lunes, 11 de agosto de 2014

LA SEXUALIDAD

La sexualidad es uno de los planos constitutivos de la naturaleza de todas las especies del mundo animal. Lo que dignifica la sexualidad en el ser humano es que la sexualidad procreadora y biológica esta justificada en aspectos cognoscitivos y afectivos, en los que aparecen unidos el amor, la razón y las posibilidades de la procreación. Presentada desde este punto de vista, aparece como algo sublime, lleno de sentido y sentimiento, de profundo significado humano que le marca al hombre las características propias de su dignidad. La sexualidad no es solamente placer, ni éste, es el fin básico del sexo.


La sexualidad entendida como condición sexuada, no se reduce a una actividad concreta que requiere unos órganos específicos, sino que abarca toda la modalización que hace que el varón y la mujer sean iguales y distintos en todas las facetas de su ser, desde el tono de voz hasta la manera de andar.

Confundir lo sexuado con lo sexual es entender de una manera muy reduccionista la sexualidad que establece en todo el mundo humano una dualidad y una diferencia.

Quienes propugnan la liberación sexual, lo que buscan es que exista el máximo de permisividad posible, pues esto se asocia con placer. Este proceso tendiente al libertinaje sexual fue favorecido por la aparición de distintos métodos anticonceptivos. La situación se complica cuando movimientos de liberación femenina levantan el estandarte del aborto y la anticoncepción como derechos fundamentales de la mujer.

EL SEXO Y LA PERSONA


La sexualidad es un componente fundamental de la personalidad, de su modo de ser, de manifestarse, de comunicarse con otros, de sentir, de experimentar y de vivir el amor humano. La sexualidad caracteriza a la persona en los aspectos físico, espiritual y psicológico; no es algo que se “tiene” sino que conforma el ser mismo de la persona. El sexo es algo que debe “aceptarse” y no algo de lo que se dispone y puede cambiarse según las preferencias.

El sexo conforma esencialmente a la persona como totalidad unificada y le es inseparable. La sexualidad humana tiene un significado interpersonal, pues permite expresar el amor y ser amado, presuponiendo la dualidad, reciprocidad y diversidad (masculina y femenina) en el ámbito de lo que responde a la naturaleza. El sexo no puede separarse del sentimiento espiritual pues se volvería meramente corpóreo o de placer animal. Cuando el sexo se convierte en genitalidad es como si viéramos un cuerpo sin alma.

A este respecto el Catecismo de la Iglesia Católica dice:

“La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana en la unidad de su cuerpo y su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera mas general, a al aptitud para establecer vínculos de comunion con otro” (2332)


Significado del cuerpo humano


El cuerpo tiene un significado antropológico que se refiere a caracteres sexuales y espirituales. En tanto el hombre es un ser sexuado, la masculinidad o la feminidad marcan el significado del cuerpo, y se individualizan en un aspecto orgánico y en una realidad espiritual y psicológica.

La masculinidad y la feminidad están influenciadas en su desarrollo y maduración por la recepción de aspectos educativos y culturales. En este proceso de individualización pueden existir anomalías, cuyo origen es muy discutido.

Dualidad sexual


El hombre y la mujer son seres sexuados. La vida humana depende de la dualidad y la complementariedad sexual. La pertenencia a uno u otro sexo queda establecida desde la misma concepción según ciertos factores hormonales, genéticos y morfológicos.

Esta dualidad se enfoca desde los siguientes ángulos:

a)      Sexo cromosómico: determinado por 44 cromosomas más 2 cromosomas sexuales. Femenino se expresa como XX, cuando es masculino XY.
b)      Sexo gonádico: marcado por diferentes gónadas, testículos (masculino), ovarios (femenino)
c)      Sexo genital: determinado por caracteres anatómicos peculiares. En el varón se tiene glande, pene, escroto; en la mujer clítoris, labios mayores y menores.

Si bien la mujer no es igual al varón desde el punto de vista corporal o cromosómico, tiene la misma naturaleza humana y dignidad de persona.

