomática verdadera, la pura persona ha sido una persona única e insustituible. Antes de ser un cuerpo ha sido un alma, una vida.
-          el hijo tiene que entrar en el ámbito inmediato de la pareja y formar parte de un proyecto totalitario. Marginando la procreación, es evidente que la fuerza unitiva de la conyugalidad y su permanencia quedan mutiladas.
-          ¿qué garantías tiene la pareja de que la relación anticipada no quede en un sedante fugaz de la soledad o en un mero impulso de la pasión egoísta?
-          cuando de forma imprevista se hace presente el hijo no deseado se suele poner al descubierto que no estaba garantizada la auténtica unión de la conyugalidad y que todo ha sido un arrebato de pasión. Las soluciones de emergencia que se improvisan, las más de las veces son desastrosas (matrimonio precipitado, aborto, madre soltera)
-          se ha pretendido justificar esta relación como “experimento” “prueba”. La conyugalidad no se experimenta, se vive. Por otro lado, fuera del específico y concreto marco matrimonial (único e intransferible) todas las pruebas son falsas. Lo difícil y problemático no es la relación sexual sino la vida en comunión íntima. Los matrimonios no fracasan por sus relaciones sexuales.
-          las personas no pueden convertirse en experimento y menos su intimidad.
-          la triple garantía para el futuro de la pareja son su vida cristiana profunda, el amor y el control y dominio de la sexualidad. Educar para esto.
-          la prisa para incluir lo genital ¿no es signo muchas veces de descontrol de pobreza en el amor y la comunicación, de no hallar riquezas fuera de lo físico?

2.      ¿Por qué es necesario institucionar la formación de la pareja?
-          Todas las culturas coinciden en esta institucionalización.
-          Se da el caso de parejas que viven, en forma más o menos estable, sin ninguna vinculación jurídica o sólo la civil, como protesta ante la sociedad burocrática y tradicional.
-          Pero siempre el ser “cónyuges” conlleva a una dimensión social. Y eso hay que “reconocerlo” y hacerlo visible. Todos conocemos la angustia de quienes tienen que vivir su amor a ocultas (amor imposible), sin comunicarlo.
-          La familia, célula de la sociedad no puede inhibirse de sus obligaciones sociales; y a su nivel cristiano tiene que presentarse como símbolo de la unión de Cristo y su Iglesia.
-          No basta tener un cariño sino protegerlo y proclamarlo. Dar humanamente todas las garantías a la persona amada, aun en defensa de sí mismo.
-          La vinculación jurídica supone una dosis mayor de reflexión y seriedad, que aumenta y clarifica el cariño aun sicológicamente, al darle un valor social y jurídico.
-          Por todo lo dicho la pregunta obvia no es ¿por qué hay que institucionalizar el compromiso? sino... ¿por qué se desea suprimir esa reafirmación pública y jurídica? ¿qué razones o ventajas pueden aducirse a favor de la supresión?
-          Dado el fracaso de la fidelidad, la precariedad de las uniones, el pavoroso número de las madres solteras, hijos abandonados, etc.... parece cada vez más necesario rodear el compromiso de las mayores garantías incluidas las jurídicas, en bien de los hijos, etc...
-          No se ve la solución del matrimonio “in fieri” hasta llegar a la consumación existencial por las razones aducidas al tratar el tema del divorcio.
-          La solución del cn. 1116 no va al fondo del problema en todos los casos.

Valoración moral

-          La enseñanza de la Iglesia se mantiene firme: están prohibidas las relaciones sexuales fuera del legítimo matrimonio.
-          Este principio absoluto que ha mantenido la Iglesia encuentra un refrendo válido en la ley dada en presunción de un peligro común. Los datos sociológicos (aborto, madre soltera, matrimonios precipitados, hijos abandonados) que son fruto de relaciones prematrimoniales o extra conyugales reclaman la necesidad de la norma absoluta.
Aún aplicando al caso los principios de la moral proporcionalista o consecuencialista, se confirmará la necesidad de la norma absoluta.

