La procreación responsable puede inducir a una pareja
de esposos a distanciar los nacimientos o a no tener, temporal o
definitivamente, más hijos. Esto se puede lograr de dos modos: siguiendo el
ritmo natural de la fertilidad o interviniendo artificialmente con un anticonceptivo.
REGULACIÓN
NATURAL DE LA FERTILIDAD
La fertilidad de la mujer es cíclica. Durante el ciclo
menstrual se alternan periodos no fértiles con periodos fértiles. La ordenada
secuencia de acontecimientos que caracteriza al ciclo menstrual implica la
secreción de hormonas y cambios morfológicos en la mujer, que pueden ser
observados e interpretados, para discernir si se está en presencia o no de
periodos fértiles.
La regulación natural consiste en poder realizar el
acto conyugal cuando la mujer está en periodo no fértil y en abstenerse de él
cuando está en periodo fértil, si no se desea tener hijos.
Métodos
naturales
a)
Lactancia
materna. La lactancia retarda el reinicio de la ovulación en la mujer.
b)
Método
de la temperatura basal: la ovulación provoca un aumento de la temperatura
basal. El método consiste en medir la temperatura y calcular el inicio de la
infertilidad posovulatoria.
c)
Método
del ritmo: trata de localizar los periodos fértiles basándose en cálculos matemáticos
sobre los últimos seis ciclos. Muy inseguro, ha sido abandonado.
d)
Método
de la ovulación “Billings”: se puede detectar el inicio y el fin del periodo
fértil basándose en las características de la mucosidad cervical, producida por
el cuello uterino, como consecuencia de las variaciones hormonales producidas
durante la ovulación. Da indicaciones seguras antes y después del periodo fértil.
e)
Método
sintotérmico: conjunto de elementos que comprenden análisis técnicos
computarizados e integran parámetros de tiempo, temperatura, mucosidad cervical,
etc. ofrecen un medio para conocer con mayor seguridad su estado de fertilidad
o infertilidad.
Juicio ético
La regulación natural de la fertilidad no presenta problemas
éticos en cuanto respeta la naturaleza del acto sexual conyugal. Los cónyuges,
tienen que hacer un uso “responsable” de los métodos naturales y no un uso
“exclusivamente no procreador”; al hacer o no hacer el acto sexual conyugal,
deben estar guiados por criterios de “paternidad responsable”, y no solo por
motivos egoístas y hedonistas. La enseñanza de la regulación natural tiene que
ir más allá del hecho técnico; no se enseña una técnica, sino un estilo de vida
responsable y moralmente licito. Es una de las grandes diferencias con la anticoncepción.
LA
ANTICONCEPCIÓN
Toda acción que, en previsión de la realización del
acto conyugal, se proponga como fin o como medio, impedir la concepción.
Lo más importante en la anticoncepción, no es la
técnica usada, sino la voluntad de impedir la concepción; sin embargo, con
frecuencia, muchos de los llamados “anticonceptivos”, no son tales, porque en
lugar de impedir el encuentro entre el ovulo y el espermatozoide (concepción),
impiden que el ovulo ya fecundado pueda desarrollarse. No son anticonceptivos
sino “abortivos”.
La anticoncepción se aplica en el hombre y en la
mujer, y puede ser de dos tipos:
-
Anticoncepción
mecánica: se impide que los espermatozoides entren en contacto con el ovulo.
-
Anticoncepción
hormonal: se modifica el cuerpo del hombre o la mujer con sustancias químicas,
de modo que al acto sexual no siga la concepción.
Métodos
anticonceptivos
Se presentan los que actúan predominantemente de modo
anticonceptivo.
-
Preservativo
o condón: lo usa el hombre. Constituido por una envoltura de látex o goma que
se aplica sobre el pene con el objetivo de impedir que el líquido seminal sea
depositado en la vagina. Existe también la versión femenina.
-
Diafragma: lo usa la mujer. Constituido por un
disco de goma, blando en el centro rígido pero flexible en los bordes, que
colocado en la vagina, la separa del cuello del útero impidiendo el paso de los
espermatozoides.
-
Esponja:
lo usa la mujer. Es un aparato de poliuretano empapado de un espermicida que,
colocado en la vagina, ejercita una acción mecánica y una acción química contra
los espermatozoides impidiéndoles el paso hacia el cuello uterino.
