Se pueden agrupar los diversos
problemas que plantea el trasplante de órganos en tres grupos: el donante
(muerto o vivo), el receptor y los costos sociales.
Donante muerto
(cadáver)
Constituye
un acto moral digno de elogio el donar uno mismo sus órganos, y aún todo su
cuerpo, para que sirva a los vivos después de la propia muerte.