Perspectivas Pastorales

1.      Reconocemos que estamos ante una situación sociocultural permisiva.

·         Las encuestas hablan de altos porcentajes de relaciones premaritales: Kindsay 90% de hombres y 50% de mujeres; Simon 67% hombres y 40% mujeres.
·         Ambiente y hipererotizado, medios de comunicación.
·         Permisividad ambiental, nuevas teorías, desculpabilización
·         Retrasos del matrimonio por causas económicas, trabajo, independencia.
·         Búsqueda de afecto fuera del hogar. Frialdad del hogar. Extraños.
·         Poca importancia a la virginidad.
·         Liberación (por lo bajo) del hombre y la mujer.
·         Control de natalidad; mayor frecuencia a las relaciones sin temores.
·         No se aceptan compromisos para toda la vida sino están precedidos de múltiples experiencias y edad más avanzada.
·         Desvalorización del argumento de autoridad: familia, Iglesia, opiniones, inmadurez sicológica y precocidad física y sociológica.

De todo esto podemos concluir la necesidad, mucho mayor, de una educación moral.

2.      En los casos concretos:

·         Distinguir lo objetivo y lo subjetivo, las actitudes, vida cristiana...
·         Hay manifestación aceptable de cariño entre novios, no basta dar normas sino hacerlas comprender y valorar.
·         Recalcar hacia que tipo de matrimonio apuntan.
·         Importante captar el mundo de valores de la pareja, grado de libertad y amor, madurez, familia, significado de la maternidad y paternidad...
·         Distinguir el amor de los gestos egoístas de la pasión.
·         La pareja que hoy viene a iniciar el noviazgo padece una fuerte dosis de autocentrismo, búsqueda del placer, necesidad de cariño.
·         En el ejercicio de la pasión es muy difícil “conocer” a la persona.

3.      Posición ante el hijo:

·         Se acepta a la persona como pareja pero ¡será después aceptado como padre o madre!
·         El hijo que no tiene un papel preponderante en el noviazgo pasa a un puesto clave en el futuro matrimonio.
·         La benevolencia con los adultos no suele ser la mejor defensa de sus hijos. Hay que protegerlos al “educar y exigir” a sus padres.
·         Ante el hijo no deseado (muy frecuente pues ni los métodos son seguros ni se emplean siempre) las reacciones son significativas.

“Las sociedades que han permitido la libertad prenupcial estaban en condiciones zoísticas y más allá de la superviviencia tribalapenas produjeron alguna cultura. Las sociedades que impusieron una continencia irregular u ocasional estuvieron en una condición humana y tenían un sistema social más elaborado. Las sociedades que han obligado a una completa continencia premarital estuvieron en una condición deística y tuvieron el máximo de energía intelectual y creadora” (J.D. Unwin antropólogo célebre de Oxford)
“Nadie me quitará mi fe que sólo los pueblos morigerados son capaces de llenar un gloriosos y noble papel humano en la historia; que sólo ellos pueden llevar a cabo obras de verdadera civilización. La lujuria, el juego y la embriaguez entontece a los pueblos. Si por cada escuela que se abra no se cierra una casa de juego, un prostíbulo y un bar, es que la escuela no sirve” (Unamuno: Ensayo, II pp. 469)

APÉNDICE. Opiniones divergentes

GUY DURAND (“Sexualité et foi”)
Dios nos llama a vivir en plenitud el sentido de la sexualidad. Es precisamente la exigencia de sentido lo que se traduce en la norma ética. La sexualidad es constitutiva y expresiva de la persona: es lenguaje y compromiso. Vivir de manera verdadera es dar a sus gestos una significación y una densidad personal e interpersonal. El cuerpo expresa la verdad de la persona de su ser, sus gestos expresan sus sentimientos y emociones.
Cuanto el cuerpo esta más implicado en la relación con el otro, está el ser entero más comprometido; a mayor intimidad en los gestos más compromiso de la totalidad de la persona.
El apretón de manos expresa una cierta fraternidad o la alegría de volverse a ver; de ahí la conciencia de hipocresía cuando se da la mano a quien se considera poco noble o leal. El beso que implica un contacto más íntimo del cuerpo, sugiere constitutivamente un vínculo más íntimo con la otra persona, una cierta afección, cierta ternura, diversa según los besos. Hay incoherencia cuando el beso no corresponde al sentido sugerido por el gesto.
La caricia, el abrazo expresan y sugieren una significación más densa del ligazón, posesión. El acto sexual es más íntimo corporal, debe expresar más y comprometer más, so pena de ser inauténtico y falso; el cuerpo desnudo expresa el abandono profundo de uno en el otro desde lo más fondo del alma. Los cónyuges forman una sola carne, dice la Biblia, es decir una sola persona, una vida.
La exigencia de “sentido” es pues la norma ética que se apoya en unidad sicosomática de la persona humana... no es un juego sino revelación de la intimidad de la persona lo que reclamamos a la expresión sexual...
(A continuación expresa que no siempre hoy en día se da una limitación de la inteligencia y de la libertad que en casos hacen que no haya culpa subjetiva)
(Pero en el aspecto pastoral... “Hay que caminar con cada uno y atender a lo que es posible para el sujeto hoy”, posible de comprender realmente y posible de vivir)