Ambos sexos son diferentes pero se complementan. La diferencia incide en la personalidad. La complementariedad que significa armonía, lleva a una integración, pues el varón y la mujer sienten atracción y de esta posible integración es de donde puede surgir el origen de la vida.

La sexualidad va mas allá de la genitalidad

El sexo es un acto con significado en tres dimensiones: espiritual, psíquico y físico. La sexualidad es polivalente. Estas tres dimensiones dignifican el acto sexual cuando están presentes. Si el sexo es solo relación corporal, esta se despersonaliza. La sexualidad exige genitalidad pero no se agota en ella. La genitalidad es un dato anatómico y una función fisiológica. La sexualidad no es un mero dato ni una función, es una dimensión constitutiva de la persona que se refiere a todo su ser.

El sexo es algo más que la relación corporal externa al ser; supone una relación que involucra a toda la persona (cuerpo, espíritu y psiquis).

Diferenciación de la “relación sexuada” y la “relación sexual”


En la relación sexuada se destaca el relacionamiento amistoso entre personas de distinto sexo, si recurrir a la sexualidad.

La relación sexual se expresa en la genitalidad y supone la entrega del cuerpo y espíritu del hombre y la mujer.
           
La relación sexual natural se caracteriza por ser heterosexual con la participación de un hombre y una mujer (unidad y exclusividad), que parte de un relacionamiento permanente y con finalidad procreativa posible.

Finalidad del acto sexual


El acto sexual en su tridimensión (espiritual, psíquica y corpórea) tiene por finalidad fundamental la expresión del amor humano y la procreación. A través de la sexualidad el hombre se proyecta hacia el futuro.

La unión sexual es un acto que implica totalidad y reciprocidad, pudiendo de este relacionamiento físico-amoroso-psicológico surgir una nueva vida.

Aquí se advierte la diferencia entre procrear y producir vidas. En el primer caso el nuevo ser surge en la dignidad del amor humano, en el segundo es el resultado de aplicar una técnica de laboratorio. La dimensión unitiva y procreativa de la relación humana es lo que dignifica al nuevo ser procreado.

La paternidad responsable supone asumir la sexualidad en su verdad. La fecundación artificial quiebra esta unidad y pretende la procreación o producción de vida sin que sea fruto de la manifestación del amor humano.

El amor y el sexo


Todo ser humano tiende a amar y espera ser amado. El término amor es usado con corrección cuando refleja no solo la atracción hacia el otro, sino que este otro es querido en sí mismo y para sí mismo. El otro no es quien satisface mis necesidades sino que es la persona por la que doy o me entrego por su bien. Amor no es recibir, es dar.

Se destacan como características de este amor: la exclusividad, la perpetuidad, la fecundidad y el compromiso.

EL SEXO Y LA IDENTIDAD SEXUAL


La “libertad sexual” se ha traducido en la perdida de la propia identidad natural o biológica en lo que se refiere al sexo de cada persona. Ha proliferado la idea de que la masculinidad, la feminidad, la homo o la heterosexualidad, no son roles naturales sino artificiales en los que la libertad del hombre juega un papel esencial.

 sexo esta determinado por la configuración cromosómica y genética, por tanto la diferenciación y la identidad sexual, están determinadas biológicamente de forma muy clara, constituyen algo dado por la naturaleza.

Diferente es lo que algunos denominan desde la perspectiva de género “orientación sexual”; con este termino se pretende disociar la “conducta sexual” (heterosexualidad, bisexualidad, homosexualidad) de la identidad sexual que por naturaleza le corresponde al varón o a la mujer. Se afirma que la orientación sexual no esta determinada por el sexo sino por factores como la educación, factores culturales, etc.

En el ámbito biológico pueden existir ciertas anomalías en lo referente a la determinación del sexo propiamente tal, por algún defecto orgánico o funcional. En el ámbito psicológico y cultural, pueden existir influencias que lleven a algunas personas a confundir su identidad sexual, pero no por ello hay que hablar de orientación sexual, lo que constituye un eufemismo que pretende normalizar lo que en sí es un defecto.
En el ámbito social se constata una creciente influencia del movimiento feminista que se caracteriza por pretender ocupar los lugares y las funciones que realiza regularmente el hombre. Paradójicamente en lugar de aportar su peculiar punto de vista, su ternura y su sentido maternal, muchas mujeres han terminado imitando al hombre.