-
Espermicidas:
los usa la mujer. Son sustancias químicas que debilitan o impiden la acción de
los espermatozoides. Se utilizan en varias fórmulas: óvulos, gel. Se aplican
poco antes de la relación sexual.
-
Píldora
anticonceptiva: la usa la mujer. Compuesta por dos hormonas, un estrógeno y un
progestínico, que interfieren en los mecanismos hormonales que regulan la
actividad reproductiva de la mujer. Causa los siguientes efectos:
1.
Bloqueo
de la ovulación
2.
Alteración
de la mucosidad que impide a los espermatozoides subir hacia las trompas de
Falopio.
3. Alteraciones de las trompas
y del útero que impiden el paso y la anidación del embrión. Este último efecto
es abortivo.
-
Suministración
“depot”: parche. Lo usa la mujer. Inyecciones intramusculares o capsulas
implantadas bajo la piel, que liberan gradualmente los estroprogestínicos.
Bloquea parcialmente la ovulación y altera la mucosidad y el útero impidiendo a
los espermatozoides subir o al embrión implantarse. Este último efecto es
abortivo.
-
Coito
interrumpido: es el acto de interrumpir la relación sexual, para que la eyaculación
ocurra fuera de la vagina.
Juicio ético
El uso de
los métodos anticonceptivos es inmoral porque, separando voluntariamente el
aspecto unitivo del procreador, contradice la naturaleza intrínseca de la
sexualidad humana. Es ilícita toda acción que, o en previsión del acto conyugal
o en su cumplimiento o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se
proponga, como fin o como medio, impedir la procreación.
La unión
conyugal tiene dos dimensiones; unitiva y procreadora. Separar estas dos
dimensiones significaría perjudicar la verdad intima de la sexualidad. La
procreación responsable consiste en asumir la sexualidad en su verdad. Frente a
la elección de tener o distanciar o evitar una concepción, la pareja podrá
decidir si hacer los actos conyugales en momentos en que es o no posible una
concepción, sin que esto altere la verdad objetiva de aquel acto. En este sentido,
no es, en cambio, responsable manipular el acto conyugal de modo que exprese
solo la dimensión psicológico-afectiva y no la procreadora, porque la persona
es una unidad-totalidad.
Si el
objetivo es evitar la concepción, ¿qué diferencia hay entre métodos naturales y
métodos anticonceptivos? La diferencia radica en el estilo de vida y en el
comportamiento sexual de la persona. No es el hecho de ser “artificial” lo que
funda el juicio moral en la anticoncepción. Lo que está en juego no es la
“técnica”, sino la dimensión personal del acto conyugal.
En la
anticoncepción se exime el comportamiento sexual de su responsabilidad inmediata
de poder ser causa de una nueva vida; se exime de su tarea de ser responsable,
y de actuar o no actuar sobre la base de esta responsabilidad. En la
anticoncepción el acto sexual, llamado por naturaleza intrínseca a realizarse
en relación con la decisión responsable, se desliga de ella. El “artificio”
actúa por sí mismo y hace inútil la modificación del comportamiento sexual.
Con los
métodos naturales, es el sujeto el que tiene que modificar su comportamiento
sexual; a través de un acto libre se abstiene de realizar el acto. Este abstenerse
es un acto positivo que decide libremente no realizar el acto conyugal, porque
se asume la responsabilidad del mismo. Es un verdadero acto de comportamiento sexual
responsable. En la anticoncepción, se descarga esta responsabilidad sobre el
“artificio técnico”.
El problema
no es si los métodos “naturales” son lícitos, porque respetan el ritmo
biológico “natural” de la mujer, mientras que la anticoncepción “artificial” es
ilícita porque perturba la naturaleza biológica. Lo que está en juego no es la
naturaleza en el sentido biológico del término, sino la dignidad personal del
amor, y por tanto, la naturaleza humana racional, que es material y espiritual
a la vez. El hecho de que el amor humano tome la forma de un intercambio sexual
y este estructuralmente tan ligado a la procreación no depende de una elección
arbitraria de nuestra libertad. Es un dato de la naturaleza humana racional.
Separar esta unión estructural es contradecir no solo la naturaleza “biológica”
de la persona, sino también la naturaleza “humana” racional, es decir, la
unidad de la persona.
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