La primera regla entonces es evitar condenar. La condena podría tener como resultado traumatizar o endurecerse en la actitud tomada, o alejarlos. Evitar condenar no significa por tanto aprobar o no decir lo que se piensa. En el fondo hay que tomar a las personas como son y ayudarles a progresar. Para ello es preciso desde luego, escuchar, comprender: cada historia es personal, cada situación única. Esto se olvida con frecuencia. Hay que ayudarles a descubrir y analizar su situación (los aspectos positivos y las lagunas y riesgos). Invitarles, etapa a etapa, a comprender y vivir más el sentido de la sexualidad... Hay casos en que aconsejar una ruptura sería inhumano y antievangélico porque eso sumiría al sujeto en la soledad y desesperación. Con ciertos adultos que tienen “aventuras sexuales variadas” se impondría a veces, simplemente hacerles vivir encuentros más densos. Con jóvenes adultos que viven un matrimonio de ensayo serio, sería oportuno con frecuencia ayudarles a vivir sus encuentros carnales en forma más y más oblativa y a experimentar una comunidad de vida que prepara un compromiso total y social de uno hacia el otro. El objetivo último no se olvida ni se niega, por tanto; sirve de faro pero no puede siempre decirse explícitamente... hay una inmensa por parte de Dios la impaciencia es siempre signo de debilidad.

SNOECK J “Ensayo de ética sexual”
“Por relaciones sexuales preceremoniales (RSPC) entendemos la cohabitación regular entre novios, es decir, entre parejas sicológicamente madura en su relación y seriamente comprometidas que aguardan la oficialización (ceremonia) de su matrimonio. Por relaciones sexuales prematrimoniales (RSPM) entendemos la cohabitación regular (programada, no accidental) entre enamorados que todavía se cuestionan sobre un posible compromiso definitivo y que adoptan RSPM como elemento de progreso recíproco.
El Concilio de Trento acabo con los matrimonios clandestinos. Las consecuencias eran, en general, y siguen siendo negativas. Pero no siempre son erradas. Por eso el valor que está en juego no es absoluto sino relativo. En principio existe la posibilidad que la exigencia del amor entre Felicio y Beatriz prevalezca sobre la exigencia de la institución. En otras palabras, la norma no es deontológico sino teleológica, permitiendo excepciones cuando los valores prematrimoniales entran en conflicto. Recae entonces sobre los novios la responsabilidad de ponderar si realmente el aplazamiento de las relaciones sexuales los perjudican tanto que deben pasar sobre la norma. En principio este es nuestro punto de vista.”

VIDAL M.  “Moral de actitudes II”
“Hemos de confesar que a partir de una visión puramente “personalista” del amor humano no se puede afirmar taxativamente que las relaciones sexuales prematrimoniales sean enteramente y en toda circunstancia descartables. La realización del amor humano entre los novios no pide necesariamente la expresión gestual última; pero tampoco se puede afirmar lo contrario: que ninguna relación sexual realice el amor entre ellos, entendido en un sentido puramente “personalista”.  A partir de esta afirmación general hay, que considerar dos momentos: un momento pedagógico y un momento axiológico... momento pedagógico: ... La solución normal debe ser la abstinencia sexual prematrimonial. Y esto no por razón de unos anticuados e inhumanos tabúes morales y sociales, sino por una razón interna a la naturaleza antropológica del amor.
Momento axiológico: opinamos que no puede afirmar la abstinencia sexual como una norma ética absoluta. Esto supondría admitir que la intimidad sexual entre novios no puede realizar, de por sí, la expresión de un amor auténtico, lo cual no parece exacto.
En este sentido nos parece cierta la afirmación de Valsechi de que la norma de la abstinencia sexual prematrimonial no parece ser una “norma absoluta e inmutable”. Desde un análisis antropológico puro del amor humano es difícil probar que toda relación entre novios es un gesto inauténtico. (Págs. 477-479). Urge la institucionalización del amor prematrimonial... con toda la fuerza institucional y jurídica que necesita.
Si se admitiera la existencia de formas institucionalizadas, previas al matrimonio, en este caso se podría pensar en la licitud de las relaciones sexuales prematrimoniales...pp484.
Otro aspecto al que queremos aludir es el de las situaciones-límites. Reafirmando la abstinencia sexual prematrimonial como la norma ordinaria que trata de asumir los valores humano-cristianos de una auténtica realización del amor entre novios, nos preguntamos ulteriormente: ¿es una norma moral invariable de tal suerte que no acepte otra posible formulación? ¿No habrá casos en los que la norma moral de abstinencia sexual deje de ser un factor liberador y por tanto, ético y pase a ser un factor de opresión y de frustración de un amor que podría y debería llegar a ser auténtico?
Nos referimos a aquellas parejas que, en hipótesis, han llegado a un amor suficientemente maduro para el gesto sexual pleno y que no puede institucionalizarse en la estructura actual del matrimonio. ¿Es la abstinencia sexual la única salida para ellos? El valor del amor pleno, personal e institucionalizado ¿no puede encontrar otro cauce normativo diferente al de la abstinencia sexual? Estas situaciones-límite han de ser solucionadas con los criterios morales que se aceptan para tales circunstancias… pp. 485.