Como consecuencia de esta “liberación” aparece la moral bisexual y se incrementa el homosexualismo. Se intenta buscar una base científica a la afirmación que la heterosexualidad y la homosexualidad son aspectos igualmente normales de la naturaleza humana.

Aspectos antropológicos de la sexualidad

Los caracteres del sexo no son solo orgánicos, sino que tienen aspectos psicológicos, sensitivos que son propios de cada sexo, por ello el sexo no solo depende del cuerpo sino de la persona sexuada como totalidad unificada. La sexualidad humana no es una cosa sino que esta formando parte de la persona como totalidad unificada donde estructuralmente el cuerpo y el espíritu no son separables.

Causas de la crisis en la identidad sexual


La identidad sexual se adquiere progresivamente en la infancia y en la adolescencia.

La conciencia de la propia identidad supone un proceso de reconocimiento del propio ser, y es en esta época donde pueden suscitarse causas que afecten la correcta determinación de la identidad sexual de la persona.

La función del padre o madre no siempre se desarrolla como debiera en la etapa adecuada. En muchos casos es la falta de presencia ejemplar del padre o madre lo que se traduce en distorsiones para sus hijos.
           
Junto a la identidad sexual personal que debe asumir cada uno, esta la identidad sexual genérica que depende de la ponderación social. Se ha visto el fomento de la cultura denominada “unisex”, que asume cierta aceptación social y supone un debilitamiento de la esencia de la masculinidad y feminidad autenticas.

En toda persona con tendencia homosexual existe un trastorno de identidad sexual más o menos importante, pero un trastorno de identidad sexual puede dar lugar o no a una conducta homosexual, ya que todo hombre actúa de manera deliberada.

Anomalías


El seudohermafroditismo está marcado por una discordia entre los factores gonádicos y cromosómicos. Pueden existir genitales masculinos y carga cromosómica femenina. El transexualismo supone una disociación entre el sexo y la tendencia psicológica que experimenta en sentido opuesto; el varón psicológicamente se siente mujer.

En la homosexualidad los aspectos físicos del sexo se usan para lograr una satisfacción erótica con personas del mismo sexo. El travestismo se caracteriza por la necesidad de llevar la ropa del sexo opuesto como condición para alcanzar la excitación sexual.

ASPECTOS ETICOS DE LA SEXUALIDAD

Catecismo de la Iglesia Católica

   “La fornicación es la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio. Es gravemente contraria a la dignidad de las personas y a la sexualidad humana, naturalmente ordenada al bien de los esposos como a la generación y educación de los hijos. Es un escándalo grave cuando hay de por medio corrupción de menores” (2333)

La corporeidad y la sexualidad son momentos inseparables del amor conyugal y de la procreación. Los documentos de la Iglesia han aportado argumentos desde el punto de vista teológico y bíblico, y han señalado claros principios filosóficos, antropológicos y éticos a propósito de la sexualidad, partiendo de que solo tiene sentido propio de la dignidad de persona en el ámbito del amor conyugal y cuando se utiliza para dar sustento a una familia con sentido responsable.

El ejercicio de la sexualidad encuentra sentido y rectitud, plenitud humana y justificación, sólo en el matrimonio, donde aparece un lazo de unión en el ejercicio del acto conyugal entre lo que es la dimensión unitiva y la dimensión procreativa, en el sentido de que el acto conyugal debe permanecer abierto a la procreación y de que la procreación debe estar anclada en el acto conyugal.

La sexualidad desde el punto de vista ético supone el respeto del “principio de la veracidad”. El hombre y la mujer no crean ni inventan la sexualidad, pero esta tiene un lenguaje natural que debe ser respetado. La sexualidad es moral y coherente con la persona sólo en la medida en que deja ver su significado, que es el del amor y del don de sí. La sexualidad debe representar la expresión de la fuerza del amor entre las personas en relación a la vocación matrimonial de cada una.

