jueves, 26 de febrero de 2015

PERSONA HUMANA, SOCIEDAD Y CULTURA

LA ONU Y LA GLOBALIZACIÓN
Los términos “mundializacion” y “globalizacion” se utilizan para indicar que, en escala mundial, los intercambios se multiplicaron rápidamente, en los sectores científicos, técnicos y culturales. Esto se torno posible gracias a sistemas de comunicación más rápidos y eficaces. El mundo tiende a una mayor unidad.

UNIFICACIÓN POLÍTICA, INTEGRACIÓN ECONÓMICA

Por mundialización se entiende ahora, la tendencia que lleva a la organización de un único gobierno mundial. Se centra sobre la dimensión política de la unificación del mundo.
Tal tendencia fue desarrollada por diversas corrientes estudiadas por los internacionalistas. Se pueden citar dos ejemplos. El primer modelo remonta al final de los años 60 y es de autoría de Zbigniew Brzezinski. Según esta visión, Estados Unidos debe reformular su tradicional mesianismo y asumir la conducción mundial. Deben organizar las sociedades políticas particulares tomando en cuenta una tipología que las clasifica en tres categorías según su grado de desarrollo. La mundializacion se define a partir de un proyecto hegemónico.

Al final de los años 80 surge otro proyecto, del cual Billy Brandt fue uno de los principales promotores. El Norte (desarrollado) y el Sur (en desarrollo) necesitan uno del otro, sus intereses son recíprocos. Buscaba iniciativas tomadas en el plano político, las que debían incidir prioritariamente sobre el sistema monetario, el desarme, el hambre. Según el “programa de supervivencia” del informe Brandt, era preciso crear un “mecanismo de vigilancia del alto nivel” que tendría por misión principal tornar a la ONU mas eficaz. El concepto de mundializacion en este caso no se vincula a un proyecto hegemónico, más bien se sitúa en la tradición de la “internacional socialista”. La soberanía de los Estados debería limitarse y colocarse bajo el control de un poder mundial si se quiere garantizar la supervivencia de la humanidad.

La globalización tiene más bien una connotación fundamentalmente económica. La mejora de las comunicaciones internacionales estimula a hablar de una integración de los agentes económicos a nivel mundial. Las diversas actividades económicas serian divididas entre los diferentes Estados o regiones. El trabajo seria dividido y en la cúspide del sistema de toma de decisiones, se encontrarían aquellos avocados a las tareas de producción tecnológica y de coordinación mundial. Dicha visión de la globalización es francamente liberal.

GLOBALIZACIÓN Y HOLISMO        

La globalización es reinterpretada a la luz de una nueva visión del mundo y del lugar del hombre en el mundo. Esta nueva visión se denomina “holismo”. Esta palabra de origen griego, significa que el mundo  constituye un todo, dotado de más realidad y más valor que las partes que lo componen. En ese todo el surgimiento del hombre no es más que un avatar en la evolución de la materia. El destino inexorable del hombre es la muerte, desaparecer en la Madre-Tierra, de donde nació.

El gran todo, trasciende por lo tanto al hombre. Este debe doblarse a los imperativos de la ecología, a las conveniencias de la Naturaleza. La persona debe aceptar no ser más el centro del mundo.  La “Ley natural”  no es más aquella escrita en la inteligencia y en el corazón del hombre: es la ley implacable y violenta que la Naturaleza le impone. La vulgata ecológica presenta al hombre como un predador, y como toda población de predadores, la población humana debe ser contenida dentro de los limites de un desarrollo sustentable. La persona, por lo tanto, debe aceptar sacrificarse a los imperativos de la Madre-Tierra y a los imperativos de los tiempos venideros.

LA “CARTA DE LA TIERRA”

La ONU ha elaborando un documento sistematizando esa interpretación holística de la globalización: la Carta de la Tierra.