SIMON R.  Entrevista en el “Nouvel Observatur” Febrero 1976
(Sobre “Persona Humana”, sdb Presidte de Asoc. De Moralistas cat. France)
El documento afirma que las relaciones prematrimoniales son pecado mortal.
R.S.- Eso es ignorar los verdaderos problemas. Hay en eso un grave error ético. La cuestión es ante todo humana. Es la de las relaciones de la libertad y de las estructuras (matrimonio), de lo íntimo y de lo público, de lo privado y de lo institucional. La práctica de las llamadas relaciones prematrimoniales plantea el problema de lo instituido. Es una crítica a una institución que funciona mal, tanto en el plano religioso como en el civil.
Además habría que preguntarse: ¿Qué valores humanos y por tanto, cristianos, tienen la abstinencia sexual antes del matrimonio o las relaciones prematrimoniales? Una y otra pueden ser buenas o nefastas. Todo depende de lo que esté en juego: proyectos, sicologías, valores espirituales... (Misión abierta, Junio 1976)

Movimiento C.P.M. (Centro de preparación al matrimonio, Madrid, Misión abierta)
Objetivos:
en tercer lugar, liberación del legalismo”. Tenemos la ambición de liberar a los novios  -y ante todo a nosotros mismos – de lo “permitido y prohibido” que envenena la conciencia cristiana. Esta progresividad contiene dos exigencias: el juicio de valores – hay cosas que son buenas conforme a las costumbres – y la necesidad de superar todas las etapas con paciencia (ibd. Pp. 172-560)

HORTELANO A.  “Moral de bolsillo”
“La gravedad de las relaciones sexuales prematrimoniales dependerá del mayor o menor daño que se hacen con ellas los interesados, lo que estará en gran parte condicionado por el amor que se tienen y por el compromiso real que han hecho de casarse” (Nº 233)

HORTELANO A.  “Problemas actuales” II
“sin embargo no nos atrevemos a decir que las relaciones sexuales prematrimoniales, cuando expresan unamor auténtico, total y para siempre, sean siempre gravemente malas. Es algo que habrá que ver en cada caso” (pp. 634)

CURRAN  “Memorando a Roma”
“No he tratado específicamente el problema de las relaciones prematrimoniales sino dentro del ámbito más amplio de la sexualidad, en general. Insisto en que el pleno sentido de la sexualidad humana implica un compromiso permanente de amor entre un hombre y una mujer. La práctica pastoral exige prudencia...Sólo en muy raras y relativamente pocas situaciones yo justificaría sexualidad premarital sobre la base de una teología del compromiso.”