La libertad sexual implica ponderar la responsabilidad que ello supone por las repercusiones que puede tener en los mismos participantes del acto sexual, en la familia y en la sociedad toda. El sexo no es un mero juego, ni puede prescindir de la obligada riqueza de la espiritualidad que implica.

Interesa destacar el principio de la inseparabilidad entre el aspecto unitivo y el procreativo en la unión conyugal, en la medida que pertenece a la propia estructura del amor humano y de la dignidad de la persona y se deriva de la ley natural. Más que el matrimonio como institución, es el amor conyugal que comporta los dos aspectos inseparables: unión y procreación.

Estos razonamientos chocan con el principio según el cual el hombre debe disfrutar todo lo posible durante su vida y tratar de generar todo el placer que pueda, prioritariamente placer sexual. En estos casos el amor queda reducido a genitalidad.

La sexualidad es mucho más que la genitalidad o el placer venéreo. La sexualidad no es solo placer orgánico sino que involucra en forma directa y natural algo mucho más importante, que es la trasmisión de la vida. La relación sexual buscada solo por placer, cerrada al amor y a la vida, caerá fácilmente en el egoísmo o narcisismo y convertirá a la persona en una cosa.

Sobre el cuerpo y la sexualidad no existe poder de disposición, ambos debe ser utilizados con responsabilidad.

Sexo, libertad, responsabilidad y conyugalidad


Catecismo de la Iglesia Católica

“La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la persona y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando esta integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total t temporalmente ilimitado del hombre y la mujer. La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y la totalidad del don” (2337)

“La castidad significa la integración de la sexualidad en la persona. Entraña el aprendizaje del dominio personal” (2395)

Gaudium et spes

“Los actos con los que los esposos se unen intima y castamente entre si son honestos y dignos, y, realizados de modo verdaderamente humano, significan y fomentan la reciproca donación, con la que se enriquecen mutuamente con alegría y gratitud” (GS 49)

El acto sexual es una parte de la sexualidad pero no todo. La sexualidad supone amor expresado a través del cuerpo con posibilidad de trasmitir la vida. A través de ella se produce la integración amorosa y corporal entre personas de distinto sexo.

Cuando se utiliza el sexo solo con fin del placer, se disocia al cuerpo del espíritu y el acto sexual se convierte en un acto orgánico.

El acto sexual debe ser libre y responsable, aceptando las consecuencias posibles, la procreación. Actuar con responsabilidad exige una entrega total de cuerpo y espíritu, lo que exige estabilidad en el vínculo unitivo.

La conyugalidad no es una imposición cultural o jurídica, sino una exigencia de la responsabilidad propia del acto sexual que sea genuino al responder a una realidad espiritual, amorosa, corpórea y psicológica.

Familiaris consortio

“Una primera situación irregular es el del llamado matrimonio a prueba, que muchos quieren hoy justificar, atribuyéndole un cierto valor. La misma razón humana insinúa ya no su aceptabilidad, indicando que es poco convincente que se haga un experimento tratándose de personas humanas, cuya dignidad exige que sean siempre y únicamente termino de un amor de donación, sin limite alguno ni de tiempo ni de otras circunstancias”.

El matrimonio entre dos bautizados es el símbolo real de la unión de Cristo con la Iglesia, una unión no temporal o “ad experimentum” sino fiel eternamente, por tanto entre dos bautizados no puede haber mas que un matrimonio indisoluble.

Esto no se consigue sin una verdadera educación en el amor autentico y en el recto uso de la sexualidad, de tal manera que introduzca a la persona humana en la plenitud del misterio de Cristo” (80)

Declaración persona humana sobre algunas cuestiones de ética sexual por la Congregación para la Doctrina de la Fe

Muchos reivindican hoy el derecho a la unión sexual antes del matrimonio”.

Semejante opinión se opone a la doctrina cristiana, según la cual deben mantenerse en el cuadro del matrimonio todo acto genital humano”.

Jesucristo quiso que fuese estable la unión y la restableció a su primitiva condición, fundada en la misma diferencia sexual.

“No habéis leído que el Creador desde el principio los hizo varón y mujer y que dijo: por eso dejara el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y los dos se harán una sola carne. Lo que Dios unió que no lo separe el hombre”

El amor de los esposos queda asumido por el matrimonio en el amor con el cual Cristo ama irrevocablemente a la Iglesia, mientras la unión corporal en el desenfreno profana el templo del Espíritu Santo que es el cristiana.

La unión carnal no puede ser legitima sino cuando se ha establecido una definitiva comunidad de vida entre un hombre y una mujer.

Para que la unión sexual responda verdaderamente a las exigencias de su propia finalidad y de la dignidad humana, el amor tiene que tener su salvaguardia en la estabilidad del matrimonio.

Las relaciones prematrimoniales excluyen las mas de las veces la prole, y lo que se presenta como un amor conyugal no podar desplegarse en un amor paternal y maternal.

ASPECTOS MEDICOS

Pueden existir situaciones medicas que pongan en tela de juicio el respeto de los aspectos básicos del acto sexual humano. Por ejemplo situaciones afrontadas por enfermos mentales o disminuidos psíquicamente, en los que se plantea la necesidad de privarles de las posibilidades reproductoras del acto sexual, en atención a los abusos que con ellos se pueden cometer. Se enfrenta la posibilidad que el medico pueda recomendar la esterilización de estas personas lo que atentaría contra su dignidad y sus derechos fundamentales. La solución no parece venir por ese lado sino asumir medidas medicas, psicopedagógicas, familiares y sociales para evitar los problemas que se pueden producir en estas situaciones.

ASPECTOS SOCIALES

La familia es la primera y definitiva muestra de la dimensión social y cultural de la sexualidad. La familia es la institución natural para la formación de la personalidad en sus aspectos culturales y sociales. Por desgracia han proliferado las relaciones concubinarias o uniones de hecho, e igualmente las uniones de homosexuales que en forma antinatural pretenden conformar tipos especiales de familia.

Hay que respetar el termino familia para la unión jurídicamente reconocida de un hombre y una mujer para el surgimiento de nuevas vidas.

La familia es una escuela, debe ser el primer ejemplo de lo que es el ejercicio racional de la libertad y el deber de proceder conforme a pautas de justicia, solidaridad y bien común. La educación y el ejemplo recibidos en la vida de familia suelen ser la base para que la persona madure e identifique su sexo, ordene sus valores existenciales y aprenda a defender la vida, proyectándola con la dignidad que merece y dentro de las exigencias éticas y naturales sustanciales.

ASPECTOS EDUCATIVOS

Enseñar supone trasmitir determinados conocimientos sobre un tema, educar implica infundir valores o principios.

Educación sexual no puede suponer enseñar como se usa un preservativo o como se desarrollan los aspectos biológicos de la genitalidad humana; en esta educación se busca algo mas profundo que es “educarse para amar”.

La primera máxima señala que el acto sexual sin amor animaliza y si no esta abierto a la vida, es una acto antinatural.

Son los padres los primeros responsables en la “educación para el amor” que deben brindar a sus hijos.

La segunda máxima pasa por tener muy claro que la genitalidad es sustancial, pues de ella puede surgir la misma vida humana y en consecuencia se comenzara por un claro llamado a la responsabilidad que debe comenzar por un reordenamiento de valores en la persona.

            Existe una contracultura de la educación para amar que circula en los medios de comunicación y en las ideologías de algunos pensadores que priorizando el problema del SIDA o la necesidad de evitar el crecimiento poblacional propician el sexo para el placer sin amor y sin apertura a la vida. Esta mala educación es la que lleva luego a embarazos no deseados en adolescente, al aborto, a la propagación del SIDA, todo debido al incremento de la promiscuidad en los adolescentes.

            El amor supone entrega espiritual y física.

Educación para el amor humano o para el sexo seguro

Se ha confundido lo que es educación para el amor con lo que es educación sexual. Se educa para el uso del sexo en forma “segura” de manera de evitar la procreación y las enfermedades.

La educación que se imparte carece del auspicio de los valores morales esenciales que deben estar presentes en el acto sexual. El tema central se concreta en saber como se usan la gama de anticonceptivos para evitar la procreación sexual o evitar la trasmisión de enfermedades como el SIDA.

Esta educación de carácter hedonista es la puerta del resto de males que caracterizan a la “cultura de la muerte”. Esta forma de educación sexual no hace mas que difundir en niños, adolescentes y jóvenes la anticoncepción y el desprecio por el valor de la vida.

Se promociona como algo natural la fornicación, la masturbación o el homosexualismo. Además introducen en forma solapada la idea de “genero” en sustitución de la de sexo. Se presenta como algo aceptable la existencia de más de dos sexos; se asume como normal el homosexualismo, el bisexualismo, el lesbianismo...

Se pretende distorsionar la verdadera educación sexual implantando una cultura hedonista, individualista y egoísta que presenta como bien de consumo el lograr el máximo de placer como el valor supremo.

La educación sexual debe partir de una visión integral que supone la existencia de un verdadero amor entre un hombre y una mujer, y no mera genitalidad.

FECUNDACIÓN

Es el inicio del ciclo vital del ser humano. No se limita a un acto sino que es el resultado de todo un proceso biológico a partir del cual se inicia un desarrollo constante en el que cada fase de la vida humana se conduce a la siguiente. A parir de la fecundación se inicia un proceso de desarrollo vital y de integración biológica  inexorable que acabara con la muerte del individuo.

Los espermatozoides deberán ingresar  primero al interior del útero, a través del cuello uterino por el canal cervical. A ese nivel se produce en los días cercanos a la ovulación, un fluido o flujo mucoso de características particulares, que actúa como filtro del semen y aporta elementos para la supervivencia de los espermatozoides.

Se requiere la presencia de un promedio de 300 millones de espermatozoides en la vagina de la mujer, de los que solo un pequeño número llegara al óvulo.. la fecundación se da cuando el espermatozoide hace contacto con el óvulo. El espermatozoide se une a la zona pelúcida del óvulo que contiene receptores exclusivos. La adhesión dura unos 15 minutos. Luego el espermatozoide se abre paso a través de la zona pelucida y la atraviesa; esta penetración dura unas 7 horas. El óvulo genera una membrana de fecundación para evitar que los demás espermatozoides ingresen dentro de él.

Es en este momento que el espermatozoide se introduce dentro del óvulo y se cierra la zona pelucida cuando se inicia la nueva vida.

Cuando lo fecundado es un ser humano se utiliza la denominación de concepción o procreación.

CONCEPCIÓN

Como resultado de la fecundación y de la unión del óvulo con el espermatozoide, y luego de haber concluido el proceso ya señalado, se produce la concepción, esto es, el surgimiento de un nuevo ser producto de la unión de dos células también vivas.

Aparece una célula que contiene dos pronúcleos con 23 cromosomas cada uno: el del hombre y el de la mujer con diferente información geneática. Viene entonces la singamia que es el intercambio de información genética y la fusión de los dos pronucleos dando lugar al formación del cigoto.

Después de la unión que configura la concepción resultado de la fecundación, existe un ser vivo, que es sujeto de derecho al que se debe proteger. A los 14 días después de la concepción se produce la anidación en el útero materno.

A modo de conclusión, a partir de la fusión de óvulo y espermatozoide el nuevo ser tiene individualización.

NACIMIENTO


El nacimiento se produce cuando se da la separación del ser ya existente del seno materno, y se corta el cordón umbilical.

El nacimiento es una etapa en el proceso de la vida del ser ya existente como persona. No es que la persona comience con el nacimiento.

PRESELECCIÓN DEL SEXO

La activación del cromosoma Y contra el X es lo que determina el nuevo ser masculino o femenino. Hoy es posible seleccionar el sexo antes de que la criatura sea formada. La pregunta es si ello puede considerarse ético o conforme a la naturaleza.

Asimismo se pretende cambiar el sexo. Aquí existe un atentado contra la integridad e identidad del embrión como persona que debe rechazarse o censurarse desde el punto de vista ético.

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