Algunos extractos:  “Nos encontramos en un momento critico de la historia de la Tierra, el momento de escoger su destino…  Debemos unirnos para fundar una sociedad global durable, fundada en el respeto a la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y la cultura de la paz…  La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo… El medio ambiente global, con sus recursos finitos, es una preocupación común a todos los pueblos. La protección de la vitalidad, de la diversidad y de la belleza de la Tierra es un deber sagrado… Nuestra opción es formar una sociedad global para cuidar de la Tierra y cuidarnos los unos a los otros o exponernos al riesgo de destruirnos a nosotros mismos y destruir la diversidad de vida…”

LAS RELIGIONES Y EL GLOBALISMO

Las religiones en general, y en especial la religión católica, figuran entre los obstáculos a neutralizar para consolidar la visión holística del globalismo. Con ese objetivo, se organizo dentro del marco de las celebraciones del milenio en Setiembre 2000, la Cumbre de líderes espirituales y religiosos. Se busca lanzar la “Iniciativa unida de las religiones” que tiene entre sus objetivos velar por la salud de la Tierra y de todos los seres vivos. Influenciado por la New Age, dicho proyecto apunta a la creación de una nueva religión mundial única, lo que implicaría la prohibición a todas las otras religiones de hacer proselitismo. Según la ONU, la globalización no debe envolver apenas las esferas de la política, de la economía, del derecho; debe envolver el alma global. El cardenal Harinas, representante de la Santa Sede, no acepto firmar el documento final, que colocaba a todas las religiones en un mismo pie de igualdad.

EL PACTO ECONÓMICO MUNDIAL

El Secretario de la ONU, Sr. Kofi Annan, en su discurso de apertura al Forum del Milenio, proponía la “adhesión a ciertos valores esenciales en los ámbitos de las normas de trabajo, de  los derechos humanos y del medio ambiente”. El Secretario general garantizaba que de esa manera se reducirían los efectos negativos de la globalización. Para superar el abismo entre el Norte y el Sur, al ONU debería hacer un amplio llamado al sector privado. Se procuraba obtener la adhesión a ese pacto de un gran número de actores económicos y sociales: compañías, hombres de negocios, sindicatos, organizaciones de la sociedad civil.

Dicho “Pacto Mundial” (Global Compact) seria una necesidad para regular los mercados mundiales, para ampliar el acceso a las tecnologías vitales, para distribuir la información y el saber, para divulgar los cuidados básicos en materia de salud, etc.

Suscita, sin embargo, grandes interrogantes. ¿Se podrá contar con las grandes compañías mundiales para resolver los problemas que ellas hubieran podido resolver hace mucho tiempo si lo hubiesen deseado? ¿Qué poder de intervención tendrán los gobiernos de los Estados soberanos para actuar en nombre de la justicia, en las cuestiones económicas, monetarias y sociales? A la luz de la precariedad financiera de la ONU, ¿no se corre el riesgo de que dicha organización sea victima de una tentativa de compra por parte de un consorcio de grandes compañías mundiales?

UN PROYECTO POLÍTICO SERVIDO POR EL DERECHO

Es en el plano político y jurídico que el proyecto de la globalización se hace más inquietante. En la medida en que la ONU, influenciada por la New Age, desarrolla una visión materialista, estrictamente evolucionista del hombre, desactiva la concepción realista que esta subyacente en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Según esta visión materialista, el hombre pura materia, es incapaz de descubrir la verdad sobre sí mismo o sobre el sentido de su vida. Es reducido al agnosticismo de principio, al escepticismo y al relativismo moral.

La Declaración de 1948 presentaba la prodigiosa originalidad de fundar las nuevas relaciones internacionales en la extensión universal de los derechos humanos. Tal debería ser el fundamento de la paz y del desarrollo. El orden mundial debería ser edificado sobre verdades fundadoras reconocidas por todos, protegidas y promovidas progresivamente a través de la legislación de todos los Estados.

Hoy los derechos humanos no están más fundados en una verdad que se impone a todos y es por todos libremente reconocida: la igual dignidad de todos los hombres. De aquí en adelante los derechos humanos son el resultado de procedimientos consensuales.

Los “nuevos derechos humanos” según la ONU actual, surgirán a partir de procedimientos consensuales que pueden ser reactivados indefinidamente. No son más la expresión de una verdad inherente a la persona; son la expresión de la voluntad de aquellos que deciden. De aquí en adelante, mediante tal procedimiento, cualquier cosa podrá ser presentada como “nuevo derecho” de la persona: derecho a uniones sexuales diversas, al repudio, a los hogares monoparentales, a la eutanasia, a los programas eugenésicos, etc. Es por esta razón que en las asambleas internacionales organizadas por la ONU, los funcionarios se empeñan en llegar al consenso; una vez adquirido, el consenso es invocado para hacer que se adopten convenciones internacionales que adquieren fuerza de ley en los Estados que las ratifican.

UN SISTEMA DE DERECHO INTERNACIONAL POSITIVO

A través de sus convenciones o de sus tratados normativos, la ONU esta dispuesta a articular un sistema de derecho supra-estatal, puramente positivo. El objeto del Derecho no es mas la justicia sino la ley. Las normas de los derechos estatales no son va
Lidas si no son validadas por el derecho supra-estatal. El poder de la ONU se concentra de manera piramidal. Todos, individuos o Estados deben obedecer la norma fundamental surgida de la voluntad de aquellos que definen el derecho internacional. El derecho internacional puramente positivo, libre de toda referencia a la declaración de 1948, es el instrumento utilizado por la ONU para imponer al mundo la visión de la globalización que debería permitirle colocarse como superestado.


UN TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL

Al controlar el derecho, la ONU entroniza un sistema de pensamiento único; se constituye un tribunal tallado para su sed de poder. Así crímenes contra los “nuevos derechos humanos” (aborto, homosexualidad, eutanasia) podrían ser juzgados por la Corte penal Internacional, fundada en Roma en 1998.

LA “GOBERNANCIA” GLOBAL

Se esta frente a un proyecto que ambiciona legitimar y montar un gobierno mundial único, en el cual las agencias de la ONU podrían trasformarse en ministerios. Aseguran que es urgente crear un nuevo orden mundial, político y legal.
Las agencias de consultivas, pasarían a ser ejecutivas.
En otros casos serian necesarias nuevas instituciones; estas podrían incluir, por ejemplo una Política Mundial permanente que podría citar naciones a comparecer delante de la Corte Internacional de Justicia, o delante de otras cortes especialmente creadas.

Actualmente, en los ambientes de la ONU la destrucción de las naciones aparece como indispensable para alcanzar el objetivo de extinguir definitivamente la concepción antropocéntrica de los derechos humanos. Eliminando ese cuerpo intermediario que es el estado nacional, se debilitaría la sociedad civil y se eliminaría la subsidiaridad pues seria creado un estado centralizado.

REAFIRMAR EL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIDAD

El derecho internacional positivo es el instrumento utilizado por la ONU para organizar la sociedad global. Bajo el disfraz de la globalización, la ONU organiza en su beneficio la “gobernancia” mundial. Bajo el disfraz de “responsabilidad compartida” invita a los Estados a limitar su justa soberanía. La ONU globaliza presentándose como un superestado mundial. Tiende a gobernar todas las dimensiones de la vida, del pensamiento y de las actividades humanas, ejerciendo un control mas centralizado de la información, del conocimiento y de las técnicas; de la alimentación, de la salud y de las poblaciones; de los recursos del suelo y del subsuelo; del comercio mundial y de las organizaciones sindicales; y sobre todo de la política y del derecho. Delante de esta globalización es preciso reafirmar la necesidad y la urgencia de fundar la sociedad internacional en el reconocimiento de la igual dignidad de todas las personas. Es preciso reafirmar la primacía del principio de subsidiaridad tal como debe ser correctamente comprendido; esto significa que las organizaciones internacionales no pueden expoliar a los Estados, ni a los cuerpos intermedios ni a la familia, de sus competencias naturales y de sus derechos, sino que al contrario deben ayudar a ejercerlos.


La Iglesia no puede dejar de oponerse a dicha globalización, que implica una concentración de poder que exhala totalitarismo. Delante de una “globalización” que la ONU se esmera en imponer alegando un “consenso”, la Iglesia debe aparecer, semejante a Cristo, como señal de división. No puede endosar ni una “unidad” ni una “universalidad” que estuvieran encima de las voluntades subjetivas de los individuos o impuestas por alguna instancia pública o privada. No se puede permanecer callados, ni inactivos ni indiferentes.

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