HAERING B: “Libertad y fidelidad en Cristo” II
“En mi opinión es importante mantener la doctrina tradicional y la disciplina de la Iglesia a favor de la plena veracidad del acto sexual...
y deberíamos considerar también la posibilidad de que otros estén firmemente convencidos de que, habiendo alcanzado un firme compromiso mutuo y teniendo en cuenta la dificultad de la situación por la que atraviesan, pueden mantener relaciones prematrimoniales.
Personalmente jamás podremos aprobarlas, pero el confesor puede darles la absolución, no en base a nuevas doctrinas, sino apoyándose simplemente en su convicción sincera. Con todo el confesor debería expresar claramente esta manera de razonar” (pp. 580)

LOPEZ AZPITARTE “Praxis cristiana” II
“No juzgamos rechazable la validez objetiva de la primera opinión. Su fuerza tradicional e intrínseca imposibilita mantener que siempre y en cualquier circunstancia toda relación previa al matrimonio haya de considerarse como ilícita. Por eso creemos acertada la siguiente afirmación: “Es preciso confesar, con todo, que la reflexión ética no halla razones apodícticas para concluir que toda relación íntima matrimonial resulta deshumanizante y pecaminosa. Queda claro solamente que su exclusión, como norma generalizada, se impone para el bien objetivo de la sociedad y también de los interesados, en la mayor parte de los casos, por lo menos” (Cuyás R y F 199, 1979, 580)
Negar los posibles abusos, en los que se apoyan otros autores para rechazar esta postura, sería demasiada ingenuidad, pero tales peligros no invalidan una opción seria, honesta y comprometida en algunas ocasiones, aun cuando vaya contra la norma general. Como la virtud de la epiqueya exime a veces de cualquier ley, sin que puedan excluirse falsas interpretaciones... (pp. 421). Cita a Fuchs... Si ese cariño no existe la relación será siempre mentirosa y cuando dos personas han llegado a quererse de verdad, habrán descubierto con una inmensa alegría que tienen otras múltiples formas de mantener y fomentar su comunión amorosa. Sin negar la posibilidad de alguna excepción, por motivos justificantes y serios, el valor de la norma sigue teniendo vigencia.

ROSSI L.  “Relaciones prematrimoniales” DETM  (Dicc. Enc. T. M.)
“El mal no estará en el contacto de los cuerpos, sino en la instrumentalización de los espíritus, o mejor, de las personas. La sexualidad no es un hecho puramente instintivo, sino que va inserta en el contexto de toda la persona: corazón, amor, inteligencia y responsabilidad con el prójimo” (pp. 922)
“Es pues, legítimo pedir todavía a los novios cristianos que se abstengan de relaciones íntimas en nombre de la Iglesia que les exige esto: más aún, es obligatorio hacerlo, aunque nos demos cuenta que tal enseñanza de la autoridad tenga un límite en esto. Los novios no podrán despreciarla; antes bien deberán reflexionar seriamente sobre ella.” (pp 924)
“Del hecho de que el amor tiene una dimensión social y se necesitan garantías jurídicas para cada persona, no se deduce tampoco que esta institucionalización es sin  más el matrimonio o al menos que antes de él no se pueda tener ninguna relación íntima”...
Estas y otras consideraciones (antropológicas) hacen que resulte muy conveniente la conclusión que excluye las relaciones sexuales íntimas entre personas no casadas. Sin embargo, permanece aun el límite propio de toda argumentación de tipo global, cuyos elementos, individualmente tomados, no puede decirse que tengan la suficiente fuerza probatoria” (pp 925).
“Por el hecho de que es libre y liberadora, la moral evangélica de la castidad prematrimonial se coloca en una dimensión personalista. No intenta dar inmediatamente una simple respuesta hacha de “sí” o de “no” a las relaciones prematrimoniales. Lo que preocupa es elevar la madurez personal.
“Se puede comprometer valores no sólo diciendo que con las relaciones prematrimoniales no se puede cometer nunca pecado grave, sino también con un modo torpe de oponerse a ellas, como si comportaran siempre el máximo perjuicio...El educador, pues, no se parará sobre la materialidad del comportamiento, preocupado solamente por la moralidad objetiva, sino que se colocará en una perspectiva personalista, que no es menos objetiva y exigente que la tradicional”
Y cita a Haering (Rapporti sessuali prematrim): “No debemos crear complejos de culpa en los jóvenes, sobre todo si ellos están empeñados en una seria y sincera búsqueda. No hablemos enseguida de pecado mortal, de condenación eterna a los jóvenes que casi siempre viven en un estado insuperable de ignorancia de la norma, tal vez por culpa de aquellos que proponen motivaciones apodícticas o claramente insuficientes (pp. 929)

VALSESECCHI A: “Noviazgo”  DETM

“...el don sexual completo hay que situarlo en el contexto de una decisión matrimonial definitiva. Y este es un dato histórico-sociológico de enorme importancia. No nos atrevemos a decir que se trate de una norma absoluta e inmutable; pero sí se trata de una estructura cultural con adecuado grado de historicidad” (pp. 708